1 septiembre, 2016
Rajoy fracasa en su primer intento de ser reelegido presidente
El presidente del gobierno en funciones sólo logra el apoyo de los suyos y Ciudadanos. Si en dos meses ningún candidato consigue apoyos se repetirán las elecciones en Navidad.
El candidato por el Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, constató este miércoles que no cuenta con los apoyos suficientes en el Congreso de los Diputados para ser reelegido presidente del gobierno de España, pese a haber llegado a acuerdo con Ciudadanos. De los 350 diputados de la cámara baja, 170 votaron a favor y 180 se opusieron.
El actual presidente en funciones llegaba el martes al discurso de investidura con los 137 votos de sus diputados, más los 32 de Ciudadanos, quienes hace seis meses habían llegado a un acuerdo con el socialista Pedro Sánchez, y el de la única diputada de Coalición Canaria. Para esta primera votación el líder conservador necesitaba una mayoría absoluta, es decir 176 votos positivos.
Lo que dejó claro esta primera sesión de investidura, es que en la segunda votación, este viernes, Mariano Rajoy tampoco alcanzará una mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra.
A partir de la votación del miércoles comenzó el plazo de dos meses para que las fuerzas políticas lleguen a un acuerdo sobre un candidato. Si para el 31 de octubre nadie es investido presidente, los españoles deberán volver a las urnas el 25 de diciembre.
En la primera jornada Rajoy se presentó al debate de investidura con un discurso chato en que apeló a la responsabilidad y la estabilidad: «Necesitamos un Gobierno fiable y previsible en sus decisiones. Urge cerrar el paso a cualquier sombra de duda». Pero también a la extorsión: «Sin acuerdo, ni siquiera será posible evitar nuevas elecciones», dijo desde la tribuna del Congreso.
En la segunda jornada de debate, el miércoles, fue el turno del resto de las formaciones de justificar frente al parlamento su voto. El primero en intervenir fue el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, que repitió su “no rotundo” a un nuevo gobierno de Rajoy.
Sánchez repasó los cuatro años de gobierno del candidato popular: «Su gestión se resume en una palabra: recortes». Además definió al programa del PSOE como «una enmienda a la totalidad de las políticas del PP», por lo que es imposible que los socialistas, activa o pasivamente, faciliten un nuevo gobierno de Rajoy. «Nadie puede pedirnos que votemos lo que queremos cambiar», sentenció. A su vez, detalló los varios delitos por los cuales el PP está siendo investigado para finalmente concluir: “Pero si es todo el código penal, señor Rajoy”.
Las presiones sobre Sánchez para que facilite un gobierno de Rajoy han ido creciendo desde la misma noche electoral y más aun cuando PP y Ciudadanos llegaron a un acuerdo. Sin embargo, el socialista aseguró que el PSOE no claudicará: «En el caso de que cediéramos a sus presiones, sería la legislatura del chantaje», afirmó.
El secretario general del PSOE no manifestó ninguna alternativa a un gobierno de Rajoy en sus intervenciones. Llegó de la mano de Pablo Iglesias, líder de Unidos Podemos, quien reconoció que no sabía si Sánchez «iba a resistir las presiones», pero «hasta el momento ha mantenido su palabra» de no facilitar un gobierno del PP. A su vez también invitó al PSOE a que se decida: «A pesar de nuestras enormes diferencias, la realidad política y electoral nos debe empujar a buscar un acuerdo», le dijo Iglesias a Sánchez.
En las intervenciones del líder de Podemos, como era de esperar, argumentó su rechazo al PP y su candidato por las consecuencias sociales de sus políticas neoliberales y los sumados casos de corrupción. Además Iglesias recordó los orígenes franquistas del partido de los conservadores: «Usted representa a un partido fundado por ministros de una dictadura».
Además, Iglesias tuvo tiempo de criticar el oportunismo político del líder de Ciudadanos, Albert Rivera: «Es usted el chicle de McGyver, vale para todo. Ha escrito usted casi su epitafio: ‘Perdí la credibilidad, por Dios y por España'». En referencia a la frase del numero uno de la formación naranja luego del acuerdo con el PP también expresó: «Estoy dispuesto a no tener credibilidad por el bien de España».
En un sistema parlamentario como el español los acuerdos que se alcanzan entre las distintas formaciones son fundamentales, más aún en un parlamento tan divido. Por eso es de extrañar que el PP no se libre del único socio importante que consiguió para esta investidura.
Albert Rivera justificó el sí de su partido porque “en la vida y en la política no se puede escoger entre lo que uno quiere, sino entre lo malo y lo menos malo”. El líder de Ciudadanos repitió en varias oportunidades que su partido no se fía del PP ni de su candidato. “La mayoría de españoles no se fía de un partido que, discrepo con Rajoy, no ha sabido luchar contra la corrupción”, manifestó Rivera desde la tribuna del Congreso.
Más extraño es que desde esa postura invite a Pedro Sánchez a sumar fuerzas para lograr lo que el PP, en un hipotético gobierno, no querría hacer. «Le pido que reflexione sobre el papel que puede hacer el PSOE. Usted, yo y Podemos, si quiere sumarse, podemos legislar, hacer los cambios que el PP no quiere», tentó Rivera al socialista.
El primer debate de investidura y el predecible resultado de este viernes dejan claro que el único consenso general de la Cámara es el rechazo a la figura de Mariano Rajoy. En el sistema español no es necesario que el candidato del partido más votado sea elegido presidente ni que el mismo haya sido elegido por los votantes. Es decir puede ser una persona de algún otro partido o incluso una figura independiente que logre un consenso.
Por ahora, como estipula con Constitución española, 48 horas después de la primera votación se procederá a una segunda ronda. En caso de persistir la negativa, como ha quedado claro este miércoles, el rey volverá consultar a las distintas fuerzas parlamentarias con el fin de definir un nuevo candidato. De persistir la falta de acuerdo, se convocarán nuevas elecciones. Así los españoles tendrían que volver a votar, por tercera vez en un año, el 25 de diciembre, día de Navidad.
Luciano Coccio, desde Barcelona – @LuchismoD
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