Batalla de Ideas

25 julio, 2016

¿Periodismo o propaganda?

Editorial. Durante el mes de julio, el presidente Macri y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner brindaron entrevistas a diferentes medios de comunicación. La pantalla como escenario de la disputa por la construcción de la imagen. Lo que se dice y lo que se omite.

Editorial. Durante el mes de julio, el presidente Macri y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner brindaron entrevistas a diferentes medios de comunicación. La pantalla como escenario de la disputa por la construcción de la imagen. Lo que se dice y lo que se omite.

“Tenés que salir en televisión, tu imagen está cayendo, la gente se pregunta por qué no hablás”. Seguramente estos habrán sido algunos de los argumentos esgrimidos por los jefes de prensa de los dos líderes políticos actuales más importantes de la Argentina.

Las entrevistas de Macri

El impacto del tarifazo junto con los tristes resultados de los festejos del Bicentenario de la Independencia, llevaron a que el presidente decida que debía aumentar su presencia directa en los medios. Tres fueron las entrevistas que brindó entre el 20 y el 24 de julio y todas rondaron sobre los mismos temas, con un mismo abordaje.

La primera fue un diálogo con los periodistas Cristina Pérez y Rodolfo Barili de Telefé Noticias en la Quinta de Olivos. La charla se centró en la gestión del gobierno de Cristina Fernández, la inflación y el aumento de las tarifas. También le preguntaron por Fútbol para Todos, Panamá Papers y la relación del gobierno con los empresarios. Macri no anunció medidas, argumentó su responsabilidad desde la “herencia recibida” y se detuvo por momentos a hablar sobre su estado de salud, su rutina diaria, sus emociones como presidente.

Por otro lado, la entrevista con Alejandro Fantino, que se emitió en el programa Animales Sueltos de América el pasado 21 de julio, se presentó como una charla entre viejos conocidos que se encontraban en un nuevo contexto. Al igual que la anterior, el escenario elegido fue la Quinta de Olivos.

Gran parte del diálogo se centró en hablar sobre Boca, si tutearse o no y la salud del presidente. La puesta en escena apuntaba a mostrar a un Macri cercano, preocupado pero distendido, común. La exageración se evidenció en las preguntas-respuestas formuladas por Fantino y en su excesivo uso de la palabra.

Sin dudas, a Macri le cuesta enarbolar un discurso de manera natural y se evidencia el guion de consejos trabajados con asesores detrás de la utilización de uno u otro término o expresión. La exacerbación de Fantino permitió evitar largos momentos vacíos en que el presidente tuviera que profundizar alguna de las respuestas.

La implementación constante de frases cortas y programadas es el eje de su discurso y apuntan a desarmar una imagen que tiene sobre él gran parte de la población. Una de las más evidentes fue: “Hay que alejar la política del mundo empresario. Mi compromiso no es con los empresarios, sino con los argentinos”.

En tercer lugar, la promocionada entrevista con Jorge Lanata se transmitió en su programa Periodismo Para Todos en Canal 13 la noche del domingo. Lanata ejerció su habitual posee de periodista cuestionador, no dudó en tutear al presidente, asentir más de lo normal y prácticamente no repreguntar nada.

Pero también hubieron líneas preparadas por parte de Lanata: “La gente quiere que Cristina vaya presa, no te voy a preguntar de eso porque vos sos presidente”.

Para Lanata, el problema no es el aumento de las tarifas, sino la deficiencia comunicacional de Macri para expresar la profundidad de la problemática.

En su intervención, Macri dijo que el kirchnerismo dejó un gobierno que es “un avión que se iba a estrellar”. El periodista opinó: “No nos estrellamos. La gente no entendió la gravedad. Ustedes fallaron en no explicar cómo estábamos”. Cómo se cuenta lo que se hace, otra vez, pareció ser más importante que los hechos.

Las entrevistas de Cristina

Cristina Fernández brindó su primera entrevista televisiva desde que dejó la presidencia el pasado 3 de julio en el programa de Roberto Navarro, Economía Política. La nota generó mucha expectativa debido a los largos períodos de silencio mantenidos por la ex presidenta, en un contexto de fuerte ajuste económico y de numerosas causas judiciales contra ella y funcionarios de su gestión.

La ex presidenta maneja una habilidad notable para formular sus ideas, tanto con lo que dice como con lo que calla. Durante casi una hora, mantuvo un diálogo con Navarro en el que el periodista formuló pocas preguntas y Cristina administró los tiempos y las formas para centrarse en lo que le interesaba transmitir.

Sin embargo, la notable ausencia en el piso generó desencanto en muchos. La entrevista se realizó de manera telefónica, con intervenciones largas que por momentos se volvieron tediosas. Además, cuando fue interrogada por mayores definiciones en cuanto a la orientación política -una de las mayores incógnitas de muchos televidentes-, prefirió no hablar.

Semanas después, brindó una rueda de prensa con medios internacionales en su residