América Latina

31 agosto, 2016

Rencores, petróleo y espías: detrás del golpe en Brasil

Por Julia de Titto. Y lo hicieron nomás. Lo venían anunciando, preparando y masticando. Enfriando el champagne con el que esta noche brindarán mientras palazos y balas hostiguen a las miles de personas movilizadas, insurrectas ante el golpe.

Por Julia de Titto. Y lo hicieron nomás. Lo venían anunciando, preparando y masticando. Enfriando el champagne con el que esta noche brindarán mientras palazos y balas hostiguen a las miles de personas movilizadas, insurrectas ante el golpe.

No lo toleraban más. Acumularon ira y rencor durante más de una década. Desde que Lula, el ex dirigente metalúrgico que se puso a la cabeza del armado del partido de izquierda que supo ser el más grande del continente, asumió la presidencia.

Cuando el Partido de los Trabajadores (PT) llegó al gobierno masticaron rabia y se la tragaron. Jugaron su juego democrático. Incluso algunos fueron -hasta hace no mucho- aliados políticos. El clima de la región -y el violento saqueo que el neoliberalismo había producido- no les dejaban mucho margen. Jugaron.

Pero la derecha en sus distintas variantes políticas, como gerentes del poder económico, la cara visible de quienes tiene la capacidad de moldear el futuro de un país económica e ideológicamente, solo estaba agazapada, archivando su misoginia y odio de clase. Midiendo el timing, sacando cuentas, mirando al norte y esperando una venia.

La desestabilización y los intentos destituyentes en curso en Venezuela, sumados al triunfo de Macri en Argentina en noviembre, terminaron de configurar el escenario. Tiempos de cambio. Un águila hambrienta y números rojos. Una reserva de petróleo, el oro líquido que mueve al mundo, descubierta por Petrobras en 2006, sumó un argumento por el que valía la pena esperar.

El tesoro preciado

Las reservas de petróleo y gas del pre-sal son de aproximadamente 40 mil millones de barriles y se estima que 176 mil millones aún no fueron descubiertas. Esta reserva equivale a cinco años del consumo mundial del recurso. Además, el costo de extracción es mucho menor que el promedio a nivel global.

El PT promovió la creación de un fondo social para que las ganancias obtenidas por la extracción de ese petróleo se destinen prioritariamente al financiamiento de la educación y la salud. Según documentos filtrados por Wikileaks, José Serra, actual ministro de Asuntos Exteriores, se comprometió ya en 2011 con la petrolera norteamericana Chevron a modificar las reglas de explotación y bienvenir a los capitales privados. Punto central de la agenda de Michel Temer, el presidente ilegítimo.

El imperio contraataca

Mucho circuló ya el “casual” desembarco de Liliana Ayalde en 2013 como embajadora de Estados Unidos en Brasil. La funcionaria, que desde 1981 es parte de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) –una de las máscaras de la CIA-, había ocupado el mismo cargo en Paraguay entre 2008 y 2011. Estaba curiosamente también en funciones durante el golpe parlamentario a Fernando Lugo.

En 2009, en un telegrama al Departamento de Estado que filtró Wikileaks, Ayalde había afirmado: “Hemos sido cuidadosos en expresar nuestro apoyo público a las instituciones democráticas de Paraguay, no a Lugo personalmente”. Y luego, en otro cable sumaba: “Nuestra influencia aquí es mucho mayor que nuestras huellas».

Ayalde llegó a Brasil poco antes de que el caso de corrupción conocido como Lava Jato cobrara fuerza y mientras transcurría la crisis diplomática entre Brasil y Estados Unidos, detonada por otra denuncia de Wikileaks acerca del espionaje de la NSA sobre a Dilma, Petrobras y otros. Edward Snowden declaró que «en el 2013 Brasil fue el país más espiado del mundo».

Estados Unidos negó que en Brasil se viviera un golpe de Estado y en junio envió a la secretaria de Estado adjunta para América Latina, Mari Carmen Aponte. Luego fue el propio secretario de Estado, John Kerry, quien visitó Rio de Janeiro durante los Juegos Olímpicos y se reunió con José Serra. En la conferencia de prensa conjunta posterior, Kerry agradeció el apoyo brasileño del gobierno de Temer en la cruzada contra Venezuela y, casi como si se tratara de un chiste de mal gusto, destacó los valores democráticos de la región, a los que consideró una “marca distintiva” respecto de otras partes del mundo.

Lo dijo al lado de un político que no ganó una elección ni fue nombrado por un gobierno legítimo, pero que sin embargo dictamina la política exterior de un país.

Revanchismo e intolerancia

No hace falta ser comunista para ser enemigo del poder concentrado y el imperialismo. Basta con que exista un cierto grado de autonomía por parte del poder político. Con tener políticas de inclusión social. Con que los pobres se manifiesten por las calles con amor y orgullo. Basta con ser de un partido que nació obrero y devino de masas. Con ser mujer y no estar casada. Con haber sido guerrillera o sindicalista. Con defender los derechos de las mujeres y la diversidad sexual. Con fomentar la cultura afrodescendiente y comprender que Brasil es muchos Brasiles. Con que en las favelas y asentamientos haya un poco menos de hambre y que los salarios, aunque sigan siendo insuficientes, alcancen para un poco más.

En los últimos días vimos una versión edulcorada del golpe. Apta para todo público y transmitida en tiempo real a todo el mundo. La verdadera versión fue la que primó al votar el comienzo del impeachment en Diputados, con ataques misóginos y pro-dictadura, enervados de odio y asco.

Un puñado de senadores, plagados de denuncias de corrupción destituyó este miércoles a una presidenta electa por 54 millones de brasileños y brasileñas. No fue obra divina, como adujeron al votar su condena. Lo que ocurrió fue algo bien humano y terrenal. Tan humano como el poder y la opresión, como la economía y la dominación, como el rencor y la explotación.

En el país hermano hubo un golpe de Estado que no necesitó tanques. Usó las propias normas de la democracia y abre un mar de preguntas y tareas sobre el significado de esa palabrita griega que debería significar “gobierno del pueblo”. Los medios que no transmiten las revoluciones, cuentan el golpe como conquista institucional.

Latinoamérica entera, su gente y sus sueños, abrazan y acompañan a los millones de trabajadores y trabajadoras que sufrirán antes que nadie las consecuencias de ser gobernados de facto por poderes fácticos. En la calle y cada lugar de trabajo, estudio y organización, la resistencia al golpe ya comenzó. #LutarSempre nos prometen, consuelan y advierten. Siempre.

@julitadt

Foto: M.A.F.I.A.

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Batalla de Ideas