24 enero, 2017
«El asesinato de Cabezas fue el ataque más grave a la libertad de expresión en democracia»
Gabriel Michi es periodista y era compañero de José Luis Cabezas en la revista Noticias. En diciembre del año pasado, publicó el libro Cabezas, un periodista, un crimen, un país. En esta entrevista con Notas, analiza el impacto del crimen en el periodismo y la sociedad argentina.

Gabriel Michi es periodista y era compañero de José Luis Cabezas en la revista Noticias. Juntos llevaron adelante la investigación sobre el empresario Alfredo Yabrán y sus vínculos corruptos con el poder político. Además, luego del asesinato del reportero gráfico, Michi continuó indagando en el tema y, en diciembre del año pasado, publicó el libro Cabezas, un periodista, un crimen, un país. En esta entrevista con Notas, Michi analiza el impacto del crimen de Cabezas en la sociedad argentina.
– ¿Qué significa el asesinato de José Luis Cabezas?
– El asesinato de José Luis implica el ataque más grave a la libertad de expresión que hubo en la Argentina desde que volvió la democracia. Fue un ataque que encerraba un mensaje mafioso, de silenciamiento a los periodistas y la prensa. Fue un crimen contra toda la sociedad. Lo que se buscó fue dejar en la sombra a los poderes ocultos, en este caso representados por Alfredo Yabrán y también toda la parafernalia de seguridad que lo rodeaba, todos sus vínculos con la Policía Bonaerense. También dejar en claro que el poder, como decía Yabrán, parecía ser en ese entonces sinónimo de impunidad.
Creo que la respuesta que hubo a ese mensaje mafioso fue tan contundente de parte de los periodistas y toda la sociedad que enfrentó dos universos: el del poder económico y político y el universo de la búsqueda de verdad y justicia. En gran parte, increíblemente, se le pudo torcer el brazo al poder.
– La foto sacada por Cabezas a Yabrán, mostrando la cara tal vez por primera vez de uno de los empresarios más poderosos de la Argentina, fue casi un año antes de su asesinato. ¿Cómo se explica, 20 años después, qué hacer una cosa así en la década del 90 podía tener un riesgo gravísimo?
– Justamente se explica por el contexto. Un empresario que había dicho que sacarle una foto era como pegarle un tiro en la cabeza, que ni los servicios de inteligencia tenían una foto suya. Por otro lado, un empresario que había hecho su poder en base a que nadie lo conozca, en las sombras.
Gran parte de los negocios de Yabrán tenían como contraparte al Estado, contratos que lo terminaban beneficiando muchísimo a él y perjudicando al sector público. A pesar de eso no quería que le conocieran el rostro ni sus vínculos con otros sectores del poder.
Nuestras investigaciones en la revista Noticias con José Luis lo dan a conocer. La foto no es resultado de una casualidad, sino de una investigación que llevó a esa imagen. Para llegar a ponerle rostro investigamos mucho tiempo, tuvimos que dar con las fuentes indicadas.
La dimensión tiene que ver con la propia lógica que le imprimía el propio Yabrán a no ser conocido. Eso remite en definitiva a lo oscuros que eran sus negocios.
– Hablando de la oscuridad, luego de ese 25 de enero, se abre también la pasada de facturas entre el gobierno bonaerense de Eduardo Duhalde y el presidente Carlos Menem con quien Yabrán hacía negocios.
– Exactamente. Ahí se mezcló también el trasfondo político del crimen. Así como hubo un mensaje contra nosotros y el periodismo en general, en la disputa política que se generó se pasaron facturas de este tipo. Un gobierno como el de Menem que quería de todas maneras su re-reelección y uno como el de Duhalde que pretendía ser candidato en 2009. Había una disputa de poder feroz.
Aparte ahí hubo una cuestión bastante simbólica. Por un lado, como ya había ocurrido en el pasado cuando Domingo Cavallo denuncia que había una mafia enquistada en el poder y Menem y su gobierno toman la decisión de echarlo del gobierno para mantener el vínculo con Yabrán, durante el crimen de Cabezas, Menem optó por Yabrán también en lugar de Duhalde que había sido su socio político y que lo acompañó en la fórmula en las elecciones de 1989. Cuando tuvo que elegir, Menem siempre eligió a Yabrán.
– Los nombres de los involucrados en el caso se van a repetir en la historia político judicial argentina: el abogado Burlando, por ejemplo, que era abogado de la banda “Los Horneros”.
– Él cobra fama a partir del caso Cabezas y a partir de ahí se produce su gran despegue profesional. Aparecen personajes que aún al día de hoy siguen pululando por los medios, son hombres influyentes.
Me impresiona mucho porque José Luis en vida fotografió a todos los presidentes de la democracia, a Alfonsín, a Menem, a Duhalde, a De La Rúa, a Néstor, a Cristina, al propio Macri. Cuando muchos de ellos ni siquiera se imaginaban que iban a ser presidentes. Y esos retratos de José Luis son un retrato de nuestra historia.
Muchos de los personajes que aparecieron en el caso Cabezas luego aparecieron vinculados a otros episodios oscuros. Incluso la propia familia de Yabrán. Después de la muerte de Yabrán sus hijos continuaron con algunos de sus negocios, incluso el tema de los taxis aéreos que, por ejemplo, condujo a la Argentina a Antonini Wilson.
– Después del asesinato de Cabezas las y los trabajadores del gremio comenzaron un período de unidad y reivindicación muy fuerte. ¿Cómo pensás lo positivo de ese proceso, a partir de esta desgracia?
– Ha sido un hecho bisagra que marcó a todo el periodismo, nos mostró a todos unidos en un objetivo superior, por la memoria y la justicia por José Luis. Y evitar que el crimen no sea el primero sino el último contra un periodista. Y en eso no importaba la ideología ni en qué medio trabajaras. La unidad fue un sello distintivo y le dio la fuerza que el tema tuvo.
Producción: Federico Araya – @fedearayac
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.