25 octubre, 2016
La pasión por hacer ciencia y defenderla
Por Agustín Eloy Martinez Suñé*. Con la misma pasión y entusiasmo con la que estudiamos e investigamos, quienes nos apasionamos por la ciencia y tecnología salimos a defenderlas. El ajuste presupuestario de Cambiemos es otra forma de mandarnos a «lavar los platos».
Por Agustín Eloy Martinez Suñé*. “Eureka”, gritaba Arquímedes desnudo, por las calles de la Antigua Grecia hace más de dos mil años. ¿Un loco? No, un científico. Uno de los más brillantes que conocimos. Ese que mientras tomaba un baño encontró la solución a un problema que llevaba pensando hace tiempo y no pudo contener la euforia ni reparó en vestirse antes de salir a contárselo al mundo bajo el grito de “¡lo he descubierto!”.
Esa pasión por el conocimiento es un elemento que caracteriza y atraviesa a los científicos desde aquella época a nuestro tiempo. Es el entusiasmo que genera preguntarse y tratar de contestar interrogantes sobre el mundo que nos rodea y de construir nuevas herramientas para aportar a tener un mundo mejor. Y es con esa misma pasión y entusiasmo que los que estudiamos e investigamos vamos a salir a defender eso que nos encanta y que es tan necesario para el desarrollo de un país soberano: la ciencia y la tecnología.
Este jueves 27 de octubre cientos de científicos, estudiantes, investigadores junto a nuestros gremios docentes, federaciones y centros de estudiantes nos concentramos en las puertas del Congreso de la Nación para que los diputados y senadores nos escuchen y modifiquen la propuesta de presupuesto 2017. En caso de aprobarse sin modificación implica un grave recorte para todo el sector de ciencia y tecnología.
El recorte en números, el recorte en futuro
En estos días el presupuesto nacional para 2017 es tema de conversación en las mesas, oficinas y laboratorios de todo instituto, universidad y organismo estatal que desarrolle investigación. Al analizar las partidas destinadas a la finalidad de ciencia y técnica se observan graves recortes. Mientras el aumento total del presupuesto nacional es de un 50,54% y la inflación interanual fue de alrededor de 40%, los aumentos en este área están muy por debajo, lo que demuestra que no se lo considera un sector prioritario.
Por ejemplo, el aumento de presupuesto asignado al área de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva es de un 18,38%. El Ministerio recibiría 2.053,53 millones de pesos en 2017 cuando la partida del año en curso es de $3.043,55 millones, lo que implica un recorte nominal del 32,5%. Reducciones similares ocurren con otros organismos del sistema científico.
Pero, ¿qué significan todos estos números en nuestras vidas cotidianas? Significa que proyectos que se desarrollan hoy en día deberán suspenderse. Significa una menor cantidad de nuevos becarios e investigadores trabajando en el CONICET y otros organismos. Significa que muchos de los que todavía estamos estudiando nuestra carrera posiblemente no encontremos trabajo en el sistema científico argentino. Que perdamos la oportunidad de que cientos de jóvenes formados en nuestras Universidades Nacionales aportemos al desarrollo de nuestro país. En definitiva, para los que estudiamos carreras de ciencia, significa un recorte para nuestro futuro.
Significa también que cada vez esté más lejos el sueño de un país soberano. Un país que pueda desarrollar su independencia a través de la generación de conocimiento propio, fomentando la industria y la producción en áreas estratégicas para el desarrollo. Significa perder la oportunidad de aportar a construir herramientas para la solución de los problemas de nuestro pueblo. Es decir, también significa recortar las posibilidades de tener un país con un futuro mejor.
No queremos volver a lavar platos
Estas noticias que llegan a la comunidad científica traen a la memoria otros tristes recuerdos. Así le pasa a quienes fueron científicos en la década del ‘90. A los y las que escucharon al entonces ministro de Economía decirle a una investigadora que “por qué no se iba a lavar los platos”. A aquellos que tuvieron que cerrar su grupo de investigación, dedicarse a otra actividad, o buscar otro país para continuar con sus proyectos. Nos pasa también a los que todavía éramos chicos en los 90, pero que cuando fuimos creciendo encontramos nuestra vocación por estudiar ciencia. A los que seguro alguna vez recibimos una mirada extraña de algún familiar o conocido por no estudiar una carrera tradicional, un “¿pensaste en cómo vas a sostener tu futuro?”, o un “¿por qué no probas con algo con más salida laboral?”.
No puede pensarse la historia de la ciencia desvinculada del desarrollo histórico de nuestro país y del proyecto político-económico que caracterizó cada etapa. Por eso desde que asumió Mauricio Macri somos muchos los que, con mucha preocupación, nos preguntamos cuál será el rol de la ciencia en el proyecto del PRO. En un modelo de país ávido por inversiones extranjeras, en el que se quiere reducir el gasto fiscal y disminuir el consumo interno, el desarrollo científico no parece tener ninguna prioridad. Esto es lo que lamentablemente empieza a notarse con el proyecto de presupuesto para el 2017.
Pero no vamos a permitir que nos vuelvan a mandar a lavar los platos. La ciencia se pone de pie para frenar este recorte. Ya son más de treinta mil las adhesiones que recogió el petitorio impulsado por el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Para este jueves 27 de octubre se está organizando una gran convocatoria en el Congreso de la Nación, con réplicas en distintos puntos del país. Investigadores, científicos, docentes y estudiantes convocan, en conjunto, a una concentración donde participará un variado arco de organizaciones políticas, gremios docentes, facultades, federaciones y centros de estudiantes mostrando en unidad que queremos defender la actividad científica, tecnológica y universitaria.
Con la pasión con la que todos los días investigamos, estudiamos, nos sorprendemos y disfrutamos de la ciencia. Con la pasión con la que creemos que el desarrollo científico es fundamental para un país soberano. Con la pasión con la que estamos convencidos que podemos aprender, pero también modificar la realidad que nos rodea. Con toda esa pasión los científicos vamos a salir a la calle a defender la ciencia cada vez que esté en peligro.
*Presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
@agusemartinez
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