18 octubre, 2016
Francia Insumisa: una nueva opción política para el pueblo galo
El movimiento político liderado por Jean-Luc Mélenchon, candidato presidencial para las elecciones de 2017, realizó un encuentro en la ciudad francesa de Lille el pasado fin de semana. Francia Insumisa se presenta como una alternativa de izquierda que intentará contener a miles y miles de franceses de sectores ideológicos heterogéneos.

Un colorido hall de entrada con varios stands le da la bienvenida a los invitados a la convención nacional de Francia Insumisa. Este es el movimiento político liderado por Jean-Luc Mélenchon que sostiene su candidatura para las elecciones presidenciales francesas del año próximo. La ciudad de Lille fue la elegida para recibir a alrededor de 1000 personas en este encuentro que fue transmitido por las redes sociales en vivo, a través de las cuales se pudo participar de modo interactivo. De los presentes, 650 fueron elegidos por sorteo entre los 130 mil firmantes de la plataforma virtual de Francia Insumisa, el resto de los lugares fueron para activistas, intelectuales e invitados.
Luego, en el salón principal, los presentes se reparten en mesas redondas donde discuten los rasgos fundamentales del nuevo programa, titulado el “futuro en común”. Esta construcción colectiva de los lineamientos intenta ser la puesta en práctica de una nueva idea organizativa. Frente a los mecanismos anti-democráticos de los partidos del consenso neoliberal, Francia Insumisa plantea la participación ciudadana como pilar absoluto de un orden político alternativo.
Entre sus principales propuestas programáticas se destacan el rechazo a los tratados de libre comercio, la derogación de la nueva ley de flexibilización laboral (rechazada por numerosas manifestaciones sindicales durante los últimos meses) y el abandono de la OTAN por parte de Francia. Sin embargo, es claro que el punto articulador del programa es el llamado a una reforma constitucional para abandonar el orden político actual (Quinta República) y pasar a una Sexta República donde la participación popular, la posibilidad de revocar los mandatos institucionales y el ordenamiento social de la economía sean los vectores de una sociedad alternativa a la propuesta por el poder político-financiero con sede en Bruselas.
El día domingo estuvo dedicado a la lectura de los resultados de la discusión y de la consulta online, a la intervención de algunos invitados internacionales como Zoé Kostantopoulou, ex presidenta del Parlamento griego y, finalmente, al discurso de cierre de Mélenchon. Sus palabras, mezclando momentos solmenes de seriedad con algunas bromas, mostraron con nitidez a un referente de larga formación en la tradición francesa de izquierda.
Mélenchon inició su militancia política, cuando era aun un joven en escuela secundaria, participando en organizaciones de orientación trotskista en el marco del entusiasmo juvenil de mayo de 1968. Con 27 años se afiliaría al Partido Socialista (PS) conducido en ese entonces por François Miterrand, a quién a veces cataloga como un “padre político”. Con el pasar de los años fue protagonista de la formación de las corrientes de izquierda al interior del partido, incluso tomando en ocasiones posiciones contra la dirección, tal fue el caso en su rechazo a la participación francesa en la Guerra del Golfo. Las tensiones con la dirección del partido, y el corrimiento progresivo del mismo a la derecha, le hicieron dejar el PS en 2008 con la intención de crear un nuevo reagrupamiento de izquierda. En 2012 se presentó a elecciones presidenciales con el Frente de Izquierda obteniendo el 11% de los votos. Francia Insumisa lo llevará ahora a su segunda candidatura. Sin embargo existen algunas transformaciones en la estrategia política.
En las palabras de su discurso pueda quizás comprenderse cuál es novedad de esta nueva etapa. Lo primero que se hace patente es el hincapié en una lógica movimentista, intentando que la dinámica partidaria se coloque en segundo lugar y que el candidato y el programa sean los elementos aglutinadores de una nueva mayoría política. “Esto no es un congreso partidario”, aclaró Mélenchon. “Puede parecer ingrato pedirles que guarden las banderas, pero entiendan, tenemos que ser inclusivos”, sostuvo. No se trata solo de un giro ornamental en la modalidad de la candidatura, es la muestra de una nueva concepción política que pone a los partidos políticos a trabajar en pos de algo que los supera: un movimiento que pueda contener a miles y miles de franceses que, proviniendo de sectores ideológicos heterogéneos, se encuentran desilusionados con los partidos tradicionales.
Así, el discurso de Francia Insumisa, que propone alejarse de los sectarismos históricos de la izquierda, hace un intento por retomar elementos de la tradición política francesa. Con la intención de no «regalar» el “ser francés” a la derecha, Mélenchon basa su marco conceptual y simbólico en una recuperación del espíritu revolucionario y del ideario republicano.
“La identidad francesa no es una raza, una religión o una lengua. La identidad francesa son tres ideas: libertad, igualdad y fraternidad”. Así responde Mélenchon al debate “identitario” que la derecha y la extrema derecha quieren imponer en la agenda pública. Esto permite consolidar una propuesta que mantiene su radicalidad pero que no se aísla del sentido común de los franceses, sino que intenta profundizar los elementos más progresivos del mismo. “Lo que estamos llevando a cabo es un proceso revolucionario, una revolución ciudadana”, sostenía Mélenchon con el acompañamiento entusiasta de los aplausos de la sala.
Sobre el cierre del discurso, las pantallas exponen lo que será el nuevo símbolo del movimiento. Se trata de la letra griega φ (por las iniciales de Francia Insumisa): “Un homenaje a los griegos por habernos legado el ejercicio de la democracia”, explicó. Finalizada las palabras de cierre, se entona La Marsellesa y la convención concluye en el hall con algunas cervezas, inscripciones a los grupos de apoyo y militantes vendiendo las prensas partidarias (en el hall si se puede).
El desarrollo de la campaña decidirá si Francia Insumisa logra transformarse en una alternativa de poder frente al bipartidismo servil al poder financiero y al avance del ultra derechista Frente Nacional. La convención de Lille fue el punto de partida de una nueva experiencia política: la construcción de una opción de izquierda con vocación de victoria, palabra que resonó en toda la jornada.
El imperativo de abandonar la testimonialidad y el lugar de la mera denuncia están presentes en la militancia y en el propio Mélenchon: “Es necesario ansiar la victoria”. El año que viene en Europa se juega una parada importante, los grandes poderes internacionales ya tienen los ojos puestos en ella. Mélenchon quiere darles un disgusto y devolverle a la ciudadanía el poder del cual fue despojada. La insumisión está en marcha.
Manuel Tangorra, desde Lille
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