Por siempre amigos: amistades juveniles y desencuentros adultos

Brian es un actor de mediana edad, sin éxito ni trabajo remunerado. En realidad su esposa mantiene la casa con su trabajo como psicoanalista. Tienen un hijo de unos 13 años, Jack. Viven en Manhattan, en un moderno departamento. Pero a la muerte de su padre, Brian y su hermana reciben como herencia una propiedad con un local de negocio y un departamento en los altos, ubicado en el corazón de Brooklyn, al cual deciden mudarse. El local de la planta baja está alquilado por Leonor, una costurera y modista chilena, que vive sola con su hijo, un muchachito de la edad de Jack. Poco tardan los chicos en tejer una intensa amistad, compartiendo sueños, juegos y tiempo libre. Los dos quieren ser artistas, uno plástico, el otro  actor; los dos aspiran a estudiar juntos en una prestigiosa escuela de artes.

El contrato de alquiler de Leonor está terminando y el precio que está pagando es extremadamente inferior al valor del mercado. Ella aduce que el padre de Brian quería que  tuviera su tienda allí, que el hombre la apreciaba, apela a argumentos emocionales. Se niega a negociar un nuevo contrato con un aumento del alquiler pues su trabajo no rinde para más. Al principio Brian tiene paciencia, le muestra las razones de la necesidad de acordar nuevas condiciones, le habla de sus propias necesidades. Duda, no le gusta la solución del desalojo, pero las presiones de su hermana, socia del inmueble, y la falta de respuesta de Leonor, lo obligan a tomar una decisión y encarga el tema a un abogado.

Al principio los muchachitos no parecen enterarse del conflicto que viven sus padres. Deportes, bailes y chicas ocupan su tiempo e inquietudes, pero el conflicto de los mayores llega al conocimiento de los pibes y altera los límites de su amistad.

Dos temas dialogan a lo largo del film: uno, la amistad adolescente, con su tejido de sueños y fantasías, otro, la realidad del mundo adulto, el de sus necesidades económicas, el de los pequeños intereses que lo pueblan. Pero ninguno de estos temas son absolutos en ninguno de esos mundos. En la fantasía juvenil la realidad se hace presente en el acoso al que son sometidos los chicos, en el rechazo de la muchachita con la que se sueñan de noche y de día, en la incomprensión de los adultos. En resumen, en la adolescencia la realidad se hace presente a través del dolor y de la ausencia. Y en la vida de los adultos tampoco la realidad ocupa todo el universo, a veces la fantasía hace que los caminos se confundan.

En Brian y su familia el director Ira Sachs presenta una típica familia pequeño burguesa de New York, perteneciente al ambiente intelectual; y en contraposición, en Leonor representa al inmigrante, que intenta integrarse pero no puede, porque las condiciones no se lo permiten. Es muy difícil ser razonable cuando lo que se juega es la subsistencia.

Muy buenas actuaciones de Paulina García (Leonor) y de Greg Kinnear (Brian), sutiles, medidas. Bien los pibes Theo Taplitz y Michael Barbieri.

La fotografía nos muestra un Brooklyn íntimo, poblado de las más diversas nacionalidades. Me atrevería decir que Sachs lo describe tal como Woody Allen mostró “su” Manhattan. Bien.

Un acierto de la dirección al limitar el clima, impidiendo el avance del melodrama o la típica historia con final a toda orquesta, con “beso final”.

Por suerte, Hollywood bastante ausente. Se puede ver.

Ben Davis Min

Ficha técnica
Título original: Little Men
Año 2016
Duración 85 min.
País Estados Unidos
Director: Ira Sachs
Guión: Ira Sachs, Mauricio Zacharias
Música: Dickon Hinchliffe
Fotografía: Óscar Durán
Reparto: Theo Taplitz, Michael Barbieri, Greg Kinnear, Jennifer Ehle, Paulina García, Alfred Molina
Productora: Magnolia Pictures / WME Entertainment