Vivas, juntas y luchando

“Sí se puede, sí se puede, el primer paro a Macri se lo hacemos las mujeres”. Así, con un grito irónico, cierto y poderoso se movía la columna del Paro de Mujeres. Este miércoles 8 de marzo, este Día de la Mujer Trabajadora, el mundo se convirtió en un gran terremoto feminista.

En la Ciudad de Buenos Aires se movilizaron 200 mil personas en un reclamo que atravesó todas las aristas de los derechos de las mujeres. En un 2017 que comenzó aumentando la cantidad de femicidios, las mujeres siguen reclamando por sus vidas en un sintético “Ni una menos, vivas nos queremos”. Pero además de la defensiva de supervivencia, esta vez, y desde el primer paro de mujeres, fueron por mucho más.

Con un sol que atravesaba toda la Avenida de Mayo, la columna empezó a avanzar alrededor de las 18 hs. Bandera tras bandera se ordenaban las diferentes organizaciones políticas y sociales junto a los gremios y sindicatos. Trapos violetas feministas, multicolores diversos y verdes de la Campaña por el Derecho al Aborto, se veían a paso firme.

En Plaza de Mayo las esperaba un cartel que no pasaba desapercibido: “Ni una menos, el Estado es responsable”.

Organización

Frente a un Gobierno que aplica sin reparos un ajuste salarial tras otro, a la vez que no abre paritarias docentes y mientras los varones dirigentes de la Confederación General de los Trabajadores (CGT) arrugan y negocian, las mujeres paran. Se plantan, ponen el cuerpo y marchan. Ante un contexto socioeconómico que implica un revés directo hacia ellas, no se quedan calladas.

“Que organizadas que se nos ve, que las mujeres dirijan la CGT”, se escuchaba a coro entre las banderas violetas. Y efectivamente las mujeres están organizadas. Se ve en las calles, en las asambleas, en los barrios y las casas populares. La sororidad, esa hermandad entre mujeres, está sacando brillo.

“Nosotras paramos”: por los derechos laborales

Hoy la brecha salarial entre hombres y mujeres llega en promedio a casi un 27% . Esto significa 22 mil pesos menos por año, sólo por ser mujer. Por eso también marcharon.

“Yo hacía el mismo trabajo que mi supuesto encargado varón y a él le pagaban más, cuando pedí que me igualaran porque las tareas eran las mismas me dijeron que no”, dice Dámaris de 27 años, y agrega: “No puedo ni contar las veces que me banqué ‘chistes’ machistas en el trabajo como ‘dejá, ni le expliques, no lo va a entender ella’, o comentarios sobre mi ropa ‘poco femenina’ según ellos”.

Sofía contó indignada que en su trabajo les regalaron cupones de manicura para todas. A metros de ella otra chica sostenía un cartel que afirmaba “no queremos flores, queremos derechos”. Cada vez queda más claro: menos chocolates y más igualdad.

Faltan un montón

Justicia por Diana Sacayán, absolución para Belén, en homenaje a Lohana Berkins. En recuerdo de todas las lesbianas y travestis asesinadas. Por eso también se marchó. Fueron incontables los nombres evocados, las injusticias doliendo y las fotos remarcadas.

Faltan todas las que fueron víctimas de un sistema machista que mata, faltan las que están presas por ser mujeres y negras como Milagro Sala, o lesbianas y pobres como Higui.

Ninguna fue olvidada entre las 200 mil que hicieron temblar el asfalto.

La internacional feminista

Fueron 54 los países que unieron a miles de mujeres en la calle. Un mismo día, un mismo mundo, una misma lucha: la igualdad.

“Me impresiona pensar que aunque sea en horarios diferentes hay millones de mujeres reclamando lo mismo, juntas más allá de las nacionalidades”, reflexionó Mariana.

Si el patriarcado no tiene nacionalidad, el feminismo demostró este 8 de marzo que también supera todos los límites fronterizos, sin vuelta atrás.

Rocío Varela – @rociovarelac

Foto: Bárbara Leiva