4 abril, 2017
Venezuela calle a calle
Por Julián Aguirre, desde Caracas. Mientras la polémica diplomática en torno a la situación en Venezuela asciende a nuevo nivel dentro de la OEA, oficialismo y oposición miden sus fuerzas en la calle y buscan hacer de la crisis una oportunidad para inclinar un poco más a su favor la balanza.

Por Julián Aguirre, desde Caracas. Pese a que es una obviedad decir que todos los días hay noticias que contar, en Venezuela esta verdad se muestra gigante en un país acostumbrado a ser el blanco predilecto de los titulares de tapa.
Ni las protestas desatadas en Asunción, Paraguay, ni el proceso judicial abierto contra Michel Temer que amenaza con su continuidad al frente del Ejecutivo brasileño parecen merecer el calificativo de “crisis” que han recibido los hechos recientes desatados en Venezuela.
Credenciales Democráticas
Desde la semana pasada, la movilización tuvo una inyección de efervescencia como reflejo de la disputa diplomática desatada en la Organización de Estados Americanos (OEA). La disputa callejera entre gobierno y oposición se ha desarrollado en espejo con la pulseada diplomática. El martes 28 de marzo, el gobierno convocó a una “marcha anti-intervencionista” para responder a la sesión donde se buscaba definir si se aplicaba la Carta Democrática.
Pese al desgaste sufrido por los reveses económicos, el chavismo encontró una bandera con la que cerrar filas y demostrar que sus distintos miembros no están dispuestos a rendir fácilmente la continuidad del proceso.
La premisa de que el país está viviendo una interrupción del orden institucional y una crisis humanitaria no tuvo el apoyo necesario en el organismo continental. Al día siguiente, se dio un giro inesperado: el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) resolvió, en dos decretos, asumir las funciones que la Asamblea Nacional había dejado de cumplir en tanto se hallaba en desacato.
La polémica estalló nuevamente a nivel internacional mientras los titulares captaban la atención pública anunciando que en el país se estaba dando un “autogolpe”. El objetivo expuesto por voceros extranjeros y portavoces de la oposición es claro: forzar al gobierno a adelantar el anuncio de elecciones, confiando en que el resultado será perjudicial para el chavismo hasta en tanto no se estabilicen los factores económicos. Pero pese a que los medios internacionales mostrasen lo contrario, Caracas no detuvo su ritmo regular.
De ahí en más la oposición local recibió un renovado aire y se dispuso a presionar con acciones de fuerza en la calle y de agitación en los medios para que se implementara algún tipo de sanción diplomática. La decisión de dar marcha atrás con la resolución del TSJ no depuso esta actitud.
La Mesa de Unidad Democrática (MUD), coalición de fuerzas opositoras, viene también padeciendo un desgaste sostenido, exhibido en su dificultad para ganar la calle. La competencia interna por el liderazgo de cara a una eventual carrera electoral; la tensión entre una base cada vez más radicalizada y un liderazgo político que se mantiene a la expectativa mientras confía en el tiempo y la presión internacional como sus principales herramientas han hecho mella en su capacidad de movilizar. En especial ante la incapacidad de capitalizar la victoria que le dio a la MUD mayoría parlamentario, mayoría que solo han usado para paralizar el proceso legislativo.
Historia de dos ciudades
Si bien el corte no es exacto, puede decirse que Caracas se encuentra dividida administrativa y socialmente en dos: el Oeste de bajos ingresos concentra a los grandes barrios, donde se hayan territorios históricos de la organización popular; mientras que el Este reúne a la zona más privilegiada y es desde hace año escenario de las manifestaciones opositoras.
El ritmo, la estética y los ruidos de un lado y otro expresan la polarización social, política y cultural acentuada durante estos años.
Quieres entender qué pasa en Venezuela? Cuál es el problema de fondo? pic.twitter.com/sQIV8oARzo
— Patricia Villegas (@pvillegas_tlSUR) April 4, 2017
El sábado en Chacaíto, en el pudiente Este, tuvo lugar un acto encabezado por diputados de las distintas fuerzas que conforma la MUD. La consigna convocante era “enfrentar a la dictadura” y sus organizadores afirmaban representar la indignación popular.
Los llamados a las Fuerzas Armadas para intervenir se alzaban entre silbidos y las afirmaciones de que no habrá diálogo hasta no se logre la destitución del gobierno, sumado a cantos de “sí se puede” y “si este no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?”. Reunieron poco más de mil personas.
El 4 de febrero el chavismo respondió con una contramarcha. Dirigentes y funcionarios marcharon por miles junto a sindicatos, colectivos, movimientos sociales y las fuerzas políticas de ese bloque social y político que expresa el chavismo.
La calle quema
La acción en las calles se desenvuelve mientras en la OEA la pulseada diplomática se envuelve en nuevas polémicas. El canciller de Bolivia (que ejerce la presidencia pro tempore) calificó de “golpe institucional” el intento de un conjunto de delegaciones de sesionar este martes a sus espaldas. La renovada apuesta por parte de un bloque de países de sancionar diplomáticamente a Venezuela amenaza con poner en tela de juicio la propia integridad de la organización.
Asimismo, la ventaja numérica y la capacidad de organización del chavismo para ganar la calle son contrarrestadas por la mayor influencia y atención que los sectores de la oposición ganan entre los medios, especialmente a través de la acción de grupos de choque.
Estos explotan con efectividad la actitud cooperativa de los medios; una foto sacada desde el lugar y el ángulo correcto y podrá pasarse por alto si la concentración es numerosa o no, pero podrá aumentarse el dramatismo de la escena. Una oportunidad para construir evidencia suficiente que llame a la intervención de la comunidad internacional.
Fuertes enfrentamientos en la avenida libertador de #Caracas #Venezuela #CaosEnVenezuela pic.twitter.com/d5iGAfJy9v
— Yusnaby Pérez (@Yusnaby) April 4, 2017
Así, sobre la avenida Libertador se llevaron a cabo manifestaciones que reunieron a varios cientos de personas que condujeron a choques con efectivos la Guardia Nacional Bolivariana, dejando varios heridos por arma blanca entre las fuerzas de seguridad.
Las redes sociales son el campo de batalla predilecto. Rápidamente circulan videos tomados a mano desde algún celular anónimo. Alimento para el morbo, la simplificación, el titular catastrófico. Sin embargo, no pudo encontrarse prueba alguna de la existencia de colectivos chavistas armados atacando a manifestantes, rumor que rápidamente circuló en canales opositores.
Lo que sí pudo ser captado fue el incendio de un local del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por opositores en la localidad de Barcelona, Estado de Anzoátegui. El hecho fue denunciado por el mismo gobernador, Nelson Moreno.
Mientras tanto, la líder opositora María Corina Machado buscó redoblar la apuesta, haciendo una puesta en escena donde la Asamblea Nacional “sesionó” en medio de la calle y afirmó su decisión de destituir a los magistrados del TSJ.
La crítica situación social y económica junto a la incertidumbre sobre el rumbo que tomará el proceso político ha pasado factura desgastando a ambos bloques, pero eso no les impide aprovechar la oportunidad de demostrar su fuerza.
La democracia en boca de los medios es un muerto que se desentierra y vuelve a enterrar conforme la agenda lo requiere. Los contrincantes midieron en un round más por ganar la calle o la atención pública nacional y extranjera. Y la vida en Venezuela así sigue.
@julianlomje
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