21 septiembre, 2016
Macri y Malvinas: un falso paso adelante, tres para atrás
Las declaraciones de Mauricio Macri en la Asamblea de la ONU acerca de que el Reino Unido estaba dispuesto a «conversar» acerca de la soberanía sobre Malvinas generaron un escándalo diplomático internacional. Aclaraciones, reculadas, desmentidas, repudios y una sensación general de papelón que le han hecho un magro favor al reclamo soberano sobre las islas.

¿Se puede pasar en menos de 24 horas de la afirmación de que el Reino Unido aceptó comenzar un diálogo sobre la soberanía de Malvinas a la mera «posibilidad de tener un encuentro más específico para avanzar en múltiples temas»? Sí, se puede. Macri lo hizo. Con una actitud que algunos analistas no dudaron de calificar de irresponsable, el presidente generó un incidente internacional que obligó a la canciller Susana Malcorra a «bajarle el tono» a sus declaraciones, implicó un repudio del Foreing Office (FO), una serie de declaraciones críticas de todo el arco político opositor y hasta chicanas de los kelpers.
En el almuerzo que brindó Ban Ki-Moon este martes para homenajear a los jefes de Estado participantes de la Asamblea General de las Naciones Unidas, nuestro presidente se encontraba compartiendo mesa con sus pares de Panamá y Colombia (expresando la vuelta al concierto de las naciones), mientras que al lado se encontraba la primera ministra británica Theresa May. Según el relato de Macri, recogido por Télam, luego «se cruzaron al borde de las mesas» y allí, en una charla de «un minuto», «muy informal», nuestro presidente hizo valer nuestros derechos sobre las islas: «Le dije que estoy listo para comenzar un diálogo abierto que incluya, por supuesto, el tema de la soberanía sobre las Islas». A lo que May habría respondido «que bueno, que sí, que habría que empezar a conversar».
Y, ya que venía afiladísimo cosechando éxitos humorísticos con Clinton (a quien le dijo «primer caballero») y con Putin (a quien le prometió una goleada argentina en el mundial ruso), cuando le preguntaron si May había hecho alguna referencia a su discurso, respondió: «Me dijo que fue lo mejor que escuchó en muchos años». Hilarante.
Lamentablemente, los amargos ingleses, lo mismo que sus primos yanquis y los rusos, no aprecian el particular sentido del humor de Mauricio y, a las pocas horas, Susana Malcorra tuvo que salir a aclarar que la transcripción macrista del famoso diálogo al borde de las mesas no había sido tan literal.
Según la canciller -quien, dicho sea de paso, también deberá brindar explicaciones en el Congreso por la firma de una declaración conjunta con Inglaterra que incluye la pesca en las islas, la exploración de hidrocarburos y hasta la cooperación militar sin mencionar la palabra soberanía-, lo que Macri habría dicho era algo más parecido a «la posibilidad de tener un encuentro más específico para avanzar en los múltiples temas que tenemos, entre los cuales está la cuestión de Malvinas que, para nosotros, es prioritario». «Por supuesto la primera ministra dijo que se encontrarían, pero no es que se habló de una hoja de ruta», agregó la titular del Palacio San Martín. Para culminar el degradé, explicó que «de ahí a decir que el tema ya está en la mesa, y que ya hemos acordado avanzar en el tema hay un gran recorrido».
El problema con hacer declaraciones tribuneras acerca de la política exterior, destinadas tan sólo a impactar en la obsecuencia de los grandes medios nacionales (que de inmediato salieron a pintarlo como el cruzado de la soberanía y luego se vieron obligados a cambiar cuatro titulares en dos horas), es que ya existe internet. Así que, cuando aún Macri no había terminado de hacer la digestión del almuerzo ya había repercusiones internacionales negativas. «Malcorra Backtracks on Macri’s Claims of Falklands/Malvinas Dialogue», «Macri falsely touts agreement with Theresa May over future Falklands sovereignty talks», «Macri’s claims over Malvinas talks denied by Malcorra» fueron algunos de los títulos con los que la prensa en inglés de aquí y de allá abordó el entredicho. No hace falta ser angloparlante para entender que en el mejor de los casos hablan de una reculada y en el peor de una mentira lisa y llana.
Pero, por supuesto, la cosa no quedó ahí. La Cancillería inglesa, el famoso Foreing Office, planteó una desmentida pública: «Nunca se habló del tema de la soberanía de las Islas Malvinas en la breve reunión informal que May y Macri mantuvieron en Nueva York por lo que no pudo haber existido una expresión de Gran Bretaña en ese sentido». Y ya que estaba, el FO también desmintió la versión más diplomática de Malcorra. Ni siquiera está previsto un encuentro entre ambos, informó.
Oh @mauriciomacri – and it was going so well! Now you've cocked it up. How can we trust you? #Falklands
— Falkland Islands (@falklands_utd) September 21, 2016
Hasta los kelpers salieron a pegarle a Macri. «Oh, @mauriciomacri, la cosa venía tan bien. Ahora la cagaste. ¿Cómo podemos confiar en vos?» y «Macri dando discursos bobos en la ONU. Mala movida, amigo. Esas son tácticas kirchneristas. Pensamos que eras mejor que eso», plantearon desde la cuenta de Twitter que defiende a los isleños. Macri logró decepcionar hasta a los kelpers, que tenían puestas fuertes esperanzas en el cambio. Parece que la reedición de la táctica del paraguas y de la seducción de Di Tella durante el menemismo no está saliendo tan bien como aquella vez. Tal vez faltaron los ositos de peluche.
Por supuesto, las reacciones en nuestro país tampoco se hicieron esperar. El ex canciller Jorge Taiana, actual presidente del Parlasur, opinó: «Macri tuvo un breve intercambio con Teresa May y ha salido a decir que eso es conversar sobre soberanía. Es un papelón». En el mismo sentido se pronunciaron sus colegas Agustín Rossi y Daniel Filmus. La palabra «papelón» se repite.
Otro fue el tono elegido por la ex presidenta Cristina Fernández para referirse al tema. En el acto por la asunción de las nuevas autoridades de la Federación Universitaria de La Plata, manifestó: «Quiero en este día desagraviar a todos aquellos que dieron la vida por la patria y a todos los que volvieron de las islas, porque la verdad es que cuando uno escucha hablar tan ligeramente de las cosas tiene una cierta tendencia a decir ‘Qué maldad’. Pero no, no hay que atribuirlo a la maldad, apenas es explicable desde la estupidez». Como para que quede claro que no había sido un exabrupto, luego insistió: «Entonces vaya nuestro desagravio y reconocimiento ante lo que considero apenas como una muestra de mediocridad».
La vuelta de Argentina al mundo parece venir complicada. Las inversiones no llegan, no se entienden nuestros chistes y encima queda en evidencia una fanfarronería torpe e inconducente, propia de quien está acostumbrado a dirigirse sólo a medios de comunicación serviles y parece no tener la más mínima idea de los códigos de la diplomacia internacional.
Pedro Perucca – @PedroP71
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