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15 noviembre, 2016

La pirámide invertida: El Ciudadano, de Cristóbal López a cooperativa

Tras la retirada del grupo empresario que lo gestionaba, trabajadores y trabajadoras del diario rosarino tomaron el camino cooperativo. Notas dialogó con el jefe de redacción, Daniel “Batata” Schreiner, sobre el pasado, presente y futuro de un medio que alguna vez desafió la hegemonía del diario La Capital y que busca recuperar su lugar en la ciudad.

La historia de El Ciudadano es la historia de sus caídas y resurrecciones. Pero esta vez es diferente. La portada del diario del 29 de octubre plantea: “Por la nuestra, pero acompañados”. Luego de dos años de gestión, el grupo Indalo, encabezado por Cristóbal López, comunicó que no administraría más el diario.

Ante esto, sus 63 empleados decidieron autogestionarlo. Ahora, además de consultar fuentes, chequear datos, presentar informaciones y plantear opiniones, deberán aprender financiamiento, marketing y distribución, constituidos en cooperativa.

De mano en mano

Los trabajadores de El Ciudadano & La Región están curtidos en situaciones difíciles. Daniel «Batata» Schreiner es un veterano de larga experiencia en medios, que está allí casi desde el principio: el empresario de medios Orlando Vignatti fundó el diario en octubre de 1998 y él ingresó en mayo de 1999. Nacido hace 47 años, Schreiner entró como redactor en Deportes, luego fue subjefe de Policiales y finalmente ascendió a editor del diario.

“Batata” recuerda al bienio 1999-2000 como la “época gloriosa” de El Ciudadano. Empleaba 170 personas e imprimía 17 mil ejemplares diarios. “Llegó a ser una amenaza para La Capital como un segundo diario consolidado de la ciudad”, sostiene Schreiner, y agrega: “Vignatti se asocia al grupo Vila-Manzano y a fines de abril de 2000 el diario cierra y deja más de 100 compañeros en la calle”. Durante un mes el diario estuvo fuera de circulación. Ese período les dejó una enseñanza: el paro clásico no era la mejor táctica para defender las fuentes de trabajo. El diario debía estar en la calle.

Luego reabre con un estilo amarillista, en la línea de Crónica o Diario Popular. En octubre de 2001 aparece en escena Eduardo López, empresario del juego y entonces presidente de Newell’s, quien asume la gestión del diario. Para López, asegura Schreiner, El Ciudadano era “una defensa, como tener un arma cargada en el bolsillo”.

El terremoto que provocó la derrota de López en las elecciones presidenciales en Newell’s sacudió el diario. En 2009 luego de cuatro o cinco meses de transición y el acompañamiento del Sindicato de Prensa de Rosario (SPR) 65 trabajadores se sumaron al nuevo proyecto de Orlando Vignatti, ahora llamado El Ciudadano & La Gente.

En febrero de 2015 Indalo Media compró el 60% del grupo Ámbito y El Ciudadano se sumó al holding liderado por Cristóbal López. Indalo nunca puso demasiadas fichas en el diario rosarino. De hecho, se trataba de una “redacción subsidiada”: el equipo periodístico trabajaba en la ciudad pero buena parte de la administración se hacía a distancia.

Por eso, la salida del grupo Indalo no fue sorpresiva. Los trabajadores asocian la debacle del diario al clima de revancha en el poskirchnerismo. Para “Batata” se desplegó un “ataque de los medios concentrados (hacia Cristóbal López) aprovechando el momento político para torpedearlo y ponerlo de rodillas”.

Allí inició una cuenta regresiva. La canilla de recursos se fue cerrando. A pesar de la incertidumbre, caracterizan que transitan una “retirada ordenada”: hace dos semanas en el Ministerio de Trabajo provincial llegaron a un acuerdo con la empresa, que se comprometió a abonar las indemnizaciones y saldar la deuda sindical.

Durante 18 años, balancea Schreiner, El Ciudadano fue un instrumento de los distintos grupos para condicionar la agenda pública y desarrollar otros negocios por fuera de los medios. En este marco, caracteriza, también fue un tapón para bloquear un posible desembarco del grupo Clarín en la prensa gráfica de Rosario.

Tiempo de cooperativa

Más allá del posicionamiento editorial de los distintos dueños, resalta Schreiner, siempre intentaron que el diario tuviera la impronta de sus trabajadores: “desde el gremio siempre hemos hecho hincapié no sólo en cumplir las seis horas diarias, sino también en dignificar el trabajo”.

Sin embargo, la situación actual es novedosa. En una cooperativa la asamblea define el trazo grueso del proceso productivo. ¿Cómo compatibilizar decisiones colectivas con operatividad? Como resalta “Batata”, “una redacción es esencialmente piramidal, verticalista”. “Podés ser horizontal a las diez de la mañana pero no en el horario del cierre”, reconoce.

De todas maneras, tienen experiencias de las cuales aprender. Una es la de Tiempo Argentino, a la que Schreiner la define como “absolutamente alentadora y admirable”. A su entender en Tiempo han enfrentado condiciones aún más adversas que las suyas, al estar apoyados por un sindicato incipiente como el Sipreba, con menos inserción que el gremio rosarino.

Otra referencia es la Cooperativa La Masa, integrada por trabajadoras y trabajadores de prensa de Rosario y responsable del periódico El Eslabón y el portal Redacción Rosario. De hecho, varios miembros de La Masa han pasado por la redacción de El Ciudadano.

Buscando el lugar

En 2009 ya habían evaluado constituir una cooperativa, pero consideraron que no estaban dadas las condiciones de mercado. Hoy leen un escenario diferente. Schreiner se entusiasma: “Hay lugar para un segundo diario -sin soslayar el aporte que ha hecho Rosario/12 en estas décadas- que pueda tener una mirada diferente a la de La Capital, que es una megaempresa y, más que eso, una institución de la ciudad, que pueda hablar de otras cosas o que pueda tener una mirada distinta sobre las mismas cosas de las que habla todo el mundo”.

Mientras avanzan con los trámites de creación de la cooperativa, imprimen el diario en la planta de La Capital, gracias a un convenio entre el SPR y el sindicato de los gráficos. Además, decidieron que no durante seis meses no cobrarán sus sueldos para financiar el proceso.

Schreiner identifica dos claves para consolidar el diario: “Por un lado, que a la hora de la construcción estemos a la misma altura que la de la lucha; por otro, que todos los apoyos que hemos recibido hasta ahora se traduzcan en apoyo efectivo, sobre todo de los organismos públicos”. En este sentido, senadores y diputados provinciales expresaron su apoyo a la cooperativa y el Concejo Municipal de Rosario decidió comprar 100 ejemplares diarios.

Mariano D’Arrigo, desde Rosario – @mdarrigo

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