Batalla de Ideas

5 septiembre, 2016

Las Marchas Federales de 1994 y 2016 en los medios masivos

Por Marina Damil. La reciente Marcha Federal que, al igual que en su primera edición de 1994, colmó las calles en distintos puntos del país, constituyó un tema de agenda central para todos los medios de comunicación, tanto afines como opositores al gobierno. A través del análisis de lo que el periodismo decidió informar se puede observar un cambio de época.

Por Marina Damil. La reciente Marcha Federal que, al igual que en su primera edición de 1994, colmó las calles en distintos puntos del país, constituyó un tema de agenda central para todos los medios de comunicación, tanto afines como opositores al gobierno. A través del análisis de lo que el periodismo decidió informar se puede observar un cambio de época que pone en evidencia la reconfiguración de una hegemonía que tiene que ver con nuevas formas de hacer política.

Clarín-MarchaFederalLa principal continuidad que se verifica en torno al pasado es que los medios más afines al gobierno de turno, Clarín y La Nación, al igual que hace más de veinte años, decidieron restarle importancia a una de las principales marchas que tuvo que afrontar un gobierno neoliberal. No porque no asuman la importancia de la movilización (que tuvo que ser reconocida incluso en sus propias páginas), sino porque intentan minimizarla no nombrándola o haciéndolo lo menos posible. La estrategia utilizada en este caso fue, como hace más de dos décadas, darle la misma entidad en la portada de ambos diarios a un suceso histórico que convocó a más de 200 mil personas en las calles y a algún evento deportivo.

Son pocos los que pueden dudar de que Messi es uno de los mejores jugadores de la historia argentina, pero ¿hay algo más urgente en este momento que los pedidos al gobierno de que se estabilicen los salarios conforme a la inflación? Para los diarios es mejor seguir hablando de lo mucho que se parece el pelo de Messi al color del helado de vainilla.

También, igual que hace veinte años, el punto central de abordaje de estos diarios sobre la marcha no fueron las demandas que se hicieron escuchar desde Plaza de Mayo sino la congestión que las columnas de manifestantes generaron en el tránsito, a lo que esta vez se sumó el debate sobre si aplicar o no el protocolo antipiquetes para reprimir. En el caso de La Nación, todas las notas al respecto apuntaban a instalar a María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta como dirigentes con un perfil “más pacífico” que el del Gobierno Nacional.

Cambiar para que nada cambie

Página-MarchaFederal-1994Creer que estos diarios no cambiaron desde 1994 sería ahistórico y atemporal. Si bien siguen intentando ampliar la mal llamada “grieta” y representan con una imagen refractada a distintos sectores de la sociedad, hay un clima de época que ha vuelto a relegitimar la política, que obliga incluso a los sectores más conservadores a investirse en una territorialidad que no es la de las multinacionales.

Está claro que seguirán estigmatizando al piquetero, al que tira piedras porque tiene hambre o corta una calle porque se quedó sin laburo, pero ya no pueden señalar a las movilizaciones como el lugar de la «no política». Calificando a las movilizaciones de golpistas o de masa del «populismo», deben reconocer que la política está allí, porque han sido los mismos medios los que instalaron la idea de que, en la década anterior, la política se hacía en la calle, mientras que todo el resto era negocios y corrupción. Ya quisieran que no haya más marchas, que los pobres se conformen con su situación y que la meritocracia se imponga, pero la política se ha vuelto a presentar encarnada en carteles, panfletos, bombos y platillos. Se trata de un acumulado de fuerzas que nació antes de 1994 y se sigue acrecentando al ritmo de la unidad y de la articulación.

El protagonismo de las Madres de Plaza de Mayo y de los organismos de Derechos Humanos en la Marcha Federal fue la expresión clave de ese avance de las clases populares, aunque todos los medios hayan definido a la Marcha Federal como netamente “kirchnerista”, sin tener en cuenta su heterogeneidad, en cuanto a composición y a reclamos. La simplificación es la operatoria preferida por los medios para tergiversar la realidad.

marcha-federal-clarin2016Esta vez al menos debemos agradecer que no se haya multiplicado el tratamiento de los manifestantes como «terroristas» o como el cáncer que hay que extirpar en la sociedad. Hasta la señora Mirta Legrand ha aprendido (un poco) que con altos niveles de violencia verbal no se puede conservar la audiencia y ya no son tantos los que van a repetir públicamente como Eduardo Feimann que hay que matar a todo el que sea un poco rebelde.

Incluso La Nación y Clarín tienen otro diccionario, del que ya no pueden valerse, gracias al cual hubieran calificado a la Marcha Federal de movilización de «bandidos» e «incendiarios». El enemigo interno definido por la Doctrina de Seguridad Nacional ha mutado y ya no es necesario ni siquiera tratar a los receptores de ciudadanos porque hay que convertirlos en consumidores.

Hay muchas continuidades pero también una ruptura importante: Menem no es Macri. Según estas tribunas de opinión ambos encarnan “el cambio” (el slogan de urgencia para salvar sus propios intereses). Sin embargo, Macri todavía tiene que ser construido para representar a ese consumidor de un sistema productivo. El clima de época aún no parece favorable a un enfrentamiento frontal con la “estatización” de la economía, que fue lo que predicó La Nación en los noventa. Pero a medida de que se sigan desfinanciando las empresas públicas, van a comenzar a hacerlo. Porque ya cedieron demasiado durante la época pasada y creen que es su momento, aunque la militancia de las clases populares marca otro rumbo, tal como se vio en la Marcha Federal.

@marinadamil /marinapdamil.wordpress.com

Foto: Federico Ramírez

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