Cultura

13 marzo, 2017

La causa justa de Osvaldo Lamborghini

La obra está basada en un cuento legendario de Osvaldo Lamborghini y puede escucharse como una metáfora de la vida política argentina. Violencia irresistible, palabras vacías que no pueden entablar diálogo con los golpes, con el miedo. La palabra se torna inservible.

Partiendo de la historia de Nal, el arquero culón, personaje arquetípico que a veces es capaz de dejar de serlo, la obra muestra el momento en que un grupo de compañeros de trabajo se dispone a jugar un partido de futbol. En un momento de chacota, después de haber tomado lo suficiente, uno de ellos, bromeando y alardeando, le dice a otro: “Si yo fuera puto, te la chupo”. Tokuro es un ingeniero japonés que integra el grupo y no entiende de bromas. Para él, las palabras tienen sentido literal, y nada más. Su criterio del honor y de la palabra pronunciada es irreducible. La época se sitúa en los años ochenta. La Guerra de Malvinas. Exige que quien dijo lo que dijo,  cumpla con su palabra, es decir, consumar la fellatio.

Tokuro, como supone el estereotipo de todo japonés, es un experimentado luchador. El hombre solo habla el lenguaje de la violencia. Todos quedan paralizados frente a la amenaza del arte marcial que domina el oriental.

La obra está basada en un cuento legendario de Osvaldo Lamborghini, escritor y poeta neobarroco que militó en la derecha del peronismo y se exiló en España en la década del 70, donde murió en 1985. Su escritura rompe abiertamente con los cánones de su época. El sexo, la violencia física y corporal son una presencia constante en su literatura.

La causa justa puede escucharse como una metáfora de la vida política argentina que se inicia sobre todo en 1955. Violencia irresistible, palabras vacías que no pueden entablar diálogo con los golpes, con el miedo. La palabra se torna inservible, irrelevante frente a la fuerza. El diálogo pierde consistencia y se convierte en el monólogo de la fuerza.

Mariano Bassi pone en escena este cuento de manera excepcional. Está solo en escena pero el espectador está constantemente acompañado por una multitud de personajes en distintas situaciones. Bassi es dueño de un sinnúmero de recursos gestuales y físicos que permiten pensar en la presencia de varios actores que se van rotando en el escenario. Aún en los momentos más audaces de la puesta el actor maneja la sutileza con una maestría admirable.

Sin dudas, la dirección de Cristian Palacios es determinante para lograr el clima de sofocación que produce el texto. Excelente puesta y manejo de luces. Tal vez la elección de la música no fue el punto más acertado.

En síntesis, el espectador debe saber que se trata de una obra basada en un texto muy provocador, donde su puede asistir a un capolavoro actoral y al mismo tiempo mirar la realidad desde un ángulo impensado.

Ben Davis Min

Ficha Técnica:

Dramaturgia: Mariano Bassi y Cristian Palacios
Actúa: Mariano Bassi
Vestuario: Natalia Alayón Bustamante
Diseño Lumínico: Javier Vázquez
Asistencia de Dirección: Tomás Graziano
Dirección: Cristian Palacios
Producción: Compañía Nacional de Fósforos y Eterna Compañía
Prensa y comunicación: Analía Cobas y Cecilia Dellatorre
Duración: 60 minutos.
Espacio Lavallén
Solís 1125. Ciudad de Buenos Aires
Jueves a las 21.00 horas

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