Nacionales

20 marzo, 2017

Andrés Malamud: «Si la economía no arranca, la elección está perdida para Macri»

El politólogo Andrés Malamud analizó en una entrevista con el programa «Quemar las Naves» de Radio Sur 88.3 el devenir político del gobierno de Cambiemos. Las diferencias entre Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, así como también las posibles estrategias de cara a las elecciones legislativas.

El politólogo Andrés Malamud analizó en una entrevista con el programa «Quemar las Naves» de Radio Sur 88.3 el devenir político del gobierno de Cambiemos. Las diferencias entre Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, así como también las posibles estrategias de cara a las elecciones legislativas.

– ¿Cómo analizas la situación actual del gobierno en este mes de marzo que ha estado marcado por importantes movilizaciones de rechazo a sus políticas?

– El mes de marzo fue malo para el gobierno, sobre todo para el gobierno nacional. Porque hay dos gobiernos, el otro es el de la provincia de Buenos Aires que parece haber reaccionado mejor.

Ya vimos varios gobiernos paralizados en los últimos años. Dos veces fue el kirchnerismo después de sendas derrotas en elecciones intermedias, y sin embargo se recuperó. Por eso es importante decir esto: que un gobierno esté grogui no significa que esté muerto.

Pero en este momento en el gobierno nacional no se vislumbra una reacción. En el gobierno provincial si y esto es interesante porque siempre tuvimos la sospecha de que María Eugenia Vidal no representaba lo mismo que Mauricio Macri.

Eso no significa que estén peleados, siguen siendo dos gobiernos que trabajan coordinados y sigue habiendo mucha lealtad de parte de la gobernadora hacia el presidente. Pero parece que empieza a haber ya una bifurcación en función de lo que piensan de la política y de cómo enfrentan los problemas.

– ¿Qué hechos concretos o declaraciones ves que pongan de relieve esta bifurcación?

– Lo fundamental son las declaraciones de Vidal con una estrategia para enfrentar el paro docente. El gobierno nacional no tiene estrategia, se mantiene en su posición de que no convoca a la paritaria nacional, mientras que la gobernadora salió a dar pelea.

Esto de darles una bonificación a los trabajadores que no paran es una forma muy extraña y probablemente ilegal. Sin embargo es una forma de traducir en Argentina lo que es normal en otros países y es que los trabajadores que van a la huelga no cobran salario.

En el mundo, el trabajador que para no cobra. Pero es el sindicato el que se hace cargo de los huelguistas. Los gremios tienen dinero y eso se utiliza justamente para financiar los paros.

En Argentina no. Es siempre la patronal la que paga el sueldo. Entonces Vidal decide generar una diferencia entre el que para y el que no a través de un bono, en vez de un descuento. Pero si eso es ilegal alguien tiene que reclamarlo ante un juez. Y los que pueden hacerlo son el sindicato o los trabajadores en huelga que de esa forma se transformarían en carneros de los carneros.

Irían a la Justicia para evitar que sus compañeros reciban un bono salarial. Así divide la gobernadora al frente sindical. Es una maniobra muy inteligente.

– Recién dijiste que el gobierno nacional se quedó sin estrategia para este conflicto pero ¿cómo estas viendo al gabinete y al presidente? ¿están a la defensiva o para decirlo burdamente: a los tumbos?

– Si. Tiene gente muy inteligente ese gabinete, homogéneo, pero además disciplinado. Esto quiere decir que nadie toma la iniciativa porque todos tienen temor de que les tiren de las orejas o de las cuestiones judiciales que pueden seguir a, por ejemplo, firmar un convenio o adjudicación de obras públicas.

Hay mucho temor por parte de los ministros y funcionarios de hacer cosas. Este parecía que era un equipo que venía a comerse la cancha y sin embargo la iniciativa quedó en manos de la cabeza. Y si esa cabeza no ordena, el resto no ejecuta.

Ahí se ve la diferencia con la provincia de Buenos Aires. Es la gobernadora la que toma la iniciativa, mientras no se observa la misma actitud en el gobierno nacional donde están viendo a ver que pasa con este cambio cultural que nunca acontece. Están sorprendidos de que la gente no esté cambiando más rápido.

Esta idea del hombre nuevo, de acabar con el hombre viejo que era un súbdito de la explotación capitalista, era de la izquierda. Y el cambio cultural es un concepto profundamente revolucionario que era encarnado por gente como el «Che» Guevara.

