Cultura

5 diciembre, 2016

Snowden: un cachetazo de realidad sobre el espionaje masivo

Oliver Stone hizo de su última película, Snowden, un manifiesto contra el espionaje masivo y la responsabilidad política del gobierno estadounidense en la pérdida de privacidad de la ciudadanía.

Oliver Stone hizo de su última película, Snowden, un manifiesto contra el espionaje masivo y la responsabilidad política del gobierno estadounidense en la pérdida de privacidad de la ciudadanía.

Si a algo nos tiene acostumbrados Oliver Stone es a buenos productos cinematográficos con claridad en el mensaje político pero no por eso menos entretenidos. Snowden no es la excepción.

El film narra la historia de cómo un joven analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y contratista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) se transformará en el Edward Snowden conocido mundialmente por haber filtrado información sobre el espionaje masivo que el gobierno estadounidense realizaba sobre la ciudadanía de ese país y otros.

Quien narra los hechos es el propio Snowden –interpretado por Joseph Leonard Gordon-Levitt, desde la habitación del hotel de Hong Kong donde decidió dar a conocer la información que tenía trabajando con periodistas de The Guardian y The Washington Post para procesar los datos y llevarlos al público de la forma más pedagógica posible.

Basada en los libros The Snowden Files de Luke Harding y Time of the Octopus de Anatoly Kucherena, la película transmite con contundencia la magnitud del espionaje estadounidense, bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo posterior al 11 de septiembre de 2001.

Snowden funciona como gran complemento de Citizenfour, el documental de Laura Poitras. Y aunque está planteada como una biopic, es decir una película biográfica, en realidad supera el género y lo transforma un poco en un thriller, un poco en una clase magistral.

En el film del director de Wall Street y Al sur de la frontera, no encontramos información reveladora, pero sí mucha. En cantidades industriales. Sistematizada, ordenada y explicada para que cada espectador o espectadora salga del cine con un concepto claro: el gobierno de Estados Unidos espía a quien quiere sin necesidad de justificar sus actos, amparado en leyes y un Poder Judicial secreto que permiten pinchar cualquier teléfono, escudriñar cualquier cuenta de Facebook o mail, encender las cámaras de cualquier notebook, mientras se diga que es en defensa de la seguridad nacional.

«Creo que la historia debería explicarse por sí misma. Los motivos de Snowden quedan claros en la película. Mostramos lo que hizo para la Agencia de Seguridad Nacional y cómo le marcó. Mostramos las posiciones que tuvo a lo largo de nueve años y por qué cambió. El sentía que debía servir a la Constitución de los Estados Unidos y que ésta está por encima del juramento que prestó ante la NSA. En su opinión, la NSA ha violado la ley», explicó Stone.

snowdenSnowden, uno de los más famosos whistleblowers (informantes) de la última década, proviene de una familia militar y quiere servir a su país. Por un problema físico es dado de baja de las Fuerzas Armadas pero rápidamente es reclutado para desempeñarse en la CIA y formado para realizar tareas de inteligencia. Allí comienza a aprender sobre los grises legales y el poder de la información. En el período de nueve años que la película relata, distintos hechos lo irán marcando, mientras intenta construir una relación con su novia -Lindsay Mills, interpretada por Shailene Woodley, con la que actualmente vive en Moscú-.

Oliver Stone vuelve a cargar, en este film, contra el statu quo internacional. Si la película sobre Hugo Chávez (Mi amigo Hugo), estrenada en 2014, o clásicos como Nixon o JFK y la reciente La historia no contada de los Estados Unidos, no bastaban para entender la visión del cineasta, Snowden vuelve a poner en agenda uno de los temas que han salido a la luz con más fuerza en los últimos años: la inteligencia de los Estados trasciende toda previsibilidad y los vuelve Gran Hermanos que todo lo vigilan y controlan.

No se trata de teorías conspirativas, ni de supuestos: los programas develados por el protagonista del film, XKeyscore y PRISM, capturan datos sobre los usuarios de sus correos electrónicos y hasta de juegos como Angry Birds. También las agencias de inteligencia poseen acuerdos con las grandes telefónicas y compañías de internet y telecomunicaciones como AOL, Verizon, Vodafone, Global Crossing, British Telecommunications, Facebook, Apple, Dropbox, Microsoft y Yahoo, para acceder a sus bases de datos. La revelación de Snowden dio cuenta, además, de la cooperación estadounidense con agencias de inteligencia de Gran Bretaña, Alemania, Canadá, Francia y Australia con el mismo propósito.

Los datos que Snowden extrajo de la NSA e hizo públicos son considerados por el Pentágono como el “robo de secretos más grande de la historia” de Estados Unidos.

En su libro Sin un lugar donde esconderse: Edward Snowden, la NSA y el Estado de Vigilancia en los Estados Unidos, el periodista Glenn Greenwald, uno de los que dio a conocer la información en 2013, dice que, al consultar a Snowden por qué le gustaban tanto los videojuegos, éste respondió: “El protagonista suele ser una persona corriente, que se encuentra enfrentado a graves injusticias por parte de fuerzas poderosas y debe elegir entre salir corriendo o luchar por lo que cree. Y la historia demuestra que gente igualmente corriente, con la suficiente resolución por la justicia, puede triunfar sobre los adversarios más formidables”.

El ex espía es aún perseguido por el gobierno de Estados Unidos. Los sistemas de inteligencia masiva se mantienen. Pero el triunfo de Snowden reside en que el público puede ser ahora consciente de ello. La película es contundente y, aunque no es el mejor film de Stone, sí tiene un ritmo atrapante que la convierte en altamente recomendable más allá de la importancia del contenido.

Julia de Titto – @julitadt

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