Cultura

22 agosto, 2016

El lujo es vulgaridad

Se reestrenó en Buenos Aires «Decadencia», del británico Steven Berkoff. Como 20 años atrás, Ingrid Pelicori y Horacio Peña se ponen en la piel de dos parejas inglesas de clase alta a través de las que se nos mostrará el vacío y la inutilidad de sus vidas improductivas. ¿Hay razones políticas actuales que justifiquen el rescate de una obra que triunfó en pleno menemismo?

peras tan tiernas como los vientres de los bebés
camarones crocantes como trozos de hielo
el champagne Perignon después se lleva todo en su marea

Se reeestrenó en Buenos Aires Decadencia, del inglés Steven Berkoff, que retrata impiadosamente las miserias y crueldades de las clases altas. Dirige Rubén Szuchmacher, sobre una traducción del también dramaturgo Rafael Spregelburd, mientras que Ingrid Pelicori y Horacio Peña vuelven a ponerle el cuerpo a los personajes que supieron encarnar 20 años atrás, en el estreno porteño de 1996, en el Teatro General San Martín, también de la mano de Szchumacher.

Steven Berkoff es un personaje multifacético, actor, guionista, dramaturgo y director. Actor shakespereano en teatro (además de encarnar a veces algunos de sus propios personajes), en cine se lo ha visto en secundarios diversos en películas como La naranja mecánica, Barry Lindon u Octopussy. También fue el archienemigo de Rambo en la segunda entrega de la saga, personificando al sádico coronel ruso Podovsky. Así financia algunos de sus proyectos más personales. Como dramaturgo suele ser considerado como un provocador exitoso. Sus obras han sido representadas con éxito de crítica y público tanto en el Reino Unido como en el extranjero. Las más conocidas, además de Decadencia, son Kvetch y Greek, ambas representadas en algún momento en Buenos Aires.

Decadencia probablemente sea su obra más exitosa. En ella muestra las vidas vacías y tristes de dos parejas de clase alta. Por un lado están Helen y Steve, amantes desde hace años, aburridos de unas vidas sin más emociones que el disfrute hedonista y algunas módicas provocaciones sexuales y por otro Sybil y Les, la esposa de Steve y el detective contratado para comprobar su infidelidad, finalmente también devenido amante que promete venganza para reparar el honor mancillado de la esposa solitaria.

Los cuadros, siempre en pareja, van intercalándose, yendo de las preocupaciones refinadas de la primer pareja -siempre haciendo notar su alcurnia aún en el medio de una catarata de vulgaridades- a las preocupaciones de nueva rica de Sybil y al resentimiento/envidia/admiración de Les, que nunca ha sido rico, pero que los ama y detesta por igual. En este vaivén brillan Peña (Steve y Les) y Pelicori (Helen y Sybil), que se transforman totalmente al pasar de un personaje a otro, logrando la magia de mostrar a una persona completamente distinta sin siquiera cambiar el vestido, apenas apoyándose en su increíble manejo de voces y actitudes corporales.

La escenografía es absolutamente despojada, con apenas una suerte de cama y sillón que alcanza para contener todos los excesos de ambas parejas. No hay nada más en el escenario que los cuerpos de estos dos grandísimos actores que son Peña y Pelicori, que en esta obra vuelven a demostrar lo mucho que se conocen y el jugo que saben sacarle a su largo recorrido común sobre las tablas. Han trabajado juntos en obras como Polvo eres, de Harold Pinter, El amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, de García Lorca, y Pedir demasiado, de Griselda Gambaro, entre otras.

El punto más flojo de la propuesta de Szuchmacher pareciera ser el texto que opera como punto de partida. Más allá de que la traducción laboriosa y cuidada de Spregelburd le saca el mayor provecho posible al texto original, sin perder nada de su humor e ironía, lo cierto es que Decadencia parece una obra que ya hubiera nacido algo envejecida.

El texto original de Berkoff es de 1981, tiempos del gobierno conservador de Margareth Thatcher, y es posible que ya entonces sus provocaciones a la clase alta inglesa resultaran algo demodé. La estupidez sangrienta de la caza del zorro empalidece frente a la guerra que en la que el Reino Unido se embarcaría por las Malvinas, menos de un año después. La infidelidad y las vidas paralelas ya eran un tópico casi agotado en la década del 20. La homosexualidad y la promiscuidad habían dejado de ser escandalosas con Woodstock. La gran comilona, de Marco Ferreri, se animó a ir mucho más lejos en sus excesos gastronómicos 20 años antes.

Sin embargo, es clara la intención política de reflotar la puesta de esta obra que tuvo su debut en nuestro país en pleno menemismo. La crítica a la vulgaridad y egoísmo de una clase alta sin más preocupaciones que el hastío, dispuesta a los mayores excesos y crueldades para ponerle algo de emoción a sus vidas estériles, puede entenderse plenamente dentro del cambio político que viene sufriendo nuestro país desde fines de 2015.

Pedro Perucca – @PedroP71

Ficha técnico artística
Autoría: Steven Berkoff
Versión: Ingrid Pelicori, Rafael Spregelburd
Traducción: Rafael Spregelburd
Actúan: Ingrid Pelicori, Horacio Peña
Vestuario: Jorge Ferrari
Ambientación: Jorge Ferrari
Asistente de producción: Daniela Muñiz
Asistencia de dirección: Pehuén Gutierrez
Producción ejecutiva: Gabriel Cabrera
Jefe técnico: Gabriel Haenni, Lucas Orchessi
Dirección: Rubén Szuchmacher
Duración: 85 minutos

TEATRO PAYRÓ
San Martin 766 – Capital Federal
Teléfonos: 4312-5922
Web: http://www.teatropayro.com.ar/
Entrada: $ 220,00 / $ 150,00 – Martes – 21:00 hs

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