Europa

10 febrero, 2017

“Tenemos que poner en marcha la fase independentista”

A cinco años del fin del conflicto armado, Asier Altuna Epelde, responsable para América del partido Sortu, afirmó en diálogo con Notas que la izquierda nacionalista vasca debe dar un paso adelante y buscar la separación de España.

La izquierda independentista o abertzale atraviesa una nueva etapa en el País Vasco. Luego del alto al fuego definitivo anunciado por la organización armada Euskadi Ta Asktasuna (ETA, País Vasco y Libertad en euskera) en octubre de 2011, los distintos espacios políticos adoptaron una estrategia de unidad con la vista puesta en la disputa electoral.

La coalición Euskal Herria Bildu (Reunir Euskal Herria, la patria vasca) obtuvo grandes resultados electorales desde 2012, consolidándose como la segunda fuerza de la región por detrás del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y obteniendo la alcaldía de varias localidades, entre ellas la ciudad de San Sebastián.

Asier Altuna Epelde es el responsable para América de Sortu (Crear en euskera), el principal partido de la izquierda vasca en la etapa posterior a la lucha armada. En 2001, cuando era concejal de la localidad de Azkoitia por Batasuna, fue detenido por su relación con ETA y pasó cinco años en prisión.

“La necesidad del Estado vasco requiere de juntar fuerzas. Por nuestra parte planteamos crear un frente de izquierda que dispute la hegemonía a nivel político-institucional y social a la derecha vasca (por el PNV), que lleva más de 30 años gestionando el gobierno”, afirma respecto a la estrategia política que marca la nueva etapa de la izquierda abertzale.

-¿Cuál es la situación del País Vasco hoy, a cinco años de finalizado el conflicto armado?

-Hace poco un observador internacional decía: “Yo nunca he visto una organización armada que esté dispuesta a desarmarse y un gobierno que no se quiere hacer cargo de las armas”. Al gobierno español no le interesa cerrar las consecuencias del conflicto. Un conflicto que ha durado 50 años, en los cuales ha sido el principal problema que ha tenido la sociedad española y resulta que ahora lo están ninguneando como si hubiera desaparecido.

Dentro de las consecuencias del conflicto está el tema de los presos y exiliados. Actualmente hay 370 presos y más de mil exiliados. De alguna manera hay que encontrar la forma para que todos ellos salgan a la calle y vuelvan al País Vasco.

-¿Cuáles son los objetivos de corto plazo para Sortu en particular y la izquierda abertzale en general?

-Nosotros hemos hecho un debate en toda la izquierda abertzale conocido como el “proceso Abian” y una vez que finalice ese proceso se va a poner en marcha este cambio de estrategia. Los retos, si no hay elecciones en los próximos dos años, son articular el movimiento popular, poner en marcha la vía independentista en el País Vasco, abrirle un nuevo frente al Estado español y prepararnos a nivel electoral también, a través de Euskal Herria (EH) Bildu.

En el 2012, cuando fueron las elecciones al Parlamento Vasco, estuvimos a punto de ganar pero por una diferencia de 100 mil votos la gente optó por la derecha; lo malo conocido antes que lo bueno por conocer. Esas eran nuestras carencias en ese momento, un déficit de credibilidad. Por eso nosotros tenemos que poner una alternativa real que le quite la hegemonía al PNV a nivel institucional y a nivel social también, de calle.

A corto plazo también tenemos que seguir dando pasos en el proceso de paz, para traer a los presos lo antes posible e ir creando un nuevo escenario en ese sentido. Cerrar las consecuencias del conflicto y obtener una paz integrada real.

-Si bien los niveles de tensión bajaron desde el fin de la lucha armada, persiste cierta persecución por parte del gobierno español. ¿Cómo se plantea esa lucha en el corto plazo?

-Con la experiencia de lo que ha sido el Estado español en los últimos 30 años, que nunca ha cumplido con lo acordado en los tres procesos de negociación, eramos conscientes de que no iba a parar. Pero entendíamos que con la participación de la comunidad internacional y otros elementos que se habían acordado, esa represión por lo menos iba a bajar y las condiciones de los presos iban a mejorar.

