Iron Mountain: «Fue una masacre organizada por lavadores de dinero”

A tres años del incendio de Iron Mountain, donde se destruyeron documentos sensibles de entidades financieras y empresas vinculadas con los Panamá Papers, Radio Sur FM 88.3 dialogó con el inspector de trabajo de la Ciudad de Buenos Aires Edgardo Castro, quien había solicitado la clausura del local en 2008. La responsabilidad de los funcionarios del gobierno en la masacre.

Castro había clausurado en 2008 el galpón de Barracas, aunque el expediente con las pruebas fue cajoneado por decisiones desde arriba. Juan José Gómez Centurión, hoy titular de Aduana, era entonces el responsable de la Agencia Gubernamental de Control, organismo encargado de habilitar y fiscalizar los locales en la ciudad de Buenos Aires.

– ¿Qué estuvo sucediendo en el último tiempo con respecto a la investigación y cuál es el rol de Gómez Centurión en la causa?

– Lo que queda claro es la protección que la justicia está haciendo a los funcionarios públicos, responsables reales de este asesinato. Porque no fue una tragedia, fue un asesinato, una masacre organizada por los lavadores de dinero y los Panamá Papers. Fue un incendio intencional, dirigido, producido por los responsables que tenían que hacer desaparecer esta documentación.

En este momento se está poniendo es las pilas sobre Gómez Centurión, que sí es responsable pero hay un ocultamiento sobre los funcionarios que realmente son los ideólogos de este tema: Pancho Cabrera, actual Ministro de Producción, que en ese momento era mi jefe máximo, y el actual presidente de la Nación que era jefe de Gobierno. En el interín está Fernando Macchi, que era director general de Protección al Trabajo, Ezequiel Sabor que es un alto funcionario en el Ministerio de Trabajo y Fernando Cohen, el que hizo perder mis actas por un pedido de arriba.

– La fiscalía llamó a declarar a 35 personas entre las que no está Gómez Centurión. ¿Qué curso está tomando la investigación judicial?

– Están citando a los perejiles, medio pelo para abajo. Que tienen que ver, no los exculpo, pero está (Pierre Luis) Chapar que es un ex servicio francés que trajo Gomez Centurion a la Agencia Gubernamental de Control y a otros dos directores más que también trajo él. Si están ellos imputados, ¿por qué no está Gomez Centurión si fue su gestión? Él los trajo, los organizó y era su responsable. Pero la línea para arriba de Chapar que es Sabor, que es Gomez Centurion, que es Cabrera y que es Macri ni siquiera la nombran.

Entre varias cosas a Gomez Centurión no lo pueden llamar a declarar porque es un inhábil declarante, es un bocón, entonces es un tipo peligroso para llamar a declarar. Él podría zafar muy fácil, porque podría decir que hizo el sumario administrativo e hizo todo lo que podía hacer.

– ¿La línea de investigación va para el lado de la falta de control nada más?

– Va a ningún lado. Para que se entienda vamos a comparar con Cromañon. Una dirección de medio pelo es la que coimea y pasa lo de Cromañon. Es de medio pelo de funcionarios intermedios que le cuesta la cabeza a Ibarra y a otros funcionarios más arriba. ¿Cuál es la diferencia? Yo no sé si Ibarra sabía o no de esa historia. Acá la diferencia está en que además de los funcionarios medio pelo, Macri y Cabrera manosean la historia porque fueron los que pidieron las actuaciones. ¿Por qué la investigación va por ese lado? Para inculpar al medio pelo y meter en cana a los perejiles, esa es la historia.

– En tu investigación, en esas actas que concluyeron en la clausura de Iron Mountain ¿qué irregularidades vos marcabas con la anticipación que se desoyeron?

– Ese galpón había que demolerlo. No cumplía ningún requisito de seguridad. Y cuando yo fuí le puse dos fajas de clausura, cosa que hice muy pocas veces, porque no podía funcionar bajo ninguna condición. Era un nido de ratas.

