17 agosto, 2016
El fracaso del Programa de Estímulo a la Formación Docente: una oportunidad
Por Julieta Escars. La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, señaló la necesidad de “apurar” la formación docente para hacer frente a la falta de maestros. El pasado 8 de agosto aprobó un Programa de Estímulo a la Formación Docente para el Profesorado de Educación Primaria que fue un fracaso. Sin embargo abrió la posibilidad de debatir qué tipo de docentes queremos construir.
Por Julieta Escars*. En las últimas semanas la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, realizó declaraciones públicas sobre la necesidad de “apurar” la formación docente para hacer frente a la falta de maestros en las escuelas. El pasado 8 de agosto aprobó un Programa de Estímulo a la Formación Docente para el Profesorado de Educación Primaria que no sólo generó polémicas y desacuerdos en la comunidad educativa, sino que demostró su absoluta ineficacia para resolver el grave problema de la emergencia en educación.
En pleno receso escolar, el PRO elaboró una propuesta para “agilizar” la formación docente y “estimular” a estudiantes avanzados. El programa plantea la oportunidad de acreditar los tramos 4 y 5 del trayecto de prácticas y residencias realizando ayudantías pedagógicas en las escuelas durante un turno de trabajo por una retribución de $6000 durante tres meses, con la exigencia de cursar en paralelo cinco asignaturas y los requisitos de tener aprobadas 16 y 22 materias para cada uno de los talleres.
Quienes transitamos los pasillos de los profesorados, sabemos que la realidad de los y las estudiantes es que trabajan y/o tienen familias que sostener. Esta propuesta no tiene relación con las trayectorias reales de quienes se forman para ser docentes ni con el esquema en el que está pensado nuestro plan.
La Coordinadora de Estudiantes Terciarios (CET) se reunió el pasado sábado 13 de agosto y concluyó que “la propuesta que preparó la Dirección de Formación Docente es una verdadera burla, ya que tiene requisitos casi imposibles de cumplir y no garantiza las condiciones económicas necesarias para que más estudiantes avancemos en las carreras y se reciban más docentes para la escuela pública”.
De los 500 cupos que preveían asignar, sólo se anotaron 30 en toda la ciudad. Esto tiene que ver con lo excluyente de los requisitos y el escaso monto que se otorga que no estimula a nadie.
Es cierto que faltan docentes en las escuelas y las carreras que tenemos hoy implican una alta carga horaria que es incompatible con nuestros trabajos y familias. Frente a esta realidad, los y las estudiantes terciarios nos venimos organizando hace años para pelear por políticas públicas que nos permitan avanzar en nuestras carreras, a la vez que podamos recibirnos más docentes para la escuela pública. En el Ministerio de Educación nuestros reclamos hicieron eco, pero con una orientación que nos preocupa.
Con este plan el PRO busca no sólo hacer frente al problema de la falta de docentes, sino también preparar el terreno para una reforma de los planes de estudio desde el Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD) para poner en discusión los elementos más progresivos de la Ley de Educación Nacional sancionada en 2006. El planteo de «agilizar» es una forma sutil de decir que hay contenidos inútiles en nuestras carreras.
Nuestros planes tienen muchas cosas para discutir, pero las intenciones que viene mostrando el PRO son las de barrer con lo mejor de ellos. Plantean virtualizar y acortar materias como Educación Sexual Integral o Ética y Derechos Humanos, asignaturas claramente «innecesarias» desde la mirada técnica que le imprimen a nuestra tarea en las escuelas.
El plan propone además acreditar con esta modalidad las 200 horas de cursada destinadas a Espacios de Definición Insitucional (EDIs). Estas horas son las únicas en las que la comunidad educativa de cada profesorado puede incidir en el plan de estudios incorporando contenidos y/o perspectivas específicas.
Como lo demuestra lo inconsulto de esta reforma, al Gobierno le preocupa muy poco lo que docentes y estudiantes tengamos para aportar a nuestras carreras.
El PRO busca construir un docente disciplinado individual que transmita los contenidos diseñados por el Ministerio, sin participación activa en su elaboración ni en su adaptación a la comunidad y sin espacios de discusión y construcción colectivos. La formación a la que apuntan es una formación meramente técnica, diluyendo absolutamente el carácter político y crítico de la tarea docente.
Para ejercer la docencia es fundamental tener herramientas para comprender la realidad social en su complejidad y las diferentes desigualdades que existen y atraviesan tanto a las escolaridades del alumnado, como a su propio trabajo. De nada sirven maestros y maestras que sólo puedan enseñar a escribir o a multiplicar si no pueden leer y comprender las múltiples aristas que atraviesan la subjetividad de esos niños y niñas. De nada sirven maestros y maestras aislados en sus aulas que reproduzcan las disposiciones pensadas por otros.
El fracaso de esta resolución abre una oportunidad para que la comunidad educativa se organice para inicidir en qué tipo de políticas necesitamos para que haya más y mejores docentes en las escuelas públicas. Este primer movimiento del Ministerio nos pone en estado de alerta para enfrentar las posibles reformas que se vengan. En cada normal de la Ciudad de Buenos Aires se están organizando espacios de debate frente a este tema que abren la posibilidad de pensar y construir qué tipo de formación docente queremos.
La emergencia educativa y la alta deserción en los profesorados nos ponen frente a un dilema complejo. Queremos resolverlo apostando a carreras inclusivas que busquen formar docentes críticos y comprometidos con la realidad social de las escuelas.
@kiulish
* Coordinadora del Centro de Estudiantes del Terciario Normal 7
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