15 septiembre, 2016
Selling Argentina to the world IV: buenos muchachos
En el marco del foro “mini-Davos”, Mauricio Macri convocó a más de 1.500 empresas y 200 CEOs internacionales para mostrarles las oportunidades de invertir en la Argentina. En esta serie de artículos, te contamos cuáles son las empresas que van a poner el agua para la lluvia de inversiones. En esta entrega: Dow Chemical.

Una de las estrellas que brilló en el foro de mini-Davos fue Andrew Liveris, el CEO de Dow Chemical Company. Liveris cuenta con un extenso currículum en el mundo empresarial y un pensamiento deslumbrante. En un artículo escrito para el foro de Davos (no el mini) que combina citas al psicólogo humanista Abraham Maslow y promesas de futuro brillantes, el CEO señalaba que las empresas debían centrarse en innovar «no por innovar en sí, sino para encontrarse con las necesidades humanas». Y remarcaba que a las compañías alrededor del mundo les podía ir bien no solamente mientras hacían el bien, sino haciendo el bien. Toda una declaración de principios por parte del cerebro de una multinacional conocida, entre otras cosas, por fabricar el Agente Naranja y el Napalm que se utilizó en la Guerra de Vietnam y por desentenderse del desastre de Bhopal que originó una de sus subsidiarias, la Union Carbide.
Andrew Liveris tiene claro que no alcanza con hacer el bien a la humanidad y a las empresas, sino que también es necesario ser auto-complaciente y hacerse el bien a uno mismo. Fue por esa razón que en el año 2015, la Securities and Exchange Commision de los Estados Unidos comenzó a investigar a Liveris por malversación de fondos de Dow y por utilizar fondos de la empresa para gastos personales. Aunque la investigación no ha concluido, la compañía sacó comunicados afirmando que las investigaciones eran irrelevantes, pertenecían a ex-empleados resentidos y debían ser descartadas.
Se entienden las razones: Liveris es un hombre clave en la interacción de Dow con el mundo político. No sólo porque Obama lo honró con el cargo de co-presidente del Comité Asesor de la Alianza Manufacturera 2.0, sino porque además es el encargado de exigirle al resto de los Estados que adecúen sus políticas para servir a las necesidades de Dow.
Así, en las palabras que dijo durante el mini-Davos se refirió a las tarifas de servicios básicos en Argentina, diciendo que era necesario superar «la falta de transparencia generada por los subsidios» y subrayó la necesidad de «lograr mejoras en el sistema energético». Algo similar le pidió al Rey de España, Felipe VI, cuando estuvo de gira por ese país.
Pero Liveris no es importante solamente por sus vínculos con el mundo político, sino también por su visión estratégica sobre el futuro de la compañía. Desde que asumió como miembro del directorio de Dow en el año 2004 (para ascender a presidente en 2006), la estrategia diseñada se enfoca en comprar pequeñas compañías subsidiarias que le garanticen bajos costos en la provisión de las materias primas que necesita para la fabricación de sus productos de alto valor agregado. Esto implica invertir en obras de infraestructura que le garanticen, sobre todo, energía y materiales químicos baratos.
Difícilmente se pueda decir que Dow está interesada en invertir en Argentina gracias al gobierno de Macri. La compra de subsidiarias, uno de los bastiones de la estrategia de de la empresa, encierra algo más que una simple operación comercial. Muchas de las subsidiarias en otros países son en realidad empresas estatales subsumidas bajo la lógica de los privados, como YPF Argentina. Por eso en diciembre de 2015, a pocos días de que Cambiemos asumiera, YPF cerraba un acuerdo con Dow Chemical Company para realizar una inversión cercana a los 500 millones de dólares en el transcurso de 2016, que se suman a los 350 millones que ambas empresas llevan desembolsados.
Esta operación comercial ya le mostró rentabilidades a Dow en el pasado. Con esta misma estrategia de comprar materias primas baratas y vender productos de alto valor agregado, Liveris le ofreció a Kuwait’s Petrochemical Industries Co., una subsidiaria del Estado de Kuwait, establecer una empresa conjunta para instalar una unidad de plásticos en2007. Pero la crisis de 2008 y las presiones de los legisladores del país del Golfo Pérsico frenaron la operación, cuando Dow ya se había comprometido a comprar otra compañía, la Rohm and Haas, con los fondos comprometidos por la primera. La cancelación de la operación le costó al Estado de Kuwait un total de 2,5 mil millones de doláres, luego de que Dow iniciara una demanda en la Cámara Internacional de Comercio.
Pero para hacer negocios mientras se hace el bien, Dow necesita algo más que empresas subsidiarias de los Estados dispuestas a cerrar negocios como si fueran privados. Así, en 2009 Dow presentó una demanda contra el gobierno de Canadá ante el Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional, debido a una prohibición del gobierno de Quebec a la venta y uso de pesticidas que contienen el ingrediente activo 2,4-D, altamente contaminante e identificado como causante de ceguera y linfoma, y que Dow fabrica en Estados Unidos. El gobierno de Quebec prohibió el uso de estos pesticidas en casas y jardines, y por ello Dow demandó al Estado a partir del Capítulo de Inversiones del Tratado de Libre Comercio de América del Sur (TLCAN).
Y aunque las partes llegaron a un acuerdo, probablemente debido a la presión pública, presentarse ante el arbitraje internacional cuando los Estados implementan políticas pública para prevenir daños a la salud, es una estrategia destinada a disuadir a los Estados de tomar este tipo de medidas. Eso es lo que se lee entrelíneas en el acuerdo que alcanzaron Canadá y Dow.
Pero, por suerte, no hay nada que temer con las inversiones que realice Dow Chemical en Argentina. Liveris ya escribió que las empresas pueden trabajar para el bien común, para encontrarse con la necesidad humana. Lo que no dijo es para cuándo.
Evelin Heidel – @scannopolis
Integrante de la Asamblea Argentina mejor sin TLC – @mejorsintlc
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