28 septiembre, 2016
Murió Shimon Peres, el último histórico de Israel
Ex primer ministro y presidente, ocupó cargos en el Estado desde su fundación en 1948. Recibió el premio Nobel de la Paz por su rol en los acuerdos de Oslo. Tenía 93 años y había sufrido un derrame cerebral.

Shimon Peres, el último “dinosaurio” de la política israelí, falleció en un hospital de Tel Aviv a los 93 años. Primer ministro en tres décadas distintas, presidente durante siete años, y líder del laborismo, a través de su vida puede trazarse la historia del Estado judío en sus siete décadas de existencia.
Nacido como Szymon Perski en 1923 en Wiszniew, Polonia (actualmente Bielorrusia), hijo de una familia sionista de clase media, emigró al entonces Mandato Británico de Palestina en 1935, donde se convirtió en militante de organizaciones juveniles laboristas desde la adolescencia.
Protegido del “padre” de Israel, David Ben-Gurión, se integró a la Haganá, organización predecesora del Ejército israelí, en 1947. En los primeros años del país, ocupó diversos cargos relacionados con la defensa, entre ellos como agregado militar en los Estados Unidos.
En 1953, con solo 30 años, se convirtió en director general del ministerio de Defensa. En aquellos años fue el cerebro del plan nuclear israelí, al que dio inicio con la construcción del reactor nuclear de Dimona, en el desierto del Néguev. Planeó junto con Francia y el Reino Unido la toma del Canal de Suez y la Península del Sinaí en 1956.
Diputado del Kneset (parlamento), desde 1959, se convirtió en la cara de la primera derrota en la historia del laborismo israelí en 1977, cuando fue derrotado en las elecciones por el Likud de Menajem Beguin. Ocuparía luego el cargo de primer ministro en dos etapas, entre 1984 y 1986, y 1995 y 1996.
Pero su paso definitivo a la historia sería en su rol de ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Isaac Rabin. En ese papel, negoció con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) los Acuerdos de Oslo de 1993, que definieron un nuevo statu quo para la región y significaron el primer reconocimiento mutuo entre el Estado de Israel y el principal actor de la lucha palestina. Por este tratado recibió, junto a Rabin y Yasser Arafat, el Premio Nobel de la Paz en 1994.
Tras el asesinato de Rabin, perpetrado por un extremista ortodoxo en 1995, lo reemplazó como primer ministro. Durante su breve período de gobierno (que finalizaría con una nueva derrota ante el Likud, bajo la figura del actual premier Benjamin Netanyahu), se produjo la Masacre de Qana del 18 de abril de 1996, cuando fuerzas israelíes bombardearon un campo de refugiados al sur del Líbano, asesinando a más de 100 personas.
Sus últimos años transcurrirían entre el abandono del laborismo, girando a la derecha para unirse al recién fundado Kadima, partido de Ariel Sharon, y la asunción en 2007 del cargo de presidente, un puesto mayormente ceremonial votado por el Kneset, que ocupó hasta 2014.
Con su muerte, termina una etapa de Israel. El último sobreviviente de la generación de los fundadores, figura relevante en todos los momentos importantes del Estado judío, pasará a la historia por sus dos caras: la del hombre de paz, artífice de Oslo, y la del viejo zorro político y militar, capaz de argüir las peores tretas parlamentarias y los más violentos planes bélicos.
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