Europa

5 diciembre, 2016

Austria: derrota para la ultraderecha en las elecciones presidenciales

Alexander van der Bellen, candidato independiente apoyado por el Partido Verde, será el nuevo presidente de Austria. Derrotó en el ballotage al candidato del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ, por sus siglas en alemán), Norbert Hofer.

Alexander van der Bellen, candidato independiente apoyado por el Partido Verde, será el nuevo presidente de Austria. Derrotó en el ballotage al candidato del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ, por sus siglas en alemán), Norbert Hofer.

Cuando aún quedan por contar cerca de 500 mil votos por correspondencia, van der Bellen suma el 51,7 por ciento de los electores, y se espera que esa ventaja aumente una vez que finalice el recuento.

Esta segunda vuelta fue la reedición de la del 22 de mayo, cuando van der Bellen había derrotado a Hofer por una diferencia de apenas 31 mil votos y una decisión de la Corte Suprema obligó a repetir la elección por irregularidades en el escrutinio.

La primera vuelta, que tuvo lugar el 24 de abril, derivó en una crisis política: Hofer fue ampliamente el candidato más votado, mientras que los dos partidos tradicionales austríacos, el Socialdemocrata (SPÖ) y el Popular (ÖVP) quedaron en cuarto y quinto lugar, respectivamente.

La desconfianza política generada por los resultados llevó a la renuncia del canciller Werner Faymann, del SPÖ, y su reemplazo por su compañero de partido, Christian Kern.

El cargo de presidente de Austria es mayormente simbólico: se trata del jefe de Estado, que representa al país en el exterior y cumple funciones principalmente ceremoniales. El poder político real recae sobre el canciller y, en última medida, sobre el Parlamento.

Con su triunfo, van der Bellen se convierte en el primer presidente electo del Partido Verde en un país de la Unión Europea; mientras que la derrota de Hofer le impide a la ultraderecha continental cerrar bien un año marcado por la victoria en el referendum por el Brexit y el crecimiento en varios países, como Francia y Holanda.

Un fenómeno fundacional

A diferencia de lo ocurrido con otros partidos de ultraderecha europeos como el UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido, por sus siglas en inglés), el FPÖ no es una irrupción reciente en la política austríaca. Por el contrario, es un espacio político que sirvió de inspiración a los de países vecinos.

Está consolidado como la tercera fuerza, por detrás del SPÖ y el ÖVP, desde principios de los ’80. Sin embargo, el salto definitivo a la masividad lo dio en las elecciones de 1999, cuando bajo el liderazgo de Jörg Haider obtuvo el segundo puesto con más del 26 por ciento de los votos.

Tras meses de negociaciones, un acuerdo con el ÖVP permitió formar un gobierno liderado por Wolfgang Schüssel, con miembros del FPÖ en puesto claves como la vicecancillería y el ministerio de Finanzas. Sin embargo, la figura de Haider, considerada demasiado controversial, quedó al margen del gabinete.

El derrumbe de esta coalición de gobierno, y el retroceso en las elecciones de 2002, agravado por la salida definitiva del partido de Haider en 2004, sumergió al FPÖ en un proceso de reconstrucción del que se mostró repuesto en 2013. Encabezado por Heinz-Christian Strache, volvió a superar el techo del 20 por ciento de los votos y se reubicó como un actor político de relevancia.

Así, a pesar de la derrota, el FPÖ y sus aliados en Europa miran con esperanza el futuro. De no mediar ningún inconveniente, el SPÖ continuará gobernando hasta octubre de 2018, fecha prevista para las próximas elecciones legislativas. Allí, en pleno descrédito de los partidos tradicionales, la ultraderecha volverá a buscar dar el golpe.

Alivio en la UE

Al mismo tiempo que van der Bellen ganaba las elecciones en Austria, el primer ministro Matteo Renzi presentaba su renuncia en Italia luego de que sus reformas a la Constitución fueran rechazadas en un referéndum.

Si bien esto no implica un golpe directo al futuro de la Unión Europea, el temor por los resultados de las próximas elecciones italianas aumenta. Combinar ese golpe con una victoria de Hofer en Austria hubiera sido demasiado para Bruselas, en un año que de por sí estuvo marcado por la incertidumbre.

Van der Bellen dijo en su discurso que este triunfo envía un mensaje “a las capitales de la Unión Europea de que se puede ganar elecciones con posiciones altamente pro-europeas”.

El presidente de Francia, François Hollande, afirmó que Austria “eligió Europa, y la apertura”. El vicecanciller de Alemania, Sigmar Gabriel, se unió al coro celebratorio: “la menta de toda Europa se acaba de sacar una carga de encima”.

 

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

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