30 enero, 2017
Carrió vs. OCDE: ¿en este país no trabaja nadie?
Por Pedro Perucca. Según diversos estudios, nuestro país, lejos de ser un paraíso de vagos y malentretenidos, labura bastante. Por otro lado, los países «desarrollados» son precisamente los que menos horas dedican al trabajo. Algo no cierra en las ecuaciones que prometen progreso por la vía del deslome nacional.

Por Pedro Perucca. Ya en campaña presidencial Mauricio Macri había anticipado su decisión de modificar el esquema de feriados, particularmente en lo que hace a los fines de semana largos: “No fue bueno para el país, porque hay menos trabajo con tantos feriados. Y tampoco fue bueno para el turismo”, sostuvo el entonces candidato de Cambiemos. Y, más allá del reciente retroceso en lo que hace a la movilidad del 24 de marzo y de otros feriados, se viene avanzando en el proyecto de reducir la cantidad de días libres de los que pueden gozar los trabajadores argentinos.
La inimputable diputada de la Coalición Cívica Elisa Carrió planteó, apenas regresada de uno de sus tantos viajes de placer: «Lo de los feriados me parece bien. La gente tiene que trabajar más porque en este país no trabaja nadie». Y los medios hegemónicos se hacen coro. Aquí no se trabaja, es el imperio de la vagancia. Si se laburara más, el país podría salir adelante, pero los negros no quieren agarrar la pala. El trabajo los hará libres.
¿Pero estas afirmaciones reaccionarias tienen algún sustento en la realidad? Si consideramos estudios de instituciones como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), podríamos afirmar que definitivamente se trata de una mentira malintencionada. Pero, claro, como en el caso de los organismos internacionales de derechos humanos que denuncian las irregularidades de la detención de Milagro Sala, siempre les queda el recurso de denunciar que se trata de organismos cooptados por el kirchnerismo. Cada uno sabrá cuánto crédito darle a esta línea argumentativa.
La OCDE es un organismo de cooperación internacional fundado en 1960 (heredero de la Organización Europea para la Cooperación Económica creada en el contexto del Plan Marshall post Segunda Guerra) y compuesto por 35 estados que buscan coordinar sus iniciativas económicas y sociales. Su sede se encuentra en Francia y suele ser conocida como el “club de los países ricos” ya que agrupa a países que acaparan el 70% del mercado mundial y representaban el 80% del producto mundial.
Además de los 35 miembros plenos hay otras 11 naciones con economías “emergentes” que son adherentes, entre las que se cuenta nuestro país, además de Brasil, Lituania, Rumania, Egipto, Perú, Marruecos, Colombia, Túnez, Costa Rica y Jordania. Otros 24 países no miembros participan como observadores.
Entre otra cantidad de estudios, la OCDE realiza un relevamiento anual sobre la cantidad de horas trabajadas per cápita en los distintos países miembros y adherentes. Los resultados, que podrían sorprender a un macrista ingenuo, indican que los países “desarrollados” son precisamente los que menos trabajan. Paradojas del capitalismo y de la geopolítica. El país del mundo que más horas anuales invierte en trabajo es México, donde durante el año 2015 se trabajaron en promedio 2246 horas. Tres de las cinco naciones que más trabajan son de habla hispana: Costa Rica y Chile, además de México. No figuran en ningún top ten de riqueza.
Alemania, por otro lado, registra un promedio anual de apenas 1371 horas, seguido por Holanda (1419 horas), Noruega (1424) y Dinamarca (1457 horas). El estudio de la OCDE aclara que para elaborar sus estadísticas se considera tanto a los trabajadores fijos a tiempo completo como a los temporales y contratados a tiempo parcial. Sucede que en Holanda o Alemania se puede vivir con trabajos part time, que abundan. En México, no.
La media OCDE de horas trabajadas en los 38 países analizados en el estudio es de 1766 horas. En nuestro país, donde “no trabaja nadie”, nos ubicamos claramente por encima de esa media, con 1899 horas anuales. Pero hace apenas un año que cambiamos y habrá que ver cifras de 2016, cuando la OCDE saque su estudio del año que pasó. Seguramente superaremos las 1900.
Por encima de nuestro país, además de los citados países hispanos, se ubican Corea del Sur (2213), Grecia (2042) y Letonia (1903). Trabajamos más que en Rusia (1978), Portugal (1868), Israel (1868), Irlanda (1819) y los mismísimos Estados Unidos, la tierra del trabajo y de las oportunidades, donde apenas se trabajan 1790 horas anuales. De todos modos están por encima del promedio OCDE. Hay países tales como Italia donde se trabaja mucho menos (1724 horas anuales), Canadá (1706) o España (1691). Ya decididamente en el primer mundo, laboran poco: Reino Unido (1674), Australia (1665), Finlandia (1646), Suiza (1589), Francia (1482). A ver si agarran un poco la pala, por favor.
Si en vez de considerar la estadísticas anuales elaboradas por la OCDE, ese antro de choriplaneros, tomáramos números de la consultora neoyorkina GetVoip, especializada en tecnologías VoIP y comunicaciones en la nube, podríamos ver que al considerar las horas que se invierten por semana en el trabajo en 40 países del mundo más o menos se confirma la tendencia.
Los países que menos tiempo semanal dedican al trabajo son mayoritariamente europeos: Dinamarca (38,3 horas), Holanda y Noruega (39,1), Suecia (39,7), Finlandia (40) y Francia (40,5). Por encima de las 40 horas semanales tenemos a Brasil (43,5), Japón (44,5), Argentina (45) y Corea del Sur (47,7). En México se trabajan casi 49 horas semanales, lo mismo que en Hong Kong, y en Turquía superan el medio centenar: 51,2. El promedio argentino es el de una jornada de nueve horas de lunes a viernes. Pero parece que tenemos que laburar más, nos dicen desde las cálidas arenas de Playa del Carmen u otros destinos igualmente exóticos.
Algo no nos estaría cerrando y estamos comenzando a sospechar que la prosperidad nacional y el bienestar de la mayoría de la población no se deriva directa e inevitablemente de la cantidad de horas que los trabajadores y trabajadores dedicamos a ganar nuestro sustento diario sino que pudiera ser que existan otras variables en juego. Algunas que tal vez tengan que ver con la soberanía nacional, con la geopolítica regional, con la posición que se adopta en los mercados internacionales, con una cierta política económica, con el endeudamiento, con la tasa de ganancia de las corporaciones y monopolios, con la acumulación desaforada de pequeños sectores de la economía y cosas así, detalles insignificantes.
@PedroP71
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