18 octubre, 2016
Edison, ¿héroe de la ciencia o ladrón de patentes?
El empresario e inventor Thomas Alva Edison, que falleció un 18 de octubre, fue considerado héroe entre héroes. Dueño de más de mil patentes, su nombre quedará en la historia asociado a la electricidad, al teléfono y al cine. Aquí haremos un recorrido por el lado B de ese relato que circula en lo que solemos llamar “cultura general”.

Thomas Alva Edison perteneció a una época en extinción: la edad de los artefactos. En ella, al héroe se lo llamaba inventor. Una variante mestiza, surgida a mitad de camino entre el buscador de oro y el sabio abstracto. La época de los artefactos fue posible gracias a la reunión del conocimiento técnico con la ambición del rédito económico. Y él, Thomas Alva Edison, fue considerado héroe entre héroes. Gigante entre los Samuel Colt, Graham Bell, George Selden, Samuel Morse o Christopher Sholes. Dueño de más de mil patentes, su nombre quedará en la historia asociado a la electricidad, al teléfono y al cine. Aquí haremos un recorrido por el lado B de ese relato que circula en lo que solemos llamar “cultura general”.
Edison nació en Ohio en 1847 y murió un 18 de octubre a los 84 años en Nueva Jersey. La enciclopedia lo define como empresario e inventor. En este caso, el orden de las palabras importa y mucho.
Hijo de una familia que emigró a los Estados Unidos desde Canadá, a los ocho años un maestro calificó al niño Edison como “estéril e improductivo”. Dejó la escuela y fue educado por su madre en casa. A los 12 años empezó a trabajar e inició su carrera de lector autodidacta. Leyó libros prestados de las bibliotecas públicas con método y disciplina.
El consumo de libros de divulgación lo llevaron pronto a realizar sus propios experimentos. Sufrió de escarlatina, lo que arruinó su sistema auditivo y desde entonces fue quedando sordo progresivamente.
El espectáculo de la electricidad
Como dice el crítico Pablo Capanna, si la electricidad en el siglo XVII era un espectáculo en los salones elegantes, cien años después ponía en marcha la Segunda Revolución Industrial. El autor de Maquinaciones, el otro lado de la tecnología, hace notar que hasta los románticos se sirvieron de ella y del magnetismo para acuñar la dialéctica, el método discursivo que enfrenta las ideas como si fueran los polos opuestos de un imán.
Sin embargo, la teoría básica de la revolución eléctrica fue desarrollada en los últimos 30 años del siglo XIX. Y su sede central estuvo en Inglaterra y Alemania. Fue el físico y químico inglés Joseph Wilson Swan quien trabajó por primera vez en una bombilla usando filamentos de papel carbonizado. En 1860 hizo público sus primeros logros y 15 años después exhibió un modelo mejorado. En 1878 obtuvo la patente inglesa sobre la bombilla eléctrica y fundó la Swan Electric Light Company. La empresa fue la primera en colocar luz eléctrica en hogares.
Edison, desde Estados Unidos, trabajó sobre el modelo de la patente de Swan y si bien no logró avances significativos, reclamó su paternidad. El inglés no se opuso a que fuera Edison quien comercializara las bombillas en Estados Unidos mientras él conservara la patente inglesa. Así fue que Edison fundó la Edison General Electric y asoció su nombre a la electricidad.
Swan, quien murió en 1914, fue reconocido por la Royal Society, “por su invención de la lámpara incandescente, y sus otros inventos y mejoras en las aplicaciones prácticas de la electricidad”.
Edison Vs. Tesla
La Edison General Electric fue protagonista de otra batalla. En la década de 1880 Edison tuvo que vérselas con Nikola Tesla un físico de origen serbio que revolucionó el campo de la electricidad con sus desarrollos.
Si 1881 fue el año de la consagración, cuando el norteamericano presentó su lámpara en la Exposición Mundial de París, la Feria Mundial de 1893 en Chicago fue el momento de reconocer la derrota ante Tesla.
Entre tanto, una larga y encarnizada lucha por justificar que la Corriente Continua (CC) que defendía Edison era mejor que al Corriente Alterna (CA) que proponía Tesla para el uso cotidiano. La batalla tuvo de todo: Edison acusaba a la CA de ser peligrosa y para demostrarlo electrocutó a un elefante de nombre Topsy. Tesla, para demostrar que Edison mentía, se expuso a que pasara CA por su cuerpo para demostrar que era inofensiva y sobrevivió.
Detrás de ellos estaban la General Electric, como la primera empresa fundada para comercializar electricidad, y la Westinghouse Electric, propiedad de un empresario rico de Nueva York, que había contratado a Tesla para ganar la competencia. Y si bien Tesla respetaba a Edison por ser un self made man y un autodidacta, lo cierto es que había tenido que soportar espías y saboteadores enviados por Edison para destruir sus inventos.
En Chicago, entonces, Tesla logró iluminar la Feria Mundial con un presupuesto que significaba la mitad de lo que había pedido Edison con el mismo objetivo. La guerra de las corrientes quedó saldada. La tecnología desarrollada por Tesla fue la única capaz de iluminar grandes ciudades y enviar electricidad a miles de kilómetros de distancia.
La voz del pasado
En abril de 1877 un francés llamado Charles Cross se presentó en la Academia de Ciencias con la descripción de un artefacto que él llamaba paleófono -la voz del pasado- y que ofrecía un “proceso de grabación y reproducción de los fenómenos percibidos por el oído”. Se trataba del gramófono. Pero Cross nunca consiguió el dinero para fabricar el prototipo.
Ocho meses después Edison grabó la canción María tenía un corderito (“Que ya permitía hacerse una idea de las pavadas que llegaría a soportar el disco”, dice Capanna) y le otorgaron la patente para navidad.
Cross, quien también había inventado la fotografía color sin poder conseguir la patente, murió en el olvido. Pero antes fue amigo de los poetas Arthur Rimbaud y Paul Verlaine y del pintor Édouard Manet, participó de la Comuna de París, quedó viudo muy joven, crió a dos hijos solo, se hizo adicto al ajenjo y diseñó un sistema de comunicación interplanetario que es considerado un antecedente de la construcción de imágenes con píxeles.
El espíritu colectivo
La idea de los héroes técnicos parece desbarrancar. No es posible pensar de manera individual el desarrollo de ideas aunque es posible entender por qué unas figuras encajan mejor que otras en la historia oficial de la ciencia.
Edison pasó a la historia como un héroe inventor y su nombre será enseñado en las escuelas. Sin embargo, como explica Capanna, “a pesar de la imagen romántica del inventor genial es común que los desarrollos tecnológicos se den por incrementos graduales. Solo de vez en cuando se produce un salto cuántico, cuando irrumpe un principio radicalmente nuevo”. Hoy sabemos que Edison fue solo una pequeña rueda en ese enorme engranaje de ciencia, dinero y hombres brillantes.
Juan Mattio – @juanmattio
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