Europa

13 diciembre, 2016

El destino incierto de los refugiados

Más de 47 mil personas invisibilizadas en Grecia que escaparon de las guerras están viviendo en campamentos no dignos.

“La humanidad ha naufragado” se tituló la imagen que recorrió el mundo del niño sirio muerto en la playa de Turquía. Fue tapa cientos de diarios, portales de noticias y se viralizó por las redes sociales. Sin embargo, la vida Aylan Kurdi -de sólo tres años- no alcanzó para evidenciar la dura realidad que viven millones de personas que huyen de sus países por las guerras. El destino del bote en el que navegó Aylan era la isla griega de Kos, la gran puerta de entrada a la Unión Europea y tenía capacidad para cuatro individuos, pero viajaban quince.

Según voceros oficiales de Amnistía Internacional, hay más de 47 mil personas en Grecia, entre refugiados y solicitantes de asilo que en general proceden de Siria, Irak y Afganistán. 7.500 personas están alojadas en departamentos y hoteles, pero la mayoría viven repartidas entre unos 50 campos en condiciones deplorables.

Algunos campamentos oficiales, como los de Malakasa y Ritsona, se encuentran en áreas remotas, lejos de los hospitales y servicios básicos. Los mismos se construyeron sin tener en cuenta las necesidades de los grupos de poblaciones más vulnerables como embarazadas, personas con discapacidad y ancianos.

Es muy importante el valor del trabajo de Organizaciones sin fines de lucro, voluntarios y activistas que intentan paliar las carencias de ayuda humanitaria. Pero Amnistía Internacional advierte que los campos oficiales de refugiados no son adecuados ni siquiera para estancias cortas.

Araz Hadjian es una fotógrafa argentina y estuvo en el campo de refugiados de Idomeni colaborando con cientos de inmigrantes a través de la ONG española «Bomberos en Acción». No sólo su solidaridad y compasión la impulsaron a viajar para ayudar, sino también su sangre, ya que nació en Aleppo (Siria).

“Estuve veinte días con cuatro compañeros y siempre antes de ir (al campo) pasábamos por el supermercado a comprar agua, comida y artículos de higiene para llevarlos a las familias”, cuenta.

Sobre el campamento en Idomeni, Araz detalla: “Era enorme pero no estaba militarizado, no había controles para entrar como en otros, que parecían campos de concentración con ballas de alambrados”. También, revela que fue desmantelado hace 5 meses y las 15 mil personas que estaban allí fueron reubicadas en otros campamentos, deportados a sus países de origen o a Turquía.

“Grecia está en una gran crisis financiera y aún así es un país que está acogiendo a los refugiados y les está dando contención, a diferencia de otros países de Europa que con una posición económica más holgada, no se hacen cargo”, indica. Y en relación a la situación de los inmigrantes, Araz concluye: “La desesperanza es terrible, están ahí en masa sin saber cuál va ser de su destino”.

La mayoría de los inmigrantes se ven obligados a huir de sus tierras porque dejaron de ser seguras y sus vidas corren peligro. Samir y Ghada (pseudónimos) vivieron el dolor, el miedo y la desesperación en Siria. Gracias al hermano de Samir que vive hace treinta años en el conurbano norte de Buenos Aires, ellos y sus tres hijos pudieron instalarse en Argentina en diciembre de 2015.

A casi un año de estar en el país, las heridas no sanan y recordar el pasado los moviliza: “Decidimos irnos cuando explotó una bomba al lado de nuestra casa”, reconoció Samir.

“A mi cuñado lo asesinaron cuando entraba a su casa y mi hermana perdió el bebé por la explosión de un auto-bomba”, aseguró Ghada. Cuando llegaron, los niños escuchaban los ruidos de los aviones y lloraban. Ahora, sólo el más chico se asusta cuando lo oye.

La situación de las personas refugiadas es una problemática social que involucra a todos los países. Los Estados miembros de la Unión Europea, que se comprometieron a abrir sus puertas a los inmigrantes están postergando y retrasando las iniciativas para brindarles asilo. ¿Cuántos niños más como Aylan tienen que morir para que dejen de considerarlos como un número y se los valore como personas?

Antonella Pisetta

Foto: Araz Hadjian

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