29 agosto, 2016
Dilma Rousseff: «Están a un paso de concretar un verdadero golpe de Estado»
La presidenta constitucional de Brasil realizó su defensa ante la Cámara de Senadores y el Supremo Tribunal Federal de Brasil en el marco del proceso de impeachment en su contra. Durante más de treinta minutos, la mandataria expresó que se está llevando adelante un golpe de Estado en Brasil.

La presidenta constitucional de Brasil realizó su defensa ante la Cámara de Senadores y el Supremo Tribunal Federal de Brasil en el marco del proceso de impeachment en su contra. Durante treinta minutos, la mandataria expresó que se está llevando adelante un golpe de Estado en Brasil.
Dilma Rousseff se dirigió a los senadores argumentando la ilegitimidad del proceso de juicio político, explicando por qué no cometió ningún delito y asegurando que se trata de una interrupción a la institucionalidad democrática. «Hoy, una vez más al ser contrariados en las urnas, esos sectores de la élite política y económica amenazan la democracia», afirmó.
Sobre su trayectoria y su vida
“En esta jornada me acerqué aún más al pueblo. Sentí su apoyo y cariño. Sentí críticas también a mi gobierno por políticas que no se aplicaron. Como todas las personas cometo errores, pero entre ellos no están la deslealtad y la cobardía. No traiciono mis principios”, comenzó Dilma su alocución, en una jornada en la que es acompañada por organizaciones sociales y políticas en las calles y por referentes de la cultura como Chico Buarque y el principal dirigente del Partido de los Trabajadores (PT), Lula Da Silva, en el interior del recinto.
“En la lucha contra la dictadura recibí en mi cuerpo las marcas de la tortura, sufrí la prisión por muchos años. Vi a mis compañeros ser violentados e incluso asesinados”, repasó sobre su historia política y militante.
Luego sostuvo: “A mis casi 70 años de edad, después de ser madre, de ser abuela, no va a ser ahora que abdique de mis principios”. “He sido intransigente en la necesidad de la honestidad en el trabajo público. Por eso ante las acusaciones que se me hacen en este proceso no puedo dejar de sentir el gusto áspero y amargo de la injusticia”, agregó.
“No esperen que me quede callada como los cobardes. En el pasado con las armas y hoy con la retórica pretenden atacar la democracia”, dijo Dilma ante los senadores que definirán entre este martes y miércoles su futuro en la presidencia de Brasil.
“Resistir siempre, esa es mi consigna. Resistir para despertar las conciencias que todavía están dormidas”, expresó y proclamó: “Se que dentro de poco, una vez más en mi vida, seré juzgada. Por tener mi conciencia absolutamente tranquila sobre lo que hice en la presidencia de la república es porque vengo ante quienes me acusan”.
“Yo no cometí ningún crimen de responsabilidad, ninguno de los crímenes de los que me acusan injusta y arbitrariamente”, aseguró la mandataria.
Los partidos de oposición que la acusan
“En el pasado de América Latina hubo intereses de los sectores de poder. Esos intereses fueron heridos por las urnas”, sostuvo Rousseff y agregó que en la actualidad «al ser contrariados en las urnas, esos sectores de la élite política y económica amenazan la democracia”.
“Son pretextos para derrumbar a un gobierno que es legítimo, que fue escogido a través de una votación directa. El gobierno de una mujer que osó ganar dos elecciones presidenciales consecutivas”, arengó. De acuerdo a la presidenta constitucional de la principal economía de América del Sur, el Congreso intenta «hacer viable un golpe a la Constitución» y que se trata de una avanzada para consumar una «elección indirecta de un gobierno usurpador». «Un gobierno que no tiene mujeres en sus ministerios, cuando el pueblo eligió una mujer para comandar el país”, calificó.
“Yo fui electa por 54 millones 500 mil votos para cumplir un programa. Acá no está en juego solo mi mandato, sino el derecho a la voluntad soberana del pueblo. Están en juego las conquistas de los últimos 13 años”, sostuvo Dilma. Y añadió que “no es suficiente la mayoría parlamentaria para destituir a un presidente. Es necesario un crimen de responsabilidad y está claro que no hubo tal crimen”.
“No es legítimo destituir a un presidente porque no estén de acuerdo con su gobierno. Quién destituye a un presidente es el pueblo y lo hace a través de las elecciones”, planteó y caracterizó que lo que pretende el gobierno interino es cambiar para lo que fue electa: «Destruir las pensiones, el salario mínimo, la distribución del ingreso. El resultado será más pobreza”.
