Educación y Ciencia

2 marzo, 2017

Feria de Ciencias callejera en todo el país contra el recorte presupuestario

Este miércoles al mediodía Mauricio Macri se retiró del Congreso de la Nación tras haber finalizado la apertura de sesiones ordinarias. De un lado de la valla, los granaderos a caballo escoltando el auto presidencial; del otro, investigadores e investigadoras realizaron una Feria de Ciencias en rechazo al recorte al área de Ciencia y Técnica.

Este miércoles al mediodía Mauricio Macri se retiró del Congreso de la Nación tras haber finalizado la apertura de sesiones ordinarias. De un lado de la valla, los granaderos a caballo escoltando el auto presidencial; del otro, investigadores e investigadoras realizaron una Feria de Ciencias en la plaza frente al edificio para dar a conocer sus trabajos y rechazo al recorte presupuestario al área de Ciencia y Técnica.

Dentro del Congreso de la Nación, Mauricio Macri sostuvo que “la ciencia y la tecnología son claves para el crecimiento”, afuera, gran parte de la comunidad científica salió a la calle a repudiar el ajuste presupuestario y el desmantelamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) ejecutado por Cambiemos. Desde las 10 de la mañana, la iniciativa de la Feria de Ciencias tuvo lugar en al menos 16 ciudades del país.

Stands de estudiantes de biología que explicaron sobre las Abuelas de Plaza de Mayo y la genética; otros que dieron a conocer «Qué se investiga en Letras»; exposiciones como «Ciencia Abierta en Argentina: una ¿nueva? alternativa», por STEPS América Latina; «Los trabajadores y su organización en el lugar de trabajo: aportes a la investigación y los procesos judiciales», del Área de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO); o una exposición interactiva llamada «La física cuántica para todos» fueron algunas de las intervenciones que conformaron el escenario en Capital Federal, en el cual los científicos buscaron acercar a la sociedad sus investigaciones, visibilizar su trabajo y darle valor.

“Esta intervención directa en la vía pública da a conocer muchas áreas de investigación sumamente importantes para el país, que usualmente son desconocidas ya que no pertenecen a las ciencias duras y son consideradas como no son útiles”, comentó a Notas Florencia Arancibia, becaria pos-doctoral del Conicet. “Es una medida más de un plan de lucha organizado que estamos implementando desde diciembre del año pasado”, agregó. La investigadora es también integrante de la Red Federal de Afectados del Conicet: un colectivo de investigadores que fueron recomendados por la Junta y/o la Comisión de Evaluación para ingresar a la Carrera de Investigador Científico, pero que por la resolución del Directorio de la entidad que consigna la falta de partidas presupuestarias, no lo hicieron.

Un estudio realizado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 2015 analizó que en nuestro país hay 1200 investigadores por cada millón de habitantes, siendo que en dos tercios de los 66 países analizados el número de investigadores que se estipula por esa cantidad de habitantes es de 2500. “Si se sigue desfinanciando la ciencia vamos a terminar exportando recursos humanos altamente valiosos que, en nuestro país, además fueron formados con herramientas del Estado”, comentó al respecto Arancibia.

Ezequiel Adamovsky, investigador independiente del Conicet, el año pasado cuando recibió a fin de año el premio Houssay por su labor en el área de Ciencias Humanas aprovechó la ocasión y respaldó el reclamo con una carta de protesta. Este miércoles opinó, en diálogo con Notas, que “es importante legitimar la discusión sobre la orientación de la política de ciencia y la tecnología, la cual está tomando un curso encausado a las necesidades de las empresas y alejado de todo tipo de necesidades sociales”.

Por fuera de la agenda presupuestaria oficial, existen otras alternativas disruptivas. La ciencia abierta, por ejemplo, postula una nueva forma de diseñar la investigación de manera participativa y colaborativa, socializando así temas quizás desconocidos. Esta vía también abarca la posibilidad de afrontar de manera compartida el financiamiento de los proyectos de la comunidad científica.

Este primero de marzo fue autoproclamado por los científicos como un día de paro pero sin embargo no hubo cese de actividades, más bien haciendo ciencia en la vía pública. “Hay que continuar el camino de lo que se está haciendo, que es explicar y dar a conocer públicamente qué es lo que hacemos, cuánto cobramos, por qué lo hacemos, cómo son los mecanismos de selección”, aportó optimista Adamovsky. “Después queda un trabajo mucho más paciente y fundamental: el de contactar a otros sectores en lucha como pueden ser los docentes, con quienes tenemos mucha cercanía, pero también con el conjunto del movimiento obrero”, agregó.

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