12 enero, 2017
El «chiste» de El niño Rodríguez que no le causó gracia a nadie
Por Pedro Perucca. Este lunes el diario Clarín publicó una viñeta de El niño Rodríguez cuyo recurso humorístico torpe y añejo era criticar al Secretario Adjunto de la AGTSyP por gordo. El gremio reaccionó inmediatamente cuestionando su carácter discriminatorio y su intencionalidad política. Un «humor» que se apoya en los peores prejuicios de los lectores del Gran diario argentino.

Por Pedro Perucca. El día lunes el diario Clarín publicó una viñeta de El Niño Rodríguez cuyo recurso humorístico atrasaba varias décadas ya que el “chiste” era criticar al delegado de la AGTSyP Néstor Segovia por gordo. El autor, creador de la tira «Lucha Peluche» y recurrente colaborador de Fierro además de responsable de una viñeta periódica en Clarín, presenta una caricatura de un Segovia exageradamente obeso que plantea en el primer globo de texto: “¡Nosotros los Metrodelegados principalmente exigimos que se ensanchen los túneles del subte!” Para luego cerrar, con refinadísimo humor: “¡Más que nada porque ya no entro yo!” Hilarante.
En cualquier momento de la historia del humor gráfico el chiste hubiera sido considerado malo, pobre, básico, grosero, torpe. Tal vez hubiera podido generar alguna sonrisa en el siglo XIX cuando el recurso a las características físicas corridas del modelo de belleza imperante todavía no se encontraba tan cuestionado, tan criticado como discriminatorio y segregador. No se trata sólo de “incorrección política”, recurso que cuando es utilizado con inteligencia puede resultar absolutamente válido, y hasta necesario, en un género como el humorístico que para no condenarse al museo de antigüedades se ve obligado a jugar siempre al límite.
Esto es otra cosa. No sólo un mal chiste, sino un codazo cómplice para los lectores de un medio cuyas críticas suelen ubicarse en ese nivel de elementalidad tan torpe como reaccionaria. El chiste es que Segovia es gordo. Y negro. El problema con los manteros es que son inmigrantes, ladrones y negros (Rodríguez también publicó este miércoles otro chiste de pésimo gusto sobre el asunto). Los pibes chorros son negros y drogadictos. Lo mismo que todos los K. Agarren la pala, kukas. Hace menos de un mes también Sendra publicó en Clarín otro «chiste» que banalizaba el tema de la violencia de género. Todo fácil, burdo, sin la más elemental problematización de estereotipos o lugares comunes socialmente problemáticos. No hace falta profundizar más, los lectores de Clarín no lo necesitan. “Humor” de jardín de infantes, que la maestra jardinera censuraría por discriminatorio.
En la misma veta, el tristemente célebre conductor Baby Etchecopar atacó a los metrodelegados en general y a Segovia en particular por su condición física y su color de piel. El comunicado de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) denuncia al respecto que “ningún Fiscal haya actuado de oficio frente a un claro mensaje racista”.
En el texto la gremial de los trabajadores del subte cuestiona la “imagen distorsionada y burlona” de Segovia que propone Rodríguez y se toma el trabajo didáctico de explicar: “La obesidad es una enfermedad que ataca a 600 millones de personas en el mundo y que en nuestro país alcanza al 18% de la población. Afecta su vida familiar, laboral y social”. “Segovia se encuentra luchando contra su enfermedad hace meses, para poder mejorar su calidad de vida”, agrega.
Pero el comunicado además denuncia que el objetivo último de “chiste” apunta a “estigmatizar a quienes diariamente defienden los derechos de los trabajadores/as del subte y el premetro”. “No quedan dudas de que los medios hegemónicos evitan dar la verdadera discusión, que los dirigentes sindicales son un obstáculo a la política de ajuste, despidos y represión que se intenta imponer desde el gobierno nacional”, concluye el comunicado firmado por el Secretariado Ejecutivo del gremio.
Frente a la andanada de críticas, la respuesta de Rodríguez pretendió ser irónica. Este martes publicó desde su cuenta de Twitter (@elNinoRodriguez): “Muchas gracias a los que se toman el trabajo de difundir mi trabajo por las redes. A mí me da paja la verdad”. Ni la más elemental capacidad de autocrítica. Y al día siguiente insistió, con el fino humor que lo viene caracterizándolo: «¿Hoy no tengo mentions? ¡Que no decaiga chicos!»
El ataque contra Segovia no es casual. Puede ser que a Rodríguez no le hayan indicado específicamente que ataque al “metrodelegado” pero el trabajo humorístico que elige compartir desde las páginas de Clarín coincide punto por punto con la línea editorial y apunta siempre a ubicarse en la sintonía de burda crítica antikirchnerista que caracteriza al diario de Magnetto. En su momento abundaron los chistes torpes sobre Axel Kicillof o la ex presidenta Cristina Fernández, algunos casi tan groseros como el actual.
Además conviene ser conscientes de la oportunidad del «chiste». La coyuntura en la que se elige hacer y publicar este ataque contra Segovia es la de una dura lucha de los trabajadores contra la precarización laboral de la empresa y la denuncia del cierre de la estación Constitución durante dos meses sin la mínima planificación necesaria para resolver los enormes problemas logísticos y de seguridad para trabajadores y pasajeros. Además, como no puede no saber el autor, hace pocas semanas se produjo otra muerte en el subte por la renuencia de Metrovías a gastar dinero en las medidas de seguridad básicas que los trabajadores vienen reclamando hace años. Ha habido por lo menos 6 muertes en los últimos años por esta desidia empresarial de la concesionaria, avalada por Subterráneos de Buenos Aires (SBASE, la estatal del Gobierno de la Ciudad dueña de los subtes), que los demonizados “metrodelegados” vienen combatiendo y denunciando incansablemente. En el último paro el mismo jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, salió a acusar al gremio y a defender a la empresa. Ese es el contexto terrible del “chiste” de Rodríguez.
Y no es que no haya lugar para otro tipo de humor en los medios hegemónicos. Como contraejemplo glorioso, Diego Parés publica diariamente en las páginas de La Nación su tira «Humor Petiso» que desborda humor inteligente, denuncias de la violencia laboral naturalizada y crítica política contra las bestialidades del gobierno de Mauricio Macri y sus CEOs. Se puede hacer otra cosa. Es más difícil, claro. Escapar del prejuicio y evitar el lugar común discriminatorio avalado por el poder requiere más sutileza y seguramente traiga más problemas y menos palmaditas en la espalda de los editores. Pero se puede elegir para qué bando jugar, al servicio de qué intereses poner los pocos o muchos recursos artísticos o intelectuales con los que se cuenta.
@PedroP71
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