Derechos Humanos

21 marzo, 2017

Nora Cortiñas: «Las Malvinas tienen que volver a ser nuestras»

La titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora visitó las Islas Malvinas como parte de la Comisión Provincial por la Memoria. Allí intentó dialogar con los habitantes, pero todos manifestaron una actitud «hostil». Familiares de caídos le hicieron un escrache a su regreso en Aeroparque.

La semana pasada los miembros de la Comisión Provincial por la Memoria viajaron a las Islas Malvinas para tomar contacto con los isleños con un mensaje de «diálogo, paz y fraternidad». Su primera actividad fue difundir una carta abierta en la que reafirmaban la soberanía argentina sobre las islas y reiteraban el apoyo a las tareas de identificación de los 123 cuerpos que descansan como NN en el cementerio de Darwin.

Nora Cortiñas, titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel fueron parte de la comitiva. La madre de Plaza de Mayo dialogó con el programa «Con el pie izquierdo» de Radio Sur 88.3 y denunció la actitud «hostil» de los kelpers y que sufrieron un «escrache» en Aeroparque en el que un sector de familiares de soldados caídos en las islas les cuestionaron haber hablado de NN (nomen nescio, literalmente «sin nombre», en latín).

 – ¿El objetivo principal del viaje el apoyo a la identificación de los 123 caídos enterrados en el cementerio de Darwin?

– Además de eso fuimos a ratificar nuestra búsqueda, sin bajar los brazos, sobre la soberanía. Porque ahí nos dimos cuenta de que ellos nos hacían sentir como si fuéramos extranjeros totales, de una manera hostil, no de una manera respetuosa. Nosotros ahí ni siquiera éramos turistas.

Tanto es así que los carteles que nos pusieron eran que no iba a haber diálogo si Argentina no desistía de sus reclamos de soberanía. Entonces claro, no iba a haber ningún diálogo. Como que nosotros no tenemos derecho a reclamar la soberanía. Pero eso es lo fundamental, porque los soldados fueron para reafirmar que esas tierras son nuestras, para defenderlas.

Además fueron maltratados por sus mismos jefes argentinos. Entonces nos dolía todo. Nos dolía pensar que estuvieron en esas trincheras, muertos de frío y de hambre, porque a estos militares que acá estaban cometiendo un genocidio no les importó llevar a esos chicos y en vez de cuidarlos como si fueran sus hijos los dejaron morir.

Por eso este viaje para nosotros tiene que ver con comprobar todas las denuncias que trajeron y que están tapadas, con un juicio de hace diez años que está parado. Ese es un territorio que tiene que volver a ser nuestro, como corresponde.

– Cómo parte de la comitiva ¿con quién aspiraban a reunirse para dialogar? ¿esperaban poder tener reuniones con algún funcionario?

-Para nosotros las autoridades de ahí son autoridades de facto, son los colonialistas. Queríamos hablar con docentes, poder conversar con el pueblo, caminar por la calle y encontrarnos. Pero hubo silencio total, no había isleños a mano para conversar. Ibas a un supermercado y estaba vacío, no había gente de ellos como hay acá que va la gente del barrio.

Bueno, los milicos tenían la prohibición de salir a la calle con el uniforme. Ahí hay una base militar espantosa que está violando los convenios internacionales porque esa zona no tiene que ser militarizada. Están manejándose con la cuarta flota y ahí la base militar es impresionante.

Con decirte que la gente del pueblo que quiere ir al cine tiene que ir adentro de la base, es el único lugar donde hay un cine. Bueno, es gente que está cautiva. Ese pueblo está cautivo.

– ¿Qué pasó a su regreso? Tenemos entendido que sufrieron un escrache en Aeroparque.

– Bueno, la gente que nos esperó era un grupo de fachos totales. Lo que hicieron fue una expresión de puro fascismo. ¿Porqué tenían que increparnos si nosotros no fuimos a abrir las tumbas? La idea nuestra es avanzar en eso que dice de que su nombre sólo lo conoce Dios, para que lo conozcan sus familiares. Que sepan, como ellos dicen, que cada uno de los que fue tenga nombre y apellido, que no sean anónimos. Porque más que NN son anónimos.

Pero ellos estaban tan enojados con nosotros. Equivocadamente. Fue muy manejado. La manifestación que hicieron allí en el Aeroparque era muy manejada. Después se acercó una mujer con la que terminamos abrazadas y decía: “Yo te conozco, te sigo hace años, Nora”. Y nos pusimos a charlar y ella en un momento se dio cuenta de que lo que estaban haciendo era ridículo.

Cuando asumió Alfonsín lo primero que hicieron con las excavadoras fue entrar a los cementerios y con esas palas mecánicas se metían en las tumbas NN a levantar los cuerpos. Fue trágico, hemos llorado y llorado. Ese era el modo que tenían de mostrarnos que ahí estaban los cuerpos de los desaparecidos, hasta que apareció el Equipo de Antropología Forense y empezó un respeto muy grande por lo que cada familiar indicaba de una tumba donde podía estar su hijo o su hija. Creo que es sagrado eso. Cualquier familia tiene derecho de acuerdo a su religión, a su pensamiento, a la vida de cada uno, de disponer cómo quiere recuperar el cuerpo ese del hijo.

Pero bueno, el viaje ha sido extraordinario, con el ex combatiente que nos detalló que pasó en cada lugar que visitamos, cada pedacito de tierra nuestra. Fue una experiencia extraordinaria. Única no, porque pensamos volver. Y sin entrar con pasaportes.

– Se aproxima un nuevo 24 de marzo y un nuevo aniversario del último golpe de Estado ¿Por qué tenemos que seguir marchando?

– Tenemos que seguir marchando porque primero hay que repudiar lo que fue la dictadura cívico-militar, con una parte de la Iglesia y manejada por el poder económico. Repudiar con toda la fuerza eso para siempre.

Y después cuestionar todas las secuelas que dejó y seguir exigiendo que nos abran los archivos y que nos digan qué pasó con todos y cada uno de nuestros desaparecidos. Que los jueces abran los archivos y digan a quién entregaron los bebés apropiados de sus madres cautivas embarazadas. Porque hay más de 400 o 500 jóvenes que hoy no conocen su verdadera identidad.

Creo que además hay que repudiar todo lo que hemos heredado de esa dictadura sangrienta y seguir pidiendo toda la verdad y la justicia. Hay mucho para pedir porque la dictadura dejó un lastre muy pesado, dejó estropeada la economía, dejó el país destrozado. Y después cada gobierno hizo sus cosas.

Y este último desarmó muchos programas que apuntaban a la búsqueda de la verdad y la justicia. Los destruyeron. Nos da mucha pena que haga eso un gobierno que ganó con votos, aunque sea ajustadito.

Nos encontramos con este flagelo de la desocupación, los desalojos por todos lados, el maltrato a los movimientos sociales. Queremos recuperar un camino de democracia con respeto de todos los derechos del pueblo.

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