8 marzo, 2017
Movilización contra el vaciamiento del cine argentino
Asociaciones de documentalistas convocan este jueves al mediodía a una movilización frente al Instituto de Cine para reclamar contra sus políticas que tienden a concentrar la producción de cine en manos de grandes productoras y se lleva por delante las conquistas logradas en los últimos años por los realizadores independientes.

Documentalistas de asociaciones reconocidas por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), entre las que se encuentran Documentalistas Argentinos (DOCA), Cine Documental (RDI), Directores Argentinos Cinematográficos (DocuDAC), Red Argentina de Documentalistas (RAD), Directores Independientes de Cine (DIC) y la Asociación de Directores y Productores de Cine Documental Independiente (ADN), convocan a los trabajadores de la producción audiovisual a reclamar este jueves 9 a las 12 frente al edificio del INCAA, Lima 319, “en defensa del cine nacional” frente a una política de vaciamiento.
La iniciativa se difundió este lunes a través de un texto en el que se responsabiliza a la actual gestión del organismo por poner en riesgo la independencia y la diversidad de la producción cinematográfica “desde la selección de proyectos, fomento, concursos, presupuesto, gestión administrativa, distribución y exhibición”.
En el documento, difundido a través de las redes sociales y que ya cuenta con más de 500 adhesiones, las organizaciones denuncian que el INCAA puso en marcha un Nuevo Plan de Fomento, en línea con las políticas nacionales, que tiende a concentrar la producción de cine argentino en manos de grandes casas productoras y se lleva por delante las conquistas logradas en los últimos años por los realizadores independientes.
Además de la concentración, los documentalistas destacan que las nuevas resoluciones habilitan la designación de jurados a discreción. “Estamos pidiendo una representación real del documentalismo. Hasta el 2007 era difícil encarar una producción, había que acreditar experiencia. Cuando logramos la resolución 632, con la vía digital, con el financiamiento que se configura por un porcentaje de la entrada que se paga por ver cualquier película, nacional o extranjera, los documentalistas podíamos elegir democráticamente a los jurados, procurando diversidad temática, transparencia en las convocatorias y un federalismo e idoneidad garantizados”, explicó a Notas Aníbal “Corcho” Garisto, productor y director cinematográfico de la RDI.
Durante los últimos diez años, el documentalismo argentino aportó un promedio de 63 películas anuales -más de la mitad del cine nacional que se hizo desde entonces- con un 5% del total del presupuesto asignado a Fomento y con resultados superlativos en cuanto a la representación de la producción audiovisual, con participación en festivales nacionales e internacionales.
A pesar de su carácter magro , esta asignación permite la consolidación de realizadores jóvenes que logran concretar proyectos a otra escala (como en el caso de Andrea Testa, directora de Pibe chorro y co-directora de la ganadora como Mejor película de la última edición del BAFICI La larga noche de Francisco Sanctis) o la continuidad de producciones independientes de realizadores experimentados como Edgardo Cozarinsky (con Carta a un padre, 2013), por citar algunos ejemplos. “Vale aclarar que ese fondo no surge de la plata de los jubilados ni de ningún delirio por el estilo, sino del impuesto que se le impone a las entradas de cine”, concluye Garisto.
Sin embargo, las organizaciones coinciden que las nuevas pautas no solo afectan la producción documental desde el plano económico sino que atenta contra la diversidad de propuestas, imponiendo un relato único a través del silenciamiento de contenidos, amenazando el patrimonio cultural que el género supo conseguir.
“Golpe de muerte al documental”
Fernando Krichmar, realizador documental y fundador de DOCA, aseguró a Notas que la gestión del presidente del INCAA, Alejandro Cacetta, “le quiere asestar un golpe de muerte al documental al sacarnos la elección de los jurados y dejarlas en manos de funcionarios políticos que responden al gobierno del PRO, que tiene entre sus ideales el negacionismo del genocidio, lo cual implica un control ideológico de lo que se filme”.
Acerca de las consecuencias de los jurados impuestos, Garisto planteó que desde las organizaciones de documentalistas “hay que fomentar el cine documental porque va mucho más allá del estreno de una sala de cine”. Y agregó: “Eso le da lugar a personajes ocultos en nuestra historia y que de otra manera la gente no podría acceder dentro de una lógica de mercado. Un documental puede ser visto años después con una mirada particular y singular sobre alguna situación, con una mirada no mediatizada por los intereses de una empresa periodística. Además, muchas de estas realizaciones hechas a través de la vía digital generaron muchas fuentes de trabajo”.
La burocracia jugando en contra
Otro de los reclamos fundamentales es “terminar con el freno administrativo interno del INCAA”, esas trabas burocráticas que van surgiendo en el recorrido de que una propuesta audiovisual desde que toma forma de expediente en la Mesa de entradas hasta que recorre cada oficina del Instituto, llega al comité evaluador y, de ser aprobado, se ejecuta y se salda todo el financiamiento en cuotas, con el proyecto tal vez ya estrenado. Garisto detalló: “Esas trabas atentan contra la producción independiente, las detiene. Muchas veces se tarda mucho en liberar las cuotas y se ha llegado a cancelar un proyecto en pleno rodaje por no poder pagar a los trabajadores de los equipos artísticos o técnicos”.
Mal que le pese a quienes están cambiando las reglas de la producción documental, es válido aclarar que muchos realizadores y realizadoras a nivel nacional van en contra de la lógica expresada por la versión amarilla del INCAA. Están en contra de la meritocracia de los puntajes, el conflicto de intereses, de sacrificar tramas argumentales en favor de encontrar un amparo económico dentro de una lógica empresarial del cine. Del mismo modo, hay muchos espectadores que buscan ver un cine con compromiso social y cultural, lejos de los grandes tanques de la industria.
Krichmar denunció: “Esa gente que han puesto nos está boludeando”. Y anticipa: “Este jueves les vamos a demostrar que el cine argentino existe, que es poderoso, que se moviliza y que tiene sangre en las venas, y la sangre que tiene es la de Osvaldo Bayer, la de Fernando Birri y la de tantos compañeros que la han derramado como Rodolfo Walsh, el ‘Tigre’ Cedrón, Quique Juárez y nuestro querido Raymundo Gleyzer». “Permítannos seguir nuestro cine documental, que lo hacemos con un miserable porcentaje del fondo de fomento y hacemos la mitad de la producción nacional, ganamos premios y llenamos salas”, concluyó.
Gabriela Franchini – @gabyfranchini
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