Pero para el Estado no era una prioridad y lo primero que hizo fue ahondar más en esa estrategia represiva, endureciendo las condiciones en las cárceles, buscando desde un relato de vencedores y vencidos romper el colectivo de presos vascos (N. de la R.: Colectivo de Presas y Presos Políticos Vascos, EEPK por sus siglas en euskera), y escenificar que ya estamos derrotados, cosa que no ha pasado.

Vamos a ver momentos de gran tensión este año en Cataluña, cuando empiecen con las leyes de desanexión del Estado español, y también aquí en el País Vasco, cuando pongamos en marcha la nueva vía independentista.

-¿Hace falta recuperar la calle como escenario político en el País Vasco?

-No creo que se haya perdido del todo. Hemos tenido muchas dificultades desde que hicimos el debate interno en 2007-2008 y volvimos a la legalidad en 2011. Ahí teníamos una situación de 10 años de una durísima represión que nos ha castigado mucho. El nuevo escenario ha generado una bajada de tensión en el movimiento popular, un reflujo, y nosotros no hemos sabido hacer esa lectura del momento.

Hemos estado gestionando las instituciones por la responsabilidad que nos dio la ciudadanía en las elecciones municipales; hemos aprendido mucho en la gestión pero está claro que los cambios no se dan desde las instituciones si no desde la calle y la articulación del movimiento popular.

-¿Cómo se relaciona el proceso vasco con el catalán, que parece mucho más avanzado? ¿Cómo se entiende, a partir de esa experiencia, la relación de la izquierda abertzale con el Partido Nacionalista Vasco (PNV)?

-Para nosotros es muy interesante cómo se ha abordado el proceso en Cataluña, la “Vía Catalana”. Ha conseguido llegar a otras capas de la sociedad que no eran independentistas ni nacionalistas, pero que han visualizado que con la crisis que vive el Estado español pueden vivir, aún siendo españoles, en un Estado catalán, como cualquier migrante puede vivir en otro país.

Ese cambio de mentalidad se ha dado en Cataluña, el ámbito a favor de la independencia se ha ampliado en ese sentido. Aquí, por la propia dureza del conflicto armado, la familia española y la vasca han estado muy divididas. Nosotros no nos definimos como nacionalistas, nos definimos como abertzales, que significa patriotas. Entendemos que tiene que tener cabidad toda la sociedad en ese estado vasco.

Cerrar las consecuencias del conflicto nos abre un nuevo escenario, que es el de mostrar qué propuestas tiene cada partido y el gobierno para el futuro de este pueblo. Ahí nosotros defenderíamos directamente la independencia.

Para llegar a ese escenario entendemos que tenemos que poner en marcha la fase independentista, que implica ir ganando a la sociedad por medio de referéndums, consiguiendo ese cambio de mentalidad para llegar a la mayoría de la sociedad vasca.

-¿Cómo es la relación de la izquierda independentista con Podemos, que tiene una posición poco clara respecto a la independencia?

-La irrupción de Podemos ha sido interesante porque ha abierto una nueva correlación de fuerzas. A nosotros nos ha quitado votos, pero al Partido Socialista también, y eso los obliga a intentar manejar una centralidad. Por un lado, ellos plantean un Estado plurinacional, pero por otro las lecturas que hacen son desde el Estado español.

Creemos que podemos confluir en muchos aspectos, y que en la propuesta de un nuevo estatuto para el País Vasco Podemos puede ayudar mucho. Por primera vez en mucho tiempo tenemos dos quintas partes del Parlamento (N. de la R.: EH Bildu y Podemos suman combinados 29 de 75 diputados, un 38,7%) que posibilitan abrir ese proceso de reforma con reconocimiento al derecho a decidir, y nosotros vamos a tirar de ahí.

Veremos cómo se sitúa Podemos, esperamos que hagan fuerza para que la democratización del Estado comience desde Cataluña y el País Vasco, porque vemos que desde Madrid no hay condiciones para abrir esa regeneración democrática. Si no hay ruptura, la cárcel de pueblos que es el Estado español se va a mantener así.

Nicolás Zyssholtz, desde Durango, País Vasco – @likasisol

Foto: Pastor Virviescas Gómez

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