22 noviembre, 2016
Rediscutir los convenios colectivos: una puerta al recorte de derechos
Por Federico Dalponte. Alentando el fantasma de la desocupación, el presidente Mauricio Macri deslizó esta semana la posibilidad de negociar “todos los convenios laborales de vuelta”. Una propuesta que sólo beneficia a los empresarios y que tiene antecedente en el gobierno de la Alianza.

Por Federico Dalponte*. El mundo del trabajo tiene voces autorizadas y expertos de todo color. De izquierda a derecha se multiplican los casos de asesores de rumbo diverso y experiencias divergentes. La Unión Industrial Argentina, sin ir más lejos, tiene eminentes conocedores de cuña empresarial aunque con sólida formación académica.
En ese universo de grises, la impericia de Mauricio Macri acerca del mundo laboral no tiene parangón. Desconoce el funcionamiento del sistema de normas, menosprecia las experiencias pasadas y, como consecuencia, pronuncia frases francamente desmedidas. Pero con todo, su ideología emerge tan clara como preocupante.
El último dicho, el más reciente, fue pronunciado durante el lanzamiento de un plan de capacitación a cargo de la multinacional Internet Media Services. Allí propuso, concretamente, “discutir todos los convenios laborales de vuelta” para adaptarlos al siglo XXI.
La frase, descontextualizada, parece sensata. Y en parte lo es. La mayoría de los convenios colectivos data de la ronda de negociaciones de la década de 1970. Desde allí hasta hoy, muchas cláusulas fueron renegociándose, pero en lo sustancial no hubo grandes cambios.
El problema, claro, es el contexto. Durante la última década varios expertos laboralistas como Mario Elffman u Oscar Valdovinos bregaron a favor de incorporar a las negociaciones temas novedosos y urgentes. Evitar -planteaban- que en paritarias sólo se forcejeen guarismos salariales y debatir también acerca del trabajo no registrado, la no discriminación, la formación profesional, etcétera, hoy todos puntos ausentes de los convenios.
A su turno, en 2008, el ministro de Trabajo Carlos Tomada tomó la posta e hizo suyo el reclamo. Así, la Subsecretaría de Relaciones Laborales, comandada entonces por Álvaro Ruiz, fomentó la realización de talleres, capacitaciones y la publicación incluso de material de divulgación. Todo ello con resultados relativos, aunque en definitiva la propuesta estaba encaminada.
En ese contexto, la novedad macrista de este tiempo incluye una fórmula curiosa: pretender rediscutir lo ya discutido, “discutir de vuelta”, dice él; cuando lo lógico sería discutir lo nuevo, lo nunca discutido.
Los convenios: el reaseguro de la protección
Los trabajadores cuentan con diversos niveles de protección. El primero, por supuesto, es la ley. Ningún empresario puede sustraerse a ella y su cumplimiento es obligatorio para todos por igual.
Por encima de las leyes, el segundo nivel es el convenio colectivo. Los sindicatos y las cámaras empresariales, en uso de su libertad, pueden negociar lo que les plazca con el objeto de adaptar la generalidad de la ley a la especificidad de cada actividad. Sólo un punto los condiciona: pueden mejorar allí las condiciones laborales, pero nunca empeorarlas.
Rediscutir la totalidad de los convenios implica entonces poner en cuestión todos los derechos que, por encima del mínimo legal, conquistaron los trabajadores organizados. La adaptación a la modernidad, esa entrada al siglo XXI que propone el presidente, esconde así un costado menos filantrópico.
Las leyes que garantizan derechos son difíciles de modificar. Se necesitan mayorías, ganar el debate público, doblegar opositores. En definitiva, es demasiado arduo.
Dinamitar derechos a través de la rediscusión de los convenios parece en cambio más sencillo. Máxime en tiempos en los que el poder estatal y el empresarial suman más que la voluntad de los diversos gremios.
“Al aferrarnos a esos convenios lo que hacemos es debilitar los puestos de trabajo que tenemos”, agregó Macri, avivando el fantasma de la desocupación.
La vigencia: el antecedente «Banelco»
El mundo de la modernidad puede ser conquistado a través de las leyes. Es lo que impulsaría un presidente conocedor del universo laboral. Y allí es donde se abren algunos interrogantes de cara al futuro. Porque si bien es cierto que los sindicatos pueden negarse a renegociar los acuerdos actuales, bastaría con modificar su vigencia por ley para forzarlos a hacerlo.
Si los convenios no caducan nunca es porque así lo dispuso alguna vez la ley 14.250. Aunque siempre fue objeto de debate. En el año 2000, por caso, ley «Banelco» mediante, se limitó la vigencia de los convenios para forzar a las partes a renegociar sus cláusulas periódicamente.
Y si bien aquella norma fue derogada cuatro años más tarde, es algo similar a lo que hoy propone Macri, aunque por ahora sólo apelando a la buena voluntad de los gremios.
En cualquier caso, sería aventurado hacer mayores pronósticos. De momento, existe un presidente que cree que al siglo XXI se ingresa modificando los convenios colectivos y un empresariado voraz interesado en renegociar hoy mismo todos los acuerdos. El objetivo: recortar derechos. Saben ciertamente que nunca estarán en una posición más ventajosa que la actual.
@fdalponte
*Abogado laboralista (UBA)
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