Nacionales

26 enero, 2017

Tandil: controversia por la instalación de una termoeléctrica

En el marco de la Emergencia Energética Nacional declarada a fines de 2015, en noviembre comenzaría a operar en Tandil, Provincia de Buenos Aires, una central termoeléctrica capaz de generar 139 MW, el triple de lo que consume la localidad serrana.

“Municipio de Tandil – Lugar Soñado” se puede leer en los carteles de la ciudad del centro bonaerense. Para los vecinos el despertar sobrevino con la noticia publicada en el Boletín Oficial: en noviembre comenzaría a operar en la localidad una central termoeléctrica capaz de generar 139 MW, el triple de lo que consume la localidad serrana.

En el marco de la Emergencia Energética Nacional declarada en diciembre de 2015, el Ministerio de Energía y Minería licitó la construcción de centrales termoeléctricas en todo el país. Una de las beneficiadas fue MSU Energy, con un proyecto de inversión total de 450 millones de dólares para la construcción de tres plantas: General Rojo -San Nicolás-, Villa María -Córdoba- y Tandil.

“No te puedo contar sobre el proyecto porque no lo conocemos”, aseguró en una entrevista con Notas Ana María Fernández Equiza, docente e investigadora del Centro de Investigaciones Geográficas de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN) e integrante de la Asamblea Ciudadana en Defensa de las Sierras de Tandil.

La información oficial es escasa, aunque trascendieron reuniones entre el Municipio, representantes de MSU y la Cámara Empresaria local. Preocupan el volumen de agua que necesitará la planta y la emisión atmosférica de sustancias perjudiciales para la salud. Para Fernández, “es necesario que los tandilenses nos preguntemos: ¿Cuánta energía precisa la ciudad y cómo la generamos? ¿A qué costo ambiental? ¿Por qué no se consulta a la comunidad?”.

MSU Energy: de gigante del agronegocio a generadora eléctrica

La planta termoeléctrica proyectada consume grandes volúmenes de agua, en un contexto de emergencia agropecuaria por sequía en la región. (Foto: La Voz de Tandil)

La razón social “MSU” responde a las iniciales de Manuel Santos de Uribelarrea Duhau, ingeniero en Producción Agropecuaria de la Universidad Católica Argentina, que en 1998 fundó la empresa junto a su hijo, actual CEO de la compañía.

Los comienzos de MSU se asientan sobre 20 mil hectáreas propiedad de la familia en Villa Cañás, Santa Fe, zona núcleo sojera. Desde allí consolidaron su posición como pool de siembra, dedicándose a la producción de commodities como soja, maíz y trigo. El grupo opera en Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, con más de 150 mil hectáreas en el país.

Con la licitación ganada, la firma incursionó en el rubro de la generación eléctrica. MSU cerró un convenio tipo “llave en mano” con General Electric: «No sólo les compramos las turbinas sino que ellos nos hicieron la construcción. Esto nos permitió ofrecer mejores plazos. El acuerdo fue un acierto», precisó Uribelarrea hijo.

La obra civil demandaría 400 empleos temporarios y 30 puestos con la planta en régimen. A su vez, el gobierno nacional licitará por más de 1000 millones el refuerzo del gasoducto Tandil-Mar del Plata, y el municipio se comprometió a mejorar la rotonda de acceso a la Base Aérea, un reclamo histórico de los vecinos. Fernández señaló que “el Estado le comprará energía a la empresa en dólares, con reconocimiento de costos variables y exención de impuestos. Si las fábricas y comercios que hoy por hoy están cerrando en Tandil tuvieran estas condiciones, no tendrían que cerrar”.

Demasiados costos

La planta está proyectada para trabajar de forma dual: puede alimentarse tanto de gas natural como de combustible diésel. La quema de combustibles genera gases de efecto invernadero, relacionados directamente al cambio climático; y en el caso del diésel la situación es peor. “Uno de los principales impactos tiene que ver con los gases y sustancias emitidos, fundamentalmente dioxinas, perjudiciales para la salud”, sostuvo Fernández. Sin embargo, en una zona donde ya existen problemas de abastecimiento, “el aspecto más crítico de todos es el agua. No aclaran la cantidad a utilizar y no hay estudios sobre disponibilidad. Una vez utilizada será vertida al río con mayor temperatura, en el caso del Langueyú -el arroyo que cruza la ciudad- esto no compete sólo a Tandil, atraviesa otros partidos bonaerenses”, prosiguió la investigadora.

A raíz de la controversia generada, Luciano Lafosse, director de Obras Públicas del municipio, declaró que evaluaron «la posibilidad de solicitar auditorías a universidades públicas como medida de control”. Según Fernández, los controles a los emprendimientos existentes, como canteras o industrias “no son efectivos”. Vale mencionar en este sentido el antecedente de la minera Barrick Gold en la provincia de San Juan, donde pese a los controles y la oposición de la comunidad ya se contabilizan tres eventos de contaminación.

Participación cero

El proyecto aún no cuenta con un estudio de impacto ambiental aprobado por el Organismo para el Desarrollo Sostenible (OPDS), autoridad de aplicación en la provincia. Al respecto, Miguel Ángel Lunghi, intendente de origen radical y cercano al PRO, declaró: “No vamos a hacer nada que perjudique a Tandil. Nosotros no tenemos el apuro que tiene la empresa”. Sin embargo varios vecinos afirman que ya hay máquinas trabajando en el predio donde se ubicaría la planta.

Los funcionarios y medios de comunicación locales enfatizan la expectativa por la inversión y el supuesto impacto positivo en el abastecimiento energético local. “La generación no es para Tandil sino para CABA y Gran Buenos Aires” señala Fernández.

“No pensamos que haya modelo de desarrollo sin industria, pero no es cierto que la planta se hace para el desarrollo industrial de Tandil, pues no hay una política de desarrollo en ese sentido y fundamentalmente porque la energía en el siglo XXI debe provenir de fuentes renovables”, respondió la investigadora ante las críticas que los acusan de preservacionistas. “¿Aceptamos una planta que utiliza esa cantidad de agua mientras hay barrios que en verano no la tienen?”, se preguntó y remarcó que es necesario “ver los valores detrás de los modelos de desarrollo y discutirlos, porque hoy son invisibles”.

Esta semana la Asamblea reclamó la publicación del proyecto técnico y convocó a todas las organizaciones comunitarias y a los ciudadanos a participar de la próxima Asamblea Abierta el 31 de enero, a las 20 hs en La Compañía (Alsina 1242, Tandil).

“De concretarse el proyecto, nuestra calidad de vida se va a ver muy resentida. La comunidad de Tandil tiene una vocación ambiental muy fuerte, es una cuestión de identidad” señaló Ana Fernández, y concluyó: “Quienes piensan que no se pueden construir alternativas entre todos en realidad menosprecian la capacidad de los ciudadanos”.

Nela Miguel y Julieta Arancio – @cassandreces, desde Tandil.

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