Cultura

13 octubre, 2016

Charo Bogarín, de Tonolec: «Siento muy fuerte la sangre nativa en mis venas»

Entrevista a Charo Bogarin, voz del duo Tonolec, acerca de los orígenes de sus indagaciones en la música, el canto y la cosmogonía de los pueblos originarios, así como sobre los nuevos proyectos del grupo, que incluyen la edición de un álbum trilingüe.

Charo Bogarín, la cantora del dúo Tonolec, en una entrevista con Madreselva, programa feminista, indígena y ambiental de Radionauta, conducido por Camila Cremonte y Lara Haure habló de los orígenes de sus indagaciones en la música, el canto y la cosmogonía de los pueblos originarios, así como sobre los nuevos proyectos del grupo, que incluyen la edición de un álbum trilingüe.

-¿Cómo fue el paso de hacer música electrónica y viajar al exterior a reencontrarse con sus historias personales y acercarse a comunidades originarias?

tonolec-1-Con Diego Pérez nos conocimos hacia fines de los 90, cuando yo trabajaba como periodista en Chaco y él estudiaba música en Córdoba. Había organizado una zapada entre amigos para lanzarme como cantante y le gustó lo que vió. Meses después estábamos trabajando juntos, haciendo canciones y ganando un concurso para ir a Madrid.

Al salir de la Argentina nos dimos cuenta que estábamos representando al país como artistas pero sin mostrar los colores de los lugares de donde provenimos. Ese fue un click muy importante y nos torció el rumbo. Así de hacer pop electrónico pasamos a buscar en las raíces de nuestros territorios.

Allí nos encontramos con la música de los qom, la única comunidad que en Argentina tiene un coro toba instituido desde 1962, el coro Chelaalapí, la Bandada de Zorzales. Empezamos a nutrirnos y el camino siempre fue profundizándose a raíz de los encuentros con ellos, de fusionar esa música antigua y antropológica con sonidos modernos y contemporáneos. Así nace esta idea, de un irnos afuera, volver y revalorizar lo nuestro para salir a mostrarlo.

-Con esa fuerza arriba del escenario cuesta imaginarte atrás de una computadora escribiendo en este oficio de periodista que a veces nos obliga a estar alejados de los territorios… ¿Cómo fue esa experiencia?

-Creo que todos los caminos que uno va eligiendo y haciendo con compromiso en la vida terminan nutriéndote y potenciándote. A mí me pasó con las dos disciplinas anteriores a la composición y al canto. El ser bailarina me dio un manejo escénico y una construcción más teatral de las presentaciones y el periodismo, en siete años de trabajo en una redacción, me sirvió para pensar de qué manera abordar a los pueblos originarios, cómo empezar a estudiar esas lenguas antiguas que no estaban en los diccionarios. Todo ese cúmulo está en este cantar mío, en esta nueva forma de vida y de procesión que he elegido.

-¿Cómo fue ese pisar la tierra, esos primeros vínculos con las comunidades?

tonolec-2-Tonolec está basado en nuestro trabajo de campo. No nos quedamos en nuestras casas escuchando discos o investigando en las redes sobre las comunidades para luego versionarlas. Lo que primero hacemos es ir a donde están ellos y presentarnos como músicos interesados en sus culturas. Ahí es donde nos abren las puertas y nos empiezan a enseñar en rondas los cantos antiguos y donde uno se empieza a adentrar en los paisajes y las cosmogonías de los pueblos.

Más allá de lo musical, acercarse a ellos y al lugar en que viven, te enseña una filosofía de vida. Esa es la mayor riqueza que hemos encontrado en este camino.

-En esos encuentros habrás conocido muchos instrumentos, artesanales, sonidos mágicos… ¿Cómo recibieron las comunidades los tonos electrónicos?

-Sí, muchísimos. De hecho la comunidad qom tiene un instrumento que fue declarado como patrimonio de la humanidad por la Unesco, que es el mbiké, un violín toba de lata de una sola cuerda cuyo sonido te remite a un tigre raspando la corteza de un árbol. Es uno de los primeros elementos que incorporamos, mezclado con loops y bases electrónicas. Luego les llevamos estas versiones de sus cantos, ese trabajo de Diego con los beats para generar climas selváticos o montescos.

Y fue increíble la repercusión que tuvo en ellos, porque lejos de actuar de manera conservadora o huraña, lo que hicieron fue divertirse. Le pusimos los auriculares a Zunilda Méndez, la abuela más anciana del coro toba, que ya no está con nosotros, y con su carita sonriente empezaba a bailar y a cantar arriba.

