12 diciembre, 2016
La política exterior de Mauricio Macri: una “apertura al mundo” con saldo negativo
Por Micaela Ryan. El primer año de gestión de Mauricio Macri ha dejado gusto a poco. Sin lograr las ansiadas inversiones ni erigirse como líder regional, las políticas exteriores consistieron en una sucesión de errores y cambios de estrategias. El año se cierra con el reclamo internacional por la liberación de Milagro Sala y un gobierno a la defensiva.

Por Micaela Ryan. El primer año de gestión de Mauricio Macri ha dejado gusto a poco. Sin lograr las ansiadas inversiones ni erigirse como líder regional, las políticas exteriores consistieron en una sucesión de errores y cambios de estrategias.
Desde el inicio de su gestión, Mauricio Macri proyectó las relaciones exteriores en clave de inversiones. La primera acción internacional del presidente fue la participación en el Foro Económico de Davos 2016. Buscó elaborar una carta de presentación hacia al mundo en un ámbito que le resultaba familiar, mostrándose como un exitoso empresario que también puede atender del otro lado del mostrador. Pero en la primera vuelta, Macri se quedó con gusto a poco: el mundo al que la Argentina debía salir no se interesó tanto por su figura como él y su entorno especularon.
La debilidad central del presidente radicó en no poseer las cualidades para leer el mundo al que quería abrirse: con una tendencia mundial de retracción del consumo y mayor protagonismo del sistema financiero en la dinámica económica mundial, Argentina tiene poco que ofrecer. Davos funcionó para los flashes pero dejó poco en la canasta: no se anunciaron grandes ni significativas inversiones. Esta postal anticipó lo que fue el desarrollo del 2016 en términos de inversiones, que se repitió en el «mini Davos» que el gobierno organizó en Buenos Aires en septiembre.
La principal jugada de Malcorra, la canciller radical de Macri, para congraciarse con su jefe se concretó el 23 de marzo con la llegada de Barack Obama a la Argentina. Macri recibió a su par del norte en el contexto del 40 aniversario del golpe de Estado militar de 1976, en un gesto que le costó más a nivel interno de lo que le redituó con el gobierno de Estados Unidos.
La visita de Obama no tuvo un fin comercial entre ambos países, como Macri insitió en anunciar. De hecho, la balanza comercial ha sido favorable para el gigante del norte como nunca antes durante la última década: desde 2010 los beneficios norteamericanos no han descendido de los 5 mil millones de dólares anuales.
Así como Bush, el último presidente norteamericano en pisar suelo argentino antes de la visita de Obama, simbolizó la derrota del ALCA, el arribo de Obama significó el inicio del viraje de la política continental. Porque si hay algo en lo que Macri contribuyó sustancialmente fue en dañar los procesos de integración regional, especialmente la UNASUR y el Mercosur. Recientemente esto se evidenció en el intento de expulsión de Venezuela del Mercosur, a quien le corresponde asumir la presidencia pro témpore del organismo.
El objetivo central del presidente fue disminuir el margen de acción de esos bloques, donde prima la lógica del desarrollo de la economía local y las negociaciones en bloque con otras potencias del mundo. Puso toda su energía en redirigirlo hacia la Alianza del Pacífico, un rejunte de países cuyas políticas internacionales no alteraron la relación de subordinación a Estados Unidos durante las últimas décadas. Fue así como Macri participó de la cumbre presidencial de este organismo que se realizó en Chile a fines del mes de junio y donde manifestó querer “acercar al Mercosur a la Alianza del Pacífico”.
Semanas después, el presidente realizó una gira a Europa erigiéndose como el negociador de América Latina con la Unión Europea, sea en versión Mercosur o Pacífico. Pero otra vez recibió el revés del otro lado del Atlántico. No supo leer el contexto internacional y regresó con la valija vacía de inversiones y desalentada de tratados comerciales, al menos en el corto plazo. Ni su madrina política, Ángela Merkel, logró convencer a los empresarios del agro europeo a desistir de su producción en favor de las importaciones latinoamericanas.
Lo cierto es que el segundo semestre tampoco llegó nunca en el plano de las políticas internacionales de Mauricio Macri. A mediados de año, la canciller Malcorra se encontraba más concentrada en su campaña por la secretaría general de la ONU que por llevar adelante una nutrida agenda internacional.
La Casa Rosada fue sede de encuentros de poca notoriedad. Mateo Renzi, Enrique Peña Nieto y Michel Temer buscaron el ansioso abrazo con Macri: todos ellos registran bajísimos niveles de popularidad en sus propios países. El apoyo de Macri a Temer -quien se dirigió a la Argentina como primer viaje presidencial- ha evidenciado la necesidad desesperada de tener aliados regionales.
Llegando al mes de septiembre Malcorra aseguraba que Hillary Clinton sería la próxima presidenta de Estados Unidos. Eso llevó a motivar al presidente a que se expida públicamente, manifestando su apoyo al Partido Demócrata. El posterior triunfo de Trump produjo un desaliento del rol de Malcorra y la mirada por parte del gabinete de Macri de asumir las relaciones con Estados Unidos desde la figura del presidente, quien conoce a Trump de sus andanzas empresariales.
La liberación de Milagro Sala, reclamo internacional
Si algo más le hacía falta al gobierno de Macri para cerrar un pésimo primer año de gestión en materia de logros políticos internacionales es el reclamo por la liberación de la dirigente social Milagro Sala que se extendió por el mundo. La prisión política de Sala, diputada del Parlasur, produjo que se pronuncien a favor de su liberación organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Grupo de Trabajo contra las detenciones arbitrarias de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
Esta situación ha dejado en evidencia el incumplimiento de los derechos humanos en la Argentina, produciendo que un conflicto que el gobierno quiso mantener puertas adentro ya se considere un escándalo jurídico internacional.
Luego de un año, el saldo del gobierno de Cambiemos en materia internacional es negativo. Lejos del rol de líder que Macri deseó cumplir, hoy se encuentra a la defensiva. El giro de la política internacional con el ascenso de Trump puede implicar la inminente salida de Malcorra de al frente de la cartera de Relaciones Exteriores. El frente internacional es cada vez más conflictivo, atravesado de errores de cálculo y de fallas estratégicas.
@LaMicaRyan
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