“El resultado electoral de 2014 fue un gran golpe para los sectores de la élite ultra conservadora”, dijo dirigiéndose al Senado, al Supremo Tribunal de Justicia y al pueblo que sigue el juicio político por medios de comunicación. «Como es propio de las élites conservadoras y autoritarias, no están tomando en cuenta al pueblo como elemento legitimador de un gobierno», analizó.
«Lo que se pretende es la afirmación de la búsqueda obsesiva por el gobierno, por el poder”, aseguró también.
Conspiraciones y el proceso de impeachment
Luego focalizó en el proceso de enjuiciamiento y afirmó que la posibilidad del impeachment «se volvió un punto central de la oposición política y los medios a pesar de la improcedencia de los motivos para justificar ese movimiento radical”. Hablando de la irregularidad e ilegitimidad del juicio político, recordó que la Cámara comenzó a funcionar una semana antes de la aprobación del impeachment y que «muchos votaron contra las propuestas que toda su vida defendieron sin importarles cómo podía afectar al pueblo brasileño». «Quisieron aprovechar la crisis para atacar a mi gobierno”, acusó.
“Todos saben que este proceso de impeachment se creó por un chantaje explícito del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha”, afirmó y dijo, en relación a los altos niveles de corrupción que existen en el Congreso brasileño: «Si hubiese sido cómplice de la inmoralidad y del ilícito, tal vez hoy no estaría siendo juzgada».
La corrupción y el golpe de Estado en marcha
“Todos saben que no me he enriquecido en el ejercicio de los cargos públicos. Que no hice desvíos de dineros públicos. No tengo cuentas en el exterior. Siempre he actuado con absoluta probidad”, remarcó, como viene sosteniendo desde que se lanzaron las primeras acusaciones.
Y analizó: “Estamos a un paso de la consumación de una gran ruptura inconstitucional. A un paso de concretar un verdadero golpe de Estado”.“¿Cuáles fueron los crímenes que practiqué?», se preguntó y contestó explicando que «la primera acusación se refiere a la realización de tres decretos sin la aprobación del Legislativo». «A lo largo del proceso demostramos que esos decretos siguieron todos los pasos legales”, comentó.
“Es importante que la población brasileña tenga esto aclarado. Los decretos fueron redactados en junio de 2015 y recién en octubre el Tribunal de Cuentas de la Unión lo interpretó”, sostuvo. “Me quieren acusar por firmar decretos que no implicaron, como se probó, gastos ni en un centavo más de lo previsto”, clarificó.
“Este proceso de impeachment no está tomando en cuenta a la Justicia. Yo no atenté en nada contra los dispositivos que están previstos en la ley. No practiqué ningún acto ilícito”, insistió la mandataria y cuestionó el proceso: “No hay respeto al debido proceso legal cuando los enjuiciadores dicen que de cualquier forma van a votar en contra mío”.
Resistencia popular al golpe de Estado
Dilma también hizo referencia a las enormes manifestaciones que expresaron su rechazo al golpe y dijo que el pueblo brasileño «realmente desbordó creatividad en la lucha». Además, resaltó el rol de las mujeres como «fundamentales para la resistencia». «Me cubrieron con su solidaridad», agradeció.
“Confío en que los señores y señoras senadoras van a hacer Justicia. Tengo la conciencia tranquila: no cometí ningún crimen”, enfatizó. Rousseff dijo que destituirla es someterla a «una muerte política”.
“Aquellos que me enjuician llegaron aquí por el voto. El mismo voto popular que me condujo a mi a la presidencia. Es por eso que tengo por todos el mayor respeto, pero sigo erguida mirándolos a los ojos”, señaló.
Alertando sobre las implicancias futuras de la decisión, Dilma manifestó: “La democracia va a ser enjuiciada junto a mí. No tengo duda que todos nosotros vamos a ser juzgados por la historia”.
“Dos veces vi de cerca la cara de la muerte: cuando fui torturada por días, sometida a castigos que nos hacían dudar de la humanidad. Hoy temo por la muerte de la democracia”, advirtió y remarcó que se está sentando un precedente de “condenar sin pruebas a una persona inocente».
La alocución finalizó con un pedido al Parlamento: “No acepten un golpe que lo único que va a hacer es agravar la crisis brasileña”.
Luego de su declaración la jornada continúa con preguntas de los senadores y respuestas de Rousseff que se extenderán durante todo el lunes.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.