6 abril, 2017
«Decíles no al paro»: el periodismo militante de Macri
Por Santiago Mayor. Si bien no es novedad que la mayoría de los grandes medios de comunicación apoyan abiertamente al gobierno de Mauricio Macri, con el paro general de este 6 de abril tomaron una posición abiertamente obscena. Los mismos que criticaban el «periodismo militante» kirchnerista, llevan a cabo -burdamente- la misma práctica.

Por Santiago Mayor. Si bien no es novedad que la mayoría de los grandes medios de comunicación apoyan abiertamente al gobierno de Mauricio Macri, con el paro general de este 6 de abril tomaron una posición abiertamente obscena. Los mismos que criticaban el «periodismo militante» kirchnerista, llevan a cabo -burdamente- la misma práctica.
«DECILES NO AL PARO» (sic). Así, sin dejar lugar a dudas (ni tildes), se lee la frase sobre una de las fotos que ilustra una nota del diario Clarín respecto a la jornada de huelga del jueves. «Otro gremio presiona por el paro», apunta el título de otro artículo que se lee en la portada del gran diario argentino.
En La Nación un pantallazo permite ver que la cosa no es muy diferente. Aunque con un poco más de sobriedad, el diario de los Mitre titula: «Mar del Plata: con un afiche, amenazan a los trabajadores que no adhieran al paro»; «Paro del 6 de abril: ¿te vas a adherir?»; «Las estrategias de la gente que quiere ir a trabajar el 6 de abril»; «Cuánto cuesta el paro nacional, según el gobierno»; «¿Cuáles son los gremios que no se suman al paro?». Y en su sección «Videos destacados» uno titulado «Con este paro agrandan a Cristina».
Podría parecer que este es un recorte deliberado pero no. Por supuesto ambos diarios pusieron otros artículos en su portada, pero ninguno referido al paro que deje entrever otra mirada: al menos la intención de explicar los motivos de la protesta o dar a conocer la opinión de algún dirigente sindical.
El periodismo militante
El 26 de marzo de 2016 el diario La Nación publicó un artículo -sin firma- titulado «El fracaso del periodismo militante«. Allí se calificaba a esta forma de ejercer la profesión -con la que el diario asocia, sin distinción, a todos los medios de comunicación afines al kirchnerismo- como «una de las versiones bastardas en el amplio universo de la información». Esta «se multiplica en aquellas sociedades en las que el populismo insiste en abrazar a la democracia».
Además se planteaba que «lo malo del periodismo militante no es que tarde o temprano se mimetiza con la farsa, sino que siempre dice presente cuando el populismo lo necesita».
La nota se vanagloriaba de que estos medios de comunicación encabezados por «empresarios sin experiencia» en el rubro (haciendo alusión directa a Sergio Spolzki) «fracasaron» tanto en el proyecto de ser «rentables como en crear audiencias». Y esto se debió a que su propósito «no era ejercer el periodismo, sino cerrar negocios al amparo del gobierno de turno a cambio de propaganda a favor de ese gobierno».
Algunos años antes, en 2012 y con una mirada un poco más compleja, el mismo medio diferenciaba el «periodismo militante» del «periodismo oficial».
El primero era referenciado en una «larga tradición», que «cultivan todos aquellos que, corriendo riesgos económicos y, muchas veces, políticos, fundan un órgano de prensa para defender una idea, una concepción del mundo». Por su parte el segundo, «se alimenta del dinero de los contribuyentes y, en vez de elaborar una imagen propia de la vida pública, reproduce la que le indican desde las oficinas de la burocracia».
Por supuesto, La Nación no se encuadraba a sí mismo en ninguno de estos dos modelos. «La esencia del oficio periodístico es la credibilidad. Y que esa credibilidad sólo se construye en el ejercicio honesto y sistemático de la crítica», sostenían.
Algo similar hizo el Grupo Clarín durante los últimos años, haciendo eje en el programa «6, 7, 8» que se transmitía por la TV Pública. Títulos como «El ‘periodismo militante’, bajo la lupa crítica de los académicos» o «Para la BBC el ‘periodismo militante’ no es periodismo real» se podían leer regularmente. Las críticas eran similares a las realizadas por La Nación: los medios que recibían una importante pauta oficial no hacían un trabajo crítico y de investigación, sino que se dedicaban a alabar al gobierno.
Paradójicamente, desde su llegada a la presidencia, el macrismo ha beneficiado considerablemente con dinero de pauta oficial a estos medios de comunicación. Tal como reveló Infobae, con información de la Jefatura de Gabinete a cargo de Marcos Peña, el Grupo Clarín recibió en 2016 más de 519 millones de pesos siendo la empresa mediática a la que más recursos estatales le fueron asignados. La Nación por su parte aparece en el quinto lugar con 118.738.384 pesos.
Ninguno de estos medios ha cuestionado que los recursos del Estado se sigan repartiendo de forma arbitraria, sin ninguna ley que lo regule y de acuerdo a la decisión del gobierno de turno. Tampoco se han planteado la posibilidad de ser «rentables» al margen de este subsidio estatal o «plan social» para empresas.
Todo medio es político
En la actualidad, y quizás como nunca antes en la historia, los medios de comunicación (en sus distintas plataformas) actúan abiertamente como partidos políticos. Aquel postulado leninista de 1902 que sostenía que el periódico era un «organizador colectivo», se fue desarrollando durante décadas hasta alcanzar hoy un nivel insospechado.
No hace falta hurgar demasiado para comprender que los artículos que publicaron estos medios de cara al paro están lejos de la «credibilidad» construida en el «ejercicio honesto y sistemático de la crítica» que postulan. Por el contrario buscan abiertamente deslegitimar una medida de fuerza que está avalada por la ley y movilizar a un sector de la población en contra de quienes realizan la huelga y blindar a un gobierno que gestiona sus intereses como propios.
Esta claro que es imposible ejercer el periodismo de forma objetiva e imparcial. Pero así como era cuestionable el «periodismo militante» kirchnerista, ejercido de forma burda y acrítica, también lo es -y en mayor medida, proporcional al poder acumulado- el accionar de estas grandes empresas de comunicación respecto al actual gobierno.
Hace unos años planteábamos en un artículo la necesidad de construir un periodismo donde primen los conceptos del derecho a la información y la responsabilidad social del periodismo. Al día de hoy reafirmamos esa idea. No hablamos de objetividad sino de rigurosidad. Aunque las corporaciones mediáticas intenten tergiversar, manipular u ocultar la realidad, sabemos que no hace falta la denuncia permanente para contrarrestarlas. Lo que hace falta es más periodismo.
@SantiMayor
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.