15 diciembre, 2016
Ganancias: para evitar una derrota en el Congreso, el gobierno ahora busca negociar
Conscientes del costo político que traería un eventual veto a la reforma de Ganancias, las negociaciones iniciadas desde Casa Rosada buscan atenuar el impacto. El objetivo central: consensuar con la oposición, los gobernadores y la CGT un texto intermedio entre ambas propuestas.

Conscientes del costo político que traería un eventual veto a la reforma de Ganancias, las negociaciones iniciadas desde Casa Rosada buscan atenuar el impacto. El objetivo central: consensuar con la oposición, los gobernadores y la CGT un texto intermedio entre ambas propuestas.
Desde que fue aprobada en Diputados, el mundo político se volvió monotemático. La apertura de una ronda de negociaciones multisectoriales por parte del gobierno evidencia la magnitud de la encerrona: Cambiemos sólo negocia cuando necesita votos.
Del otro lado del universo, Sergio Massa negocia mientras tanto con el jefe de la bancada del Frente para la Victoria en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, para llegar a la semana que viene con un texto consensuado. El líder del Frente Renovador tiene escaso peso en la Cámara Alta, pero hoy su apoyo es fundamental por una razón estratégica: si el proyecto se aprueba con modificaciones, volverá entonces a Diputados y ahí sólo él puede asegurar la victoria.
“Estamos a la espera de lo que pase este viernes con la CGT. Es fundamental lo que diga el movimiento obrero”, consideró en declaraciones radiales Pichetto.
Y ése, en efecto, es el otro actor fundamental. Si la troika que dirige la central sindical mayoritaria llega a un acuerdo con el gobierno, la posición del peronismo kirchnerista se debilitará. El presidente cuenta con eso; nada es casualidad. Habló primero con los gobernadores y ahora con la pata sindical. La estrategia parece ser que ello decante en una fuerte presión hacia los senadores para poder negociar después en mejores condiciones.
Así, la solución para el gobierno podría ser la búsqueda de un camino intermedio. Porque si el actual discurso hostil y la presión no funcionan, es posible que el proyecto con media sanción sea refrendado por el Senado. Y allí el presidente lleva las de perder: no tendrá más salida que vetar la ley y asumir el costo que conlleva incumplir las promesas de campaña.
En cambio, si sus interlocutores logran un buen acuerdo con la CGT primero y con los senadores opositores después, es probable que un texto consensuado destrabe el conflicto. Habrá reforma del impuesto a las ganancias como reclama la oposición y al mismo tiempo Cambiemos podrá decir que está haciendo un gran esfuerzo fiscal en favor de los trabajadores.
Como sea, ése es el camino más largo y el oficialismo tendrá que trabajar bastante para poder convencer a todos. Por ejemplo, al senador del Frente para la Victoria Marcelo Fuentes, quien ya avisó: “Negocien lo que negocien, hay un grupo numeroso de senadores que vamos a votar como viene el proyecto de Diputados”.
La cita fundamental, entonces, será el miércoles que viene. Si todas las partes alcanzaron para entonces el acuerdo que buscaban, habrá sesión en el Senado. Caso contrario, todo se continuará dilatando. Las sesiones extraordinarias terminan a fin de mes.
Federico Dalponte – @fdalponte
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