Batalla de Ideas

6 octubre, 2016

Krypteia moderna: cuando el Estado mata

Por Juan Manuel Erazo. En griego, Krypteia significa “secreto”, “escondido” y se remonta a una práctica de los jóvenes espartanos educados para asesinar esclavos. En la Argentina hubo siete muertos en ocho días en manos de las fuerzas de seguridad. La Krypteia moderna es la guerra contra el excluido y su exterminación.

Por Juan Manuel Erazo. En la antigüedad, la sociedad espartana se caracterizaba por su belicismo, segregacionismo racial y un fuerte componente patriarcal. Los espartiatas varones, descendiente directos y puros de los dorios, eran los únicos que podían gozar de derechos políticos y civiles. Durante su adolescencia tenían que superar una prueba de gran exigencia dentro de la agogé o educación militar espartana: la Krypteia.

Aquellos jóvenes que parecían más capaces eran fríamente seleccionados y se los enviaba al campo, provistos sólo de un cuchillo y la comida necesaria. Descalzos y sin ropa de abrigo, permanecían escondidos durante todo el día. Al llegar la noche, bajaban a los caminos y a las granjas, mataban a todo ilota (esclavo) que se encontrara deambulando sin permiso. Este entrenamiento militar, cumplía también una función de control y disciplinamiento social.

Los ilotas, esclavos dispuestos por el Estado Espartano, aumentaban en número, organización y rebelión. La Krypteia servía para aterrorizarlos, eliminarlos, controlarlo. Estos grupos de jóvenes militares cumplían un rol de policía política. El término que le da nombre a esta práctica en griego significa “secreto”, “escondido”, ya que el joven debía desenvolverse sin dejar huellas y, si podía, debía deshacerse del cadáver del ilota. Nadie sabía nada, nadie decía nada. Los ilotas no estaban ni vivos, ni muertos, estaban desaparecidos.

El 16 de septiembre Maximiliano Orellana, un albañil de 36 años, fue a buscar a su hija al jardín. Caminando por las calles de su barrio en Lanús fue interceptado por la Policía Bonaerense. “A Maxi lo pararon por portación de rostro”. La definición la hizo un miembro de la familia y es muy precisa. Ahora está muerto.

Gustavo Germán Gerez Bravo, taxista de 28 años oriundo de Caleta Oliva, Santa Cruz. Fue detenido por “contraventor”. Ahora está muerto.

Jorge Maximiliano Velázquez, era un trabajador de 41 años oriundo de Tolosa. El 21 de septiembre se encontraba detenido en una comisaría. El hermano de Jorge señaló que “tenía trabajo en blanco, una pareja estable y esperaba un hijo. Yo ni sabía que estaba detenido, me enteré hoy cuando me avisaron”. Ahora está muerto.

Roberto Ávalos, de 27 años y oriundo de Mar del Plata, padecía trastornos psiquiátricos. La noche del 18 de septiembre, en estado de desequilibrio se violentó con la familia. Estos llamaron a la policía para ayudarlo. Los vecinos escucharon los escopetazos con balas de goma y el tiro final al pecho de Ávalos. Señaló la hermana horas después, “era para que solamente lo calmaran. En el corazón le pegó“. Ahora está muerto.

Lionel Zacarias, un joven de 20 años oriundo de Berazategui, discutió el 20 de septiembre con un oficial de la Policía Bonaerense. El efectivo desenfundó su pistola y disparó a Lionel en un ojo. Ahora está muerto.

Víctor González, trabajador de 37 años oriundo de San Martín, fue alcanzado por disparos de dos patrulleros, que andaban a la caza de un presunto grupo de delincuentes. Víctor se había acercado al almacén del barrio a pagar una deuda y se había quedado en la vereda tomando unas cervezas con amigos. Ahora está muerto.

Sebastián Daniel Briozzi y su hermano Pedro Luis, de 20 y 21 años respectivamente, eludieron un control policial en la zona de boliches de la costanera de Concordia, Entre Ríos. El Sargento Elbio Acosta y el cabo 1º Jorge Horacio Monzón se apostaron para detener la camioneta, cruzando el patrullero y apuntando hacia el vehículo, que recibió una ráfaga de balas. Los policías sostienen que el agente «sacó el arma con intención de tirarles a los neumáticos, pero trastabilló y perdió la estabilidad y el disparo salió para otro lado y lamentablemente impactó en el cuerpo del conductor con las consecuencias ya conocidas“. Sebastián, ahora, está muerto.

Siete muertos en ocho días.

Iván y Ezequiel, dos adolescentes y miembros de La Garganta Poderosa en la Villa 21 (un barrio que por ser pobre se encuentra militarizado) fueron secuestrados y torturados por efectivos de Prefectura. Iván Navarro los denunció públicamente en C5N. Los efectivos lo volvieron a amenazar, ante sus ojos, ante los ojos de todos, pero pocas cámaras aparecen.

Los grandes medios de comunicación son cómplices de esta Krypteia moderna. Los asesinatos anteriormente mencionados fueron levantados por escasos medios de escaso alcance. Solo C5N difundió el hostigamiento hacia Iván y Ezequiel. También llamó el productor del programa político-mediático de América TV, Intratables. “Queríamos saber si tienen data de un crimen perpetrado por un sicario en el barrio”, dijo. Cuando le preguntaron “¿De Iván y Ezequiel, entonces, no escucharon nada?”, lisa y llanamente el productor respondió “Sí, pero cada programa tiene una agenda determinada y decide su contenido”. Si no se dice, se permite. Quien calla, otorga. Krypteia, “secreto”, “oculto”.

¿El Estado? Bien, gracias. Disfrutando los privilegios como buenos espartiatas. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, no emitió comentario al respecto, ni de los siete muertos, ni de las amenazas, ni de las nuevas amenazas, ni del peligro que corre la vida de Iván y Ezequiel. Eso sí, pidió por Twitter que se le ponga nombre a unos cachorros nuevos. Krypteia, “secreto”, “oculto”.

Cada año los éforos, ministros espartanos, asumían su cargo declarándole la guerra a los ilotas ¿Por qué? A veces la Krypteia no bastaba, había que reducir más el número de esclavos. Declarando la guerra, la muerte de los ilotas no podía ser juzgada ni por el Estado ni por los dioses. Eran muertes en guerra, muertes legales.

El 30 de agosto el presidente anunció un plan para combatir el narcotráfico. Dijo que “la droga se ha extendido por todo el país” y que la problemática aumenta de forma “exponencial” la violencia. El 4 de octubre, luego de una reunión a la que llamaron “Cumbre de Seguridad”, en la que participaron Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad anunció que la Policía Federal, Prefectura Naval, Gendarmería Nacional y Policía de Seguridad Aeroportuaria coordinarán acciones con la Policía Bonaerense, especialmente en el conurbano y la ciudad de Mar del Plata ¿Casualidad? No, Krypteia.

Es la Krypteia moderna, la guerra contra el excluido, su exterminio. El sistema capitalista actual se reduce a círculos más pequeños, dejando a grandes masas de personas a la deriva, excluidos, fuera de los círculos de integración del capital-trabajo ya de por sí malogrados. Para este pedazo de humanidad el Estado apenas llega, o llega así.

Solo queda la organización para la transformación del mundo, la globalización de la esperanza, o el fin del mundo. Quizá es hora de que tomar las armas, las más poderosas: la cámara para retratar la realidad hasta sus últimas consecuencias, los pies para caminar cada uno de los barrios, las manos para construir, la cabeza para crear, la unidad para resistir.

@JuanchiVasco

Foto: Luciano Thieberger / DyN

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