Europa

28 noviembre, 2016

Después de Trump y el Brexit: Europa, de cara a un año clave

La extrema derecha marcó los dos primeros grandes triunfos de su historia reciente, ni más ni menos que en Estados Unidos y Gran Bretaña. Francia, Holanda y Austria podrían confirmar en los próximos meses su ascenso al centro del poder mundial.

El 2016 pasará a la historia como el año del renacimiento de la extrema derecha en el centro del mundo. La victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos vino a coronar una serie de triunfos de los nuevos nacionalismos ultraconservadores.

La fulgurante aparición del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, por su sigla en inglés) y su líder Nigel Farage, con el histórico Brexit como principal logro, es solo el punto de mayor notoriedad de la ultraderecha europea.

El descrédito del gobierno de François Hollande, sumado a la descomposición de la derecha tradicional reflejada en la figura del ex presidente Nicolas Sarkozy, aportaron al ascenso imparable del Frente Nacional de Marine Le Pen, que llevaba más de una década como tercera fuerza gala pero ahora se encuentra ante la posibilidad real de ocupar el Palacio del Elíseo.

En Austria, las encuestas previas a la repetición de las elecciones presidenciales muestran como favorito a Norbert Hofer, del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ, por su sigla en alemán). Si bien se trata de un cargo mayormente simbólico, ya que el poder real recae sobre el canciller, sería la primera vez que esta formación logra ocupar un cargo electivo nacional, algo que estuvo muy cerca de lograr cuando era liderado por el fallecido Jörg Haider.

En Holanda, el crecimiento del PVV (Partido de la Libertad, por sus siglas en holandés), liderado por Geert Wilders, no se detiene y ya lidera en las encuestas de cara a las elecciones de marzo del año próximo.

También se han afianzado fuerzas de extrema derecha en Hungría (donde el primer ministro Viktor Orbán mantiene postura anti-imigración, al igual que el principal partido opositor, Jobbik), Polonia, Bélgica, Rumania, Dinamarca y Finlandia.

Ni siquiera la columna vertebral de la Unión Europea, Alemania, está a salvo de la ola ultraderechista. El partido Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) creció con fuerza en las elecciones regionales de este año y, aunque no parece estar en condiciones de poner en riesgo una nueva reelección de la canciller Angela Merkel, ya es un factor político insoslayable en la política teutona.

Francia: la madre de todas las batallas

Aunque faltan factores por definir, el tablero de las elecciones presidenciales francesas de 2017 quedó mayormente resuelto con la cómoda victoria François Fillon en el ballotage de las primarias de centroderecha el último domingo.

Lejos de buscar seducir a los votantes socialdemócratas decepcionados con Hollande, Fillon basó su campaña en un programa con muchos puntos en común con el de Le Pen, a diferencia de su contricante, Alain Juppé. El ex presidente Nicolas Sarkozy ni siquiera logró superar la primera vuelta.

Con los socialistas aparentemente fuera de competencia (tendrán sus primarias en febrero, y el actual primer ministro Manuel Valls aparece como favorito), y la izquierda liderada por Jean-Luc Melenchon lejos en las encuestas, Fillon es el favorito a llegar a un ballotage con el Frente Nacional, que casi con seguridad será el partido más votado en la primera vuelta del 23 de abril.

Queda la incógnita, entonces, si el programa extremadamente conservador que propuso Fillon para las primarias fue una estrategia (efectiva, ya que obtuvo el 66,5% de los votos, casi tres millones) para ser electo candidato, o realmente planea disputar la base de Le Pen.

Si el candidato de la centroderecha no logra seducir a un número importante de votantes progresistas, podría estar entregándole al Frente Nacional la presidencia. La campaña todavía está en pañales y la duda se disipará en los meses por venir.

Distinta es la situación en Holanda, que tendrá sus elecciones el 15 de marzo. Es una posibilidad real que Geert Wilders sea el candidato más votado, pero al tratarse de un sistema parlamentario, el primer ministro liberal Mark Rutte podría ser reelecto con el apoyo de la centroderecha tradicional.

No deja de ser una señal de alarma en un país con una política tradicionalmente de fronteras abiertas, con una fuerte población musulmana y una historia liberal en términos de derechos civiles.

La entrada

Aunque el plato principal de la extrema derecha será Francia, y Holanda será la guarnición, antes de que termine el año tendrá un par de momentos para engañar el apetito.

El 4 de diciembre es el día marcado en el calendario. Este domingo, se producirá el referéndum constitucional en Italia, y se repetirá la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Austria.

En el primer caso, si bien no se trata de una elección para un cargo ejecutivo, sí se pone en juego el futuro del primer ministro Matteo Renzi, que anunció que renunciará si no se aprueban los cambios, que mayormente apuntan a cambios en los procedimientos parlamentarios.

Si finalmente triunfa el «no», el favorito en una futura elección parlamentaria es el Movimiento Cinco Estrellas del comediante Beppe Grillo. Si bien es un espacio político más bien amorfo, y definitivamente no se incribe en el espacio de la ultraderecha europea, tiene profundos puntos de contacto con ella, especialmente en lo que refiere al futuro de la Unión Europea.

El mismo día, Austria repetirá las elecciones presidenciales del 22 de mayo de 2016, que fueron anuladas por irregularidades con el voto por correspondencia. En aquella ocasión, el candidato independiente miembro del Partido Verde, Alexander Van der Bellen, había superado al del FPÖ, Norbert Hofer, por apenas 31 mil votos.

Este ballotage ya es un punto de inflexión para la política austríaca, ya que su bipartidismo tradicional quedó destrozado. Ni el SPÖ (socialdemócrata) ni el ÖVP (conservador) lograron avanzar a la segunda vuelta.

Será nuevamente una elección cerrada: ninguna encuesta le da más de dos puntos de ventaja a ninguno de los candidatos. Un triunfo de Hofer podría ser el punto de partida para el 2017 soñado por Le Pen, Wilders, Farage y compañía.

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

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