Cuando hago la clausura, pongo las fajas y hago el acta, voy a mi organismo y le digo a Fernando Cohen que pedía la discusión clausura, para que eso se transformara en un efecto legal concreto, porque te la pueden objetar para que no haya abuso de autoridad o ratificarla. Ni dijeron que sí ni que no. Al día siguiente cuando lo veo a Cohen me dice “las actas que me las pidieron de arriba”. ¿Queda claro? A mí nunca me llamaron a declarar.

– Y vos en este tiempo ¿has sufrido alguna persecución, amenaza o episodio de silenciamiento?

– Yo dije cualquier cosa de funcionarios públicos, con absoluto desprecio, soy consciente de eso. Nunca me metieron una causa penal.

Me echaron una vez que salió en el Boletín Oficial publicado que me rajan sin causa, porque a Sabor se le cantaron las pelotas porque lo estaba denunciando públicamente. Y a la semana sacan otro comunicado en Boletín Oficial rectificando ese despido y me vuelven a tomar. Nos descontaron los salarios a mí y a toda la Junta Interna, tuvieron que pagarnos a todos, están pagando las indemnizaciones por eso.

Y la más hija de puta, la más fascista, es que como no nos podían tocar porque quedaban muy expuestos, lo que hacen es apretar a mis compañeros para que no me hablen. Eso es de hijo de puta, de nazi.

Me hicieron dos sumarios. Lo bueno es que un poco era el objetivo que yo buscaba, que me inicien una actuación legal. Si vos vas a la justicia y denunciás a los funcionarios la justicia se limpia el culo con la denuncia de dos o tres, se la duerme, eso me enseñó la práctica que no hay que hacerlo. Entonces mejor que me inicien una causa a mí, para demostrar trayendo todos los archivos y ponerlo en el expediente. Es lo que intenté hacer todo este tiempo. Si los tipos hacen eso tienen un problema, son confesos.

– Pero la fiscalía de oficio debería aceptar todo este tipo de pruebas que ayudan a la investigación, ¿no?

– Pero es un planteo muy inocente. Me imagino que lo hacés como periodista. Lo que la gente no entiende es que la justicia es parte de este aparato prostituido de corrupción. Los tipos no hacen un fallo desde el punto de vista del derecho sino desde los negocios que tienen con la política. Con lo de Iron Mountain está clarísimo. Hay que ser muy pelotudo en el planeta para no darse cuenta que Pancho Cabrera fue quien promovió Iron Mountain en el distrito tecnológico. Quiso ampliarlo, acompañó a la gente de Iron Mountain a la Legislatura para que amplíen en distrito planteando que iba a dar trabajo y tecnología. En el galpón trabajaban seis personas y era un nido de ratas, no había ni una computadora ahí adentro. Pancho Cabrera es CEO del HSBC. Es socio y a la vez impulsor de Iron Mountain. Iron Mountain le quemó la documentación al HSBC pero a la vez Iron Mountain tiene cuenta en el HSBC.

– ¿Esto que paso con tu expediente, fue una excepción?

– Es un modus operandi: en esos años desaparecieron 20 mil expedientes y 12 mil actas de mi organismo. Todas relacionadas con empresas vinculadas a Macri . Por ejemplo está Iron Mountain, amigo y socio de Pancho Cabrera, Ramón Chozas, Laboratorio Beta, Lavadero Lucero que metieron el curro cuando le sacan el lavadero de ropa a los hospitales y le costó la cabeza en su momento al ministro de Salud de la ciudad. Todo eso desaparecía. Cuando había un expediente, desaparecía. El derrumbe de la calle Mendoza, el derrumbe de B. Mitre, los talleres clandestinos… ¡20 mil expedientes desaparecieron!

El macrismo vino hacer un gerenciamiento de las coimas dispersas que había en la ciudad. No coimea el inspector, coimea el gerente, el director. Si el director no coimea no coimea nadie en la ciudad. Hoy tenés que habilitar un negocio importante y si no ponés 200 mil mangos no te lo habilitan. Si tenés que habilitar una obra, tenés que poner 600 lucas o no te lo aprueban. Es una corrupción gerenciada.