Géneros

28 diciembre, 2016

Ni Una Menos: “Para ser feminista tenés que jugártela”

Una entrevista exclusiva con Florencia Alcaraz y Florencia Minici, integrantes del Colectivo Ni Una Menos. En esta primera parte, comparten reflexiones sobre su concepción del feminismo y las tensiones producto de la masividad a la hora de construir una nueva cultura política.

Minici viene del mundo de las letras y Alcaraz del periodismo. Ambas integraron ese grupo original de lecturas feministas en la Biblioteca Nacional que fue caldo de cultivo del Colectivo Ni Una Menos, junto a otras mujeres dedicadas a la comunicación y sensibilizadas por temas de género y violencia machista. Fueron parte de la organización del 3 de junio de 2015, en el que sobre todo mujeres pero también varones, desbordaron por cientos de miles la Plaza del Congreso y los principales puntos de todo el país.

Mucha agua corrió bajo el puente. Cambió el gobierno y el panorama regional. El grupo original se dividió. Y en este 2016 un segundo Ni Una Menos y un Paro de Mujeres fueron parte indiscutida de la agenda política del país.

En esta primera parte de la charla con Notas, las jóvenes activistas reflexionan acerca del feminismo y cómo influye Ni Una Menos a nivel social y cultural.

¿Cómo explicar el fenómeno Ni Una Menos?

Un artículo publicado en este portal planteaba como cuatro ejes posibles para pensar por qué las mujeres se habían convertido en un actor político de peso el tema generacional, la oposición a las políticas antipopulares del gobierno, la fuerza de un movimiento histórico y el potencial del Colectivo en sí como novedad y capacidad de articulación y masividad.

Consultadas al respecto, profundizaron sobre esas aristas y sumaron otras. “En el nervio de la transversalidad que tiene el feminismo popular lo central no tiene que ver con el antimacrismo sino con algo anticonservador”, aportó Minici y agregó que de hecho la primera irrupción masiva del Ni Una Menos fue durante el gobierno de Cristina Fernández. “Funcionó en ese momento como un señalamiento de ciertas limitaciones estructurales que un Estado tenía en relación a la política pública, aun no siendo neoliberal”, sostuvo.

Para Alcaraz, la masividad de esa primera convocatoria fue “la concreción de un deseo” que tenían hace tiempo quienes integraban el movimiento de mujeres. “Obvio que nos sorprendió la cantidad de gente, pero para nosotras fue natural en un punto. Tenemos mucha confianza en el feminismo”, agregó. A los cuatro elementos mencionados, sumó la potencialidad de las redes sociales como herramienta de comunicación masiva.

Además, analizó que a diferencia de otros movimientos, “el feminismo es orgánico al feminismo”, lo que facilitó la articulación entre diversos sectores políticos. Minici añadió que eso es algo intrínseco del feminismo popular, dentro del cual se identifican y se diferencia radicalmente del liberal. “Por supuesto hay contradicciones pero no hay antagonismos”, caracterizó y reivindicó el rol de “organizaciones que lograron hacer una lectura con cierta humildad y capacidad de respuesta” ante esta nueva etapa del movimiento.

El feminismo y la masividad

Si hace unos años nombrarse feminista era “mala palabra” en la actualidad parece ser cada vez más aceptado socialmente. Las barreras de qué es ser feminista se diluyen y amplían permanentemente de la mano de decenas de miles que se acercan a las distintas problemáticas de género luego del primer Ni Una Menos.

“No es casual que haya nacido de un grupo que trabaja con la escritura, la comunicación y el lenguaje”, dijo Alcaraz sobre el nombre del colectivo y la convocatoria, “la lucha cotidiana es llenar de sentido eso que, para llegar a más gente, hicimos que se sintetice con un nombre”. También afirmó, como muestra de la potencialidad del mensaje que “en los barrios la gente no sabe lo que es el feminismo y sí lo que es Ni Una Menos”. “No sólo en términos de femicidios, sino que saben que Ni Una Menos es la organización de mujeres”, apuntó.

“Para ser feminista tenés que jugártela por algunas cosas. No es tan sencillo”, sostuvo la periodista y puso como ejemplo la detención de Milagro Sala. “Para nosotras es una causa que tiene que ser del feminismo. Porque está presa por ser mujer, colla, negra, por organizar otras mujeres. Que el feminismo no tome esa bandera nos preocupa particularmente”, aseguró.

Respecto a una mirada de que en el marco de esta ampliación del movimiento se puede ser “feminista sin credenciales”, consideró que hay que ser “muy respetuosas” con la trayectoria previa. “La falta de humildad a mí me saca de quicio. Hoy ser feminista es más sencillo que en otros momentos y muchas no lo ven”, afirmó.

Por su parte, Minici también cuestionó “cierto clima policial y punitivo con el lenguaje”. “Se colocan como ‘feministómetros’ para medir si una mujer es más o menos feminista”, criticó.

“El feminismo también es como la cultura de la revolución. Es un centro productor de discurso. Esto de que una vez que ves la matrix no podés dejar de verla en todos lados. Con el primer marxismo debía pasar lo mismo: si entendiste que hay clases sociales las ves en todos lados”, reflexionó Minici, agregando que “hay algo de la cultura revolucionaria que es pop en un punto y el feminismo está en ese momento pop. Ni Una Menos lo que logra es articular las dos cosas”.

Alcaraz sumó, por otro lado, que uno de los temas que más preocupa al Colectivo Ni Una Menos es cómo se construye un discurso punitivo usando al feminismo como excusa. “Cuando se viene a pensar al derecho penal como única respuesta a problemas sociales que el feminismo pone sobre la mesa, nos preocupa. Corre el eje de lo propositivo que tiene el feminismo”, indicó.

Desde su mirada, el feminismo debe apelar siempre al principio de inocencia y a todas las garantías constitucionales. “Seguimos la línea de las Madres y las Abuelas”, sostuvo. “No es sencillo”, agregó, “alguien agarra el discurso del feminismo y lo mete en una licuadora y lo vuelve punitivo enseguida: ‘Que se pudran en la cárcel’, ‘que se mueran’. Es preocupante, no queremos vivir en esa sociedad”.

“Hay discusiones que se orientan hacia la justicia y deberían pedir por ejemplo que se aplique la ley de Educación Sexual Integral”, sumó Minici quien también reflexionó: “Estamos en una fase de expansión y organización del movimiento pero falta muchísimo en la profundidad y maduración política”.

De redacciones y entrevistas a ser conductoras y constructoras de un movimiento de decenas de miles, la amplitud y precisión de las integrantes de Ni Una Menos para pensar teoría feminista, de la mano de una lectura política de la etapa, entusiasma. En la segunda parte de esta entrevista, Alcaraz y Minici explican su mirada sobre la coyuntura, el poder de la articulación continental y cómo impacta este nuevo momento del feminismo en la lucha multisectorial contra la avanzada conservadora.

Julia de Titto – @julitadt

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