Es raro que la derecha o el centro promueva esto del cambio cultural. En general ellos dicen que la gente es como es, hay que respetar sus preferencias y conseguir que vivan mejor a partir de lo que ya está dado. Sin embargo el discurso del gobierno de Cambiemos es cambiar a las personas, lo que no estaría ocurriendo.

– Una de las cosas que se ve que el gobierno intenta trabajar es la confrontación y polarización con el kirchnerismo, con la herencia recibida ¿considerás que esto es un planteo que le puede resultar útil de cara a las elecciones de medio término en un año donde las certezas económicas todavía no aparecen?

– Si la economía no arranca, no hay nada que el gobierno pueda hacer. Si la economía no arranca, la elección está perdida.

La expectativa del gobierno es que arranque y que lo haga con fuerza. Pero lo más probable es que arranque poco y despacito. Eso es lo que deja margen para los aciertos y errores de los distintos actores.

¿Cuál sería el acierto del gobierno? Tienen que polarizar pero a la vez fragmentar a la oposición. Esto es paradójico, porque al mismo tiempo que dividen a los opositores tienen que polarizar con el fragmento más antipático. Y en función del estado de la economía no queda claro cual es ese sector. Si es el kirchnerismo como tal, si son los sindicatos, si es alguna otra parte del peronismo o la izquierda.

El gobierno piensa que le conviene polarizar con el kirchnerismo. El problema es que si identifican a actores sociales como kirchneristas y los combaten se están enemistando con votantes. No solamente con lo que ellos interpretan que es la corrupción del gobierno que los antecedió.

– En relación a esto último que planteas, en la movilización que convocó la CGT el 7 de marzo se planteó que había mucho votante de Cambiemos mostrado su descontento con el gobierno ¿qué reflexión te merece eso?

– Sin duda es así. Este sábado se publicó una columna de Eduardo Fidanza en La Nación donde él identificó cuales son los sectores duros que votan por Cambiemos pase lo que pase, cuales lo votan pero pueden cambiar y cuales los que nunca lo votarían.

Él dice que el sector que está en el medio es el que está perdiendo la paciencia. Recordemos que Cambiemos sacó en la primera vuelta el 33% de los votos. El otro 18% se agregó en la segunda vuelta y no había votado por Macri.

Esa gente votó a Cambiemos porque le tenía horror al kirchnerismo o porque pensó que era lo menos malo. Pero si el kirchnerismo no aparece como un cuco que asusta lo suficiente esa gente está suelta. El gobierno trata de mantenerla polarizando con ese sector pero es una misión prácticamente imposible en una elección legislativa.

La elección legislativa fragmenta el voto. La gente no siente necesario el voto útil al menos malo. Puede votar al bueno aunque sepa que sale tercero o cuarto. Entonces con el 35% en la provincia de Buenos Aires se puede ganar la elección.

– ¿Cómo ves a la oposición ante esa estrategia del gobierno?

– Hay un gobierno, pero no hay una oposición, hay muchas con diferentes intereses. Me da la impresión de que al kirchnerismo le conviene todo lo que sea desgaste del gobierno aunque ellos también se desgasten un poco. El kirchnerismo está lo suficientemente desgastado como para no perder más. Tiene un piso duro que en la provincia se acerca al 30%. Así que si logran que el gobierno baje de eso están cerca de ganar la elección.

Hay gente en el gobierno que se ilusiona pensando que la gente se asusta con el escándalo sindical en la calle. Pero los que piensan así votan a Cambiemos en cualquier caso. Hay que definir a los que están en el medio que no les gusta que la economía no arranque.

– Todavía no apareció el factor que, por lo menos muchas consultoras lo ponen como central en la caída de la imagen de Macri, que es el escándalo del correo. Que no es el único pero si el más emblemático.

– Es el más emblemático pero hubo una serie que desgastó la imagen del gobierno. Esto es parte de un concepto con el que inicia su mandato el presidente que es un concepto equivocado. Él dice: «Mi familia y mis amigos no tiene la culpa de que yo sea presidente, si hay una licitación ellos se pueden presentar». Y eso es profundamente equivocado.

Cuando llegó a la Presidencia su familia y amigos dejaron de ser como cualquier hijo de vecino. Pasaron a ser medidos con otra vara por lo cual están obligados a perder negocios en Argentina. Sino lo paga la imagen presidencial.

Se enteraron tarde y ahora están tratando de legislar el conflicto de intereses pero lo están haciendo no muy bien. Eso tiene que pasar por el Congreso y no por decretos. El Ejecutivo no se puede regular a sí mismo. Eso se lo factura la gente y no otro partido, porque otros partidos no se jactan de la honestidad, Cambiemos si.

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