-Hablabas de la abuela… ¿cuál sentís que es el rol de la mujer indígena?

-En todos los pueblos originarios la mujer tiene un rol preponderante. Si bien es el hombre quien siempre habla, va al frente o anuncia las decisiones, detrás de ellos están las mujeres paradas. Tienen una actitud de respeto frente a los varones pero se les nota ese temperamento, esa fortaleza de quien sostiene a toda una familia. Creo que esto es extensivo al comportamiento humano general, donde la mujer está signada por esta fortaleza y este sostener. La templanza de lo femenino está muy marcada y son respetadas como generadoras de vida.

-Vos también has mutado como mujer… ¿Cómo te sentís hoy?

tonolec-3-Yo siento muy fuerte la sangre nativa en mis venas y sé que soy un ser frontal, aguerrido. De esa manera me planto en el escenario, desde un lugar donde la mujer tiene la palabra y es portadora de la voz y de las decisiones, más allá de que estén compartidas.

En Tonolec se da esto, las presencias de Diego y mía jugando los roles de lo ancestral y lo moderno, mostrando cómo se puede convivir armónicamente en estos estados de admiración y de respeto; eso nos interesa transmitir. Sin tirarme para un lado totalmente feminista pero sí de revalorización de la mujer en los lugares de decisión, de poder, de espiritualidad. Y las mujeres en nuestros recitales sienten esa fortaleza de mujer aguerrida, valerosa.

-Ahora están con su nuevo cancionero trilingüe. ¿Cómo nace?

-El año pasado nosotros cumplimos 10 años con este maravilloso proyecto, de esta revalorización de lo que son nuestras lenguas ancestrales y los conocimientos de nuestras comunidades. Y hemos tenido muchas repercusiones de las escuelas primarias, de los jardines de infantes, donde las maestras nos piden las letras de las canciones en lengua qom para que los niños la canten en sus fiestas patrias.

Estamos siendo partícipes de un cambio cultural muy importante en donde hay una nueva identidad de qué es el argentino. Por fin estamos asumiéndonos con todos los colores que tenemos, con todas las razas que somos. Es un mensaje conciliador. No renegamos de que hay sangre de otros continentes, porque han hecho su aporte, pero hoy podemos decir a viva voz y con orgullo que tenemos también sangre nativa, que somos portadores de este color marrón, de estas facciones indias. Y estamos haciendo que nuestros niños mamen estos conocimientos a través de algo que nunca se les va a olvidar, de esta manera tan universal de transmitir una cultura que son las canciones.

Así nace esta idea de hacer un cancionero de edición independiente, una celebración que es objeto de arte ya que tiene ilustraciones hechas a tinta sobre papel vegetal, y donde por ejemplo tenemos “Manuelita” de María Elena Walsh traducida a lengua qom.

***

-Juego de canciones: ¿Qué sentimientos te despiertan?

“Tengo una casa con techo de paja, mi cita de niebla de cada mañana” (Fragmento de “Techo de paja”)

-Me hace pensar en lo que transmitimos. Nunca pensé que pudiera gustarle a los niños, pero ellos captan esa profundidad y la sienten a flor de piel. Incluso me dicen que es su tema favorito y pienso en cómo subestimamos a los más pequeños creyendo que hay que darle canciones tontas o sin contenido para que disfruten.

Esta canción tiene que ver con mi historia personal, con mi padre, con mi hija, es un poco autobiográfica. Tiene que ver con mi primera infancia en Florinda, Formosa, que tiene todo el realismo mágico de las leyendas guaraníes, del Pombero, de las fiestas, mezclado con una historia paralela, la de mi padre desaparecido.

“Mujeres y niños huarpes, chiriguanos, mapuches, guaraníes, collas, tobas, mocovíes, abipones, maca. Todas las etnias juntas, horizontes perdidos, crímenes sin castigo bajo el mismo tendal” (Fragmento de “Mujer, cántaro, niño”)

-Es un canto que escribí en lengua qom y en castellano pensado en lo que somos las mujeres y en lo que es la salud de la madre y el niño, de lo generadoras de vida y de fuerza que somos, poniéndonos en esa figura de vasija que carga la vida, el agua, nombrando a todas las etnias y hablando sobre esta unión y este poder del saber ancestral.

Cuando digo “una comadrona trae al mundo al niño igual que el médico en un hospital”, pienso en esas mujeres que nos ayudan a dar a luz a nuestros hijos en la casa, el monte, la selva, intentando derribar esos tabúes y que las verdades salgan a flote.

Es una canción muy poderosa con un ritmo de malambo atrás que representa el sentir y el lugar de las mujeres en estos momentos.

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