América del Norte

13 diciembre, 2016

CEOcracia a la Trump: Rex Tillerson será el secretario de Estado

El presidente electo de Estados Unidos anunció que el máximo ejecutivo de la petrolera ExxonMobil estará a cargo de la política exterior. Desde su posición empresarial trabó fuertes lazos de negocios con Rusia.

El reality show generado en torno al futuro gabinete de Donald Trump llegó a su punto cúlmine con la revelación del nombre del próximo secretario de Estado de los Estados Unidos. El presidente electo hizo el anuncio fiel a su estilo: a través de su cuenta de Twitter.

“He elegido a uno de los verdaderos grandes líderes de negocios del mundo, Rex Tillerson, presidente y CEO de ExxonMobil, para ser secretario de Estado”.

El elegido es Rex Tillerson, CEO de la compañía petrolera ExxonMobil. Texano, de 64 años, lleva más de cuatro décadas trabajando dentro de la empresa sucesora de la Standard Oil (el imperio hidrocarburífero fundado por la familia Rockefeller a fines del siglo XIX).

Ingeniero recibido en la Universidad de Texas en Austin y entusiasta miembro de los Boy Scouts, Tillerson alcanzó el máximo cargo ejecutivo de Exxon en 2004. Actualmente posee 218 millones de dólares en acciones de la empresa y tenía planeado jubilarse a fines de 2017, con una pensión en torno a los 70 millones.

Amigos son los amigos

Exxon ingresó al negocio de los hidrocarburos rusos en el momento mismo de la caída de la Unión Soviética. Pero su relación con el subsuelo del gigante euroasiático dio un salto de calidad bajo el liderazgo de Tillerson.

En 2011, en la exclusiva villa de Vladimir Putin en el balneario de Sochi, sobre el Mar Negro, el futuro secretario de Estado firmó un acuerdo con el presidente ruso para que Exxon se asocie con Rosneft, la compañía petrolera estatal, en la exploración del Océano Ártico.

También negoció un acuerdo para perforar una amplia región de Siberia, más allá del Círculo Ártico. Distintas estimaciones apuntan a que ese negocio podría tener un valor en torno a los 500 mil millones de dólares.

Semejantes esfuerzos de parte de ExxonMobil le valieron a Tillerson un reconocimiento estatal: en 2013, Putin le entregó la Orden de la Amistad, “por su trabajo en el fortalecimiento de la cooperación en el sector energético”.

Sin embargo, por esa misma época todo empezó a cambiar. El conflicto en Ucrania y la posterior anexión de Crimea derivaron en una serie de sanciones económicas de Estados Unidos sobre Rusia. Entre los sectores que se prohibía comerciar se incluían las formas no tradicionales de extracción de hidrocarburos: tanto el shale como el offshore.

El gobierno estadounidense anunció que Exxon debía terminar cualquier tipo de cooperación con Rosneft para el 26 de septiembre de 2014. Lobby mediante, la empresa consiguió una extensión hasta el 10 de octubre y, en esas dos semanas, descubrió una reserva de 750 mil millones de barilles en el Mar de Kara.

Ese importante botín de oro negro lleva más de dos años esperando ser extraído. Ahora, Tillerson se encuentra en la posición ideal para levantar las sanciones a Rusia y así, continuar beneficiando a la compañía a la que sirvió durante 41 años. Además de a los amigos que hizo en sus viajes a Moscú y San Petersburgo.

Emisiones peligrosas

Más allá del posible conflicto de intereses que generan sus buenas migas con Rusia, Tillerson tiene otro nubarrón en su camino hacia el departamento de Estado. La U.S. Securities and Exchange Commission (más conocida por su sigla: SEC) el ente encargado de regular el mercado financiero estadounidense, tiene a ExxonMobil en la mira.

El gigante petrolero está bajo investigación por no tener en cuenta, luego de la firma por parte de Estados Unidos del Acuerdo climático de París en 2015, el aumento de costos producido por el llamado “precio del carbono”. Es decir, el mayor gasto de dinero que implicará la extracción de petróleo, ya sea por el pago de multas a la emisión de gases de efecto invernadero, o el gasto necesario para generar tecnologías que reduzcan la emisión de estos gases.

Además, la SEC busca explicaciones para la valuación de las reservas petroleras de Exxon. Aunque el precio del barril pasó de 118 dólares en junio de 2014 a 28 en febrero de 2016, la compañía liderada por Tillerson mantuvo sus valores en el mismo nivel. Como ejemplo, en el mismo período de tiempo su competidora Chevron redujo el valor de sus reservas en 50 mil millones de dólares.

Sin embargo, Tillerson no deberá preocuparse demasiado: siete miembros de primer nivel de la SEC presentaron su renuncia luego del triunfo de Trump. El presidente electo ahora podrá selecciones a tres de los cinco miembros ejecutivos de la Secretaría, por lo que tendrá control sobre las investigaciones que realice.

Así, el presidente electo y su gabinete cierran filas. La elección del jefe de la política exterior va más allá del conflicto de interés que ya es costumbre en la versión estadounidense de la CEOcracia. Demuestra, una vez más, que las relaciones internacionales cambiarán radicalmente el 20 de enero de 2017. El mundo ya no será el mismo con Trump.

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

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