20 marzo, 2017
Tres años de periodismo popular
Por Santiago Mayor. Este domingo 19 de marzo Notas cumplió su tercer año de vida. Si bien muchas cosas han cambiado en el país y el mundo desde nuestro nacimiento a principios de 2014, la apuesta por un periodismo popular sigue vigente y cobra más fuerza en la etapa actual.

Por Santiago Mayor*. Este domingo 19 de marzo Notas cumplió su tercer año de vida. Si bien muchas cosas han cambiado en el país y el mundo desde nuestro nacimiento a principios de 2014, la apuesta por un periodismo popular sigue vigente y cobra más fuerza en la etapa actual.
El año pasado, en un editorial de este portal, marcábamos como la llegada de Mauricio Macri a la presidencia implicó una transformación muy profunda del mapa mediático argentino. A la concentración aun mayor de empresas periodísticas tradicionales se sumó el relegamiento -o directamente su cierre definitivo como en el caso de Infojus Noticias– de medios, periodistas y programas que, más allá de su variedad, poseían una mirada crítica y garantizaban una mayor pluralidad ante el nuevo escenario.
Asimismo, a la crítica estructural que planteamos ante los medios alineados con el gobierno de Cambiemos que tienen su máxima expresión en el Grupo Clarín, sumamos un cuestionamiento a cierto propagandismo surgido al calor de las primeras resistencias al macrismo.
De aquellas plazas convocadas por las redes sociales emergieron medios de comunicación nuevos que hicieron del antimacrismo exacerbado su única bandera. Lo mismo sucedió con algunos periodistas y programas de radio y televisión frente al cambio de etapa política que vivió y vive el país.
Cuestionamos en aquel entonces y mantenemos esa crítica hoy, la idea de pensar al periodismo y la comunicación como un instrumento de denuncia permanente, muchas veces exagerada y con un manejo apresurado o desprolijo de la información. Similar en muchos casos a las que de este lado del mundo le criticamos a las grandes empresas de medios que manipulan, tergiversan y hasta mienten deliberadamente solo con un fin político determinado.
Eso, en última instancia, es una subestimación de nuestro público. De las y los lectores, oyentes o televidentes. Del pueblo.
Los grandes medios de comunicación son una herramienta fundamental de las clases dominantes pero no son todopoderosas. Pocos hechos lo dejaron más claro que la victoria de Donald Trump en EE.UU. contra la voluntad de casi todo el establishment económico, político y, sin dudas, mediático. La crisis no puede ser tapada por siempre. El blindaje de los medios no es suficiente cuando el bolsillo se vacía más rápido y las calles se llenan de gente.
Muchas veces, desde el campo popular (y sus medios de comunicación), caemos en una simplificación burda: pensar que la gente fue y es simplemente “engañada” por los medios. Que si Macri triunfó se debió a cómo esas empresas periodísticas operaron discursivamente y un par de pases de magia de Durán Barba.
Las transformaciones que vivió nuestro país y que se viven a nivel mundial exigen construir un nuevo lenguaje que pueda poner en tensión y traccionar los sentidos que se construyen y disputan todos los días, en todos los ámbitos. Que incluyen a los medios y los eslóganes políticos, pero que los desbordan y superan.
De poco sirve repetir fórmulas. No es sencillo, pero es una tarea que hay que darse.
De un año a esta parte
La situación social y política no es la misma hoy en Argentina que en marzo de 2016. Por aquel entonces el macrismo todavía contaba con un margen más amplio de maniobra. Apenas llevaba unos meses de gobierno, el argumento de la herencia recibida era potente y las promesas de un venturoso segundo semestre convencían.
Ahora, en cambio, venimos de una contundente movilización político-social que tuvo su máxima expresión en las manifestaciones del 6, 7 y 8 de marzo. Que esta semana seguramente se repita en la Marcha Federal Educativa y la movilización del 24 marzo. A eso se suma el desgaste de un gobierno que ha visto bajar sus índices de aprobación considerablemente y se ha manchado en una de sus principales banderas: la anticorrupción.
Esto no quiere decir que el macrismo esté en una crisis terminal y habrá que ver como se expresa esa lucha callejera en el plano político institucional. Sobre todo, en este año electoral.
Tampoco habilita ahora a confrontarlo con un discurso que no fue efectivo en las elecciones de 2015 ni en todo 2016. Pero sí abre una posibilidad de profundizar, reforzar y retroalimentar la dinámica de movilización popular y construcción de una alternativa al modelo neoliberal a partir de una producción periodística seria y rigurosa.
Hoy la disputa de sentido que se presenta en la paritaria docente es un claro ejemplo de ello. El gobierno busca allí no sólo resolver un problema económico (mantener el techo de 18% en la paritaria y que sea una negociación testigo para otros gremios) sino también un triunfo ideológico que consiste en estigmatizar la lucha docente y la organización sindical. Señalando el paro como un método que no funciona, financiando el carnerismo y responsabilizando a los propios docentes por la privatización de la educación.
Un periodismo con sentido del momento histórico
Por todo lo dicho anteriormente tenemos la tarea de rompernos la cabeza pensando cómo elaborar un periodismo que pueda disputar realmente el sentido común y el imaginario social.
Que entienda de la mejor manera la utilización de múltiples plataformas -textos, imágenes, videos- que permitan una mejor llegada y al mismo tiempo que aproveche las redes sociales sin idealizar un espacio que, producto de su propia lógica (y unos cuantos algoritmos nada inocentes), adopta un proceso de guetificación donde se corre el peligro de hablar solo con quienes piensan parecido.
Un periodismo que sea más profesional desde el oficio en sentido estricto, pero también desde los derechos laborales. Si los trabajadores y trabajadoras de prensa nos organizamos y peleamos por lo que nos corresponde, estaremos en mejores condiciones para avanzar en estas tareas.
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El próximo 25 de marzo se van a cumplir 40 años del asesinato de Rodolfo Walsh. Un hombre que supo ver y problematizar ante cada momento histórico cual era el horizonte del periodismo que nos tocaba construir a los que estábamos de este lado del mundo (o de las vallas como nos gusta decir a algunos). Ese que nosotros denominamos popular.
Walsh vio la necesidad de un periodismo que acompañe los diferentes procesos del pueblo. Desde el periódico de la CGT de los Argentinos en la resistencia la dictadura de Onganía, pasando por el diario Noticias en la primavera camporista, hasta llegar a la Agencia de Noticias Clandestina (Ancla) y Cadena Informativa tras el golpe genocida de 1976. Medios distintos para momentos distintos. Discursos y lenguajes diferentes para momentos diferentes.
Notas cumple tres años y en esa tarea estamos. Con aciertos y errores, pero siempre entendiendo que la información es un derecho popular y el periodismo, hoy como ayer, una responsabilidad histórica.
@SantiMayor
* Periodista. Integrante del Equipo Editor y Consejo de Redacción de Notas – Periodismo Popular
Foto: Malena Quinteros
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