31 enero, 2017
Melisa Liebenthal: “Queríamos dar otra representación de lo que es ser mujer”
Entrevista a la directora del documental «Las lindas», quien define a su película como feminista y plantea que le interesaba jugar con el mecanismo del «autorretrato» porque «ese género plantea que la historia privada se usa para hablar de algo más universal, para ir de lo privado a lo público».
A partir de este viernes en el Malba se proyectará Las lindas, un documental que cuestiona los mandatos sociales que pesan sobre las mujeres en nuestra sociedad: la imagen, la estética, la femineidad, entre otros. Desde Notas entrevistamos a Melisa Liebenthal, la directora y protagonista de la obra, para hablar del desafío de exponer su vida personal en la pantalla grande, su mirada sobre el feminismo y los alcances de un largometraje que no para de recorrer festivales y cosechar premios.
Las lindas se presentó por primera vez en Rotterdam en enero de 2016, allí ganó el premio “Bright Future”, sección en la que compitió con otras 16 producciones de todo el mundo, incluyendo ficciones con presupuestos mucho más generosos. A su vez, durante el BAFICI la entrevistada obtuvo el reconocimiento como directora, así como también el de Mejor Película en el festival Asterisco de Buenos Aires (Festival Internacional de cine LGBTIQ).
Melisa tiene sólo 25 años. Llega a nuestro encuentro a la hora señalada. Un té con limón, una porción de budín del mismo gusto que inhibe al cronista y a la entrevistada. En un bar de estirpe palermitano, suena Chayanne de fondo. Habla de cómo traicionan las mujeres, de cuanto haría falta para que se quedaran. Dejan pasar unos instantes y mientras ella se retuerce la remera a la altura de uno de sus hombros, se enciende el grabador.
– ¿Qué pasó con la película desde la presentación en Rotterdam el año pasado y el estreno de este viernes?
– Arrancó muy bien allá. Las lindas es una película muy chiquita. Mi primera película y la primera de mi productora Eugenia Campos. Y una peli que la hicimos sin demasiada conciencia de lo que podía pasar después. El objetivo siempre fue primero terminarla porque era difícil, por eso fue todo muy inesperado.
Lo de Rotterdam fue increíble porque abrió un montón de puertas. Después de eso la película viajó un montón, en Madrid, en Seattle, Edimburgo, Santiago de Chile, Lima y ahora el último en que estuvo fue en Torino. Nosotros no teníamos ni idea primero porque era difícil el desafío de hacer una película con materiales muy diversos, ¿Cómo pegamos todo esto en una secuencia que tenga progresión, que se pueda ver de corrida una hora y veinte? Teníamos mucha incertidumbre de sí iba a funcionar como película.
– ¿Qué cosas disfrutaste más de hacer esta película? ¿Hubo alguna que hubieras hecho de otra manera?
– Es un proceso bastante desgastante. Como directora, al ser una peli tan personal genera bastante inseguridad, en eso mi productora es como mi acompañante terapéutica (risas). Cuando salís al mundo te sentís muy expuesta. Lo lindo fue todo lo inesperado, pensar “lo lograste” pero el proceso fue bastante caótico en mi cabeza. Y como distinto no se porque como se hizo era la única forma en que se podía hacer. El contexto en el que surgió y la forma fue medio inconsciente, caótica, eso es parte de la peli.
– ¿Cómo surge la idea de hacer Las lindas?
– La idea surgió en la universidad. Yo fui a la (Fundación Universidad del Cine (FUC) y ahí en un taller como proyecto libre, la propuesta era “hagan lo que quieran”. Y yo empecé a experimentar con ciertas cosas que aparecen en la peli. Eso fue en el 2013, o sea que hasta que se terminó fueron dos años y medio.
– ¿Cómo la definirías vos?
– ¡Puf! Eso es algo que me cuesta hacer. La intención fue siempre hacer una reflexión sobre la construcción del género, sobre cómo se construye el género femenino desde una perspectiva completamente personal.
– ¿Más allá del material con el que trabajaste, que es muy personal, cuánto crees que la película habla de vos y cuánto de una cuestión social más amplia?
– La idea siempre fue entrelazar esas dos esferas. Desde el principio a mí me interesaba hacer un autorretrato y ese género plantea que la historia privada se usa para hablar de algo más universal. Ir de lo privado a lo público, a lo universal y de eso sí era consciente. Voy a usar mi experiencia, mi historia, mis imágenes, mis amigas, que es todo muy íntimo pero siempre tratando de llevarlo a algo más amplio.
– En otra entrevista decías que si hubieras sabido antes algunas cuestiones que aprendiste acerca del feminismo, y otras naturalizadas sobre las mujeres, los mandatos, etc., la hubieras pasado bastante mejor en tu adolescencia. En ese sentido, ¿sentís que la película es una película feminista? ¿Vos qué mirada tenés acerca de la masividad que tomaron problemáticas sociales relacionados a la figura de las mujeres?
– Sí para mí lo es, tiene bastante de discurso feminista, porque habla de la construcción del género. La idea era tomar consciencia de todas esas cosas que no son naturales sino culturales. La idea de que el género es una performance. El ser mujer visto como una idea que está vinculada a una cantidad de parámetros completamente arbitrarios. Es toda una actuación, porque el ser mujer pasa por una actitud y el ser hombre también. Eso es feminismo también, el discurso del género. Para mí la idea del feminismo está conectada a la libertad y al amor incluso. No siento que se pueda culpar a la sociedad de nada, porque es algo muy interno y también depende de la gente con la que te rodeas. Para mí tiene que ver con el amor por el hecho de no juzgar, de no señalar y dejar ser al otro, darle espacio para lo que sea que es. ¡Y ni siquiera es el amor de pareja, eh! Es tener una actitud amorosa hacia el otro y sus elecciones.
Después, con lo de las marchas a mi cuesta un poco engancharme con cuestiones tan masivas pero eso es un mambo mío. También me pasa que después de hacer la película siento que no tengo mucho más para decir del tema. No tiene que ver con hacerme la superada, sino con que para mí implicó sacar afuera un montón de cuestiones bien personales. Superadora de eso que me pasaba a mí, me siento mucho más libre de vivir en un modo que está mucho más acorde a mis valores, a lo que tengo ganas de hacer.
– ¿Qué es más difícil: sonreír ante una cámara de fotos o entender que los preceptos según los cuales una mujer es definida como linda (o no) son justamente eso, preconceptos, construcciones?
– Es parte de lo mismo. Todas esas secuencias de fotos y voz en off todas tenían su eje temático como “la sonrisa”, “pelo”, “fotogenia”, “depilación” que funcionaban como subtemas de algo que es mucho más amplio. La película se centra mucho en la cuestión de la femineidad en relación a la imagen, más que a conductas morales porque no se detiene tanto en la cuestión del sexo, si sos puta, virgen o lo que sea, una cuestión moral.
-La semana pasada Página/12 sacó una nota que hablaba acerca de las pocas películas nacionales que están protagonizadas por mujeres. En relación a esto, y a lo que venimos hablando de la película: ¿Qué lugar crees que puede ocupar el cine a esta discusión?
–Las lindas no debería ser una excepción: el cine puede y debería ocupar un lugar en estos temas. Los medios, y dentro de ellos el cine, trabajaron para construir cierta imagen de nosotras. Hollywood de los 50, las comedias románticas, trabajan sobre lo que es el imaginario de ser mujer, sobre lo que es el romance, la familia, el amor. Y ese imaginario es súper poderoso. También la idea con Las lindas era eso, dar otra representación de lo que es ser mujer. No queríamos reproducir discursos que nos coartan.
Federio Piva – @fedep81
Ficha técnica
Directora: Melisa Liebenthal.
Productora: Eugenia Campos Guevara.
Historia original: Melisa Liebenthal.
Compañía productora: Capataz Cine.
Lugar: Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415)
Día: Todos los viernes de febrero 20hs.
Precio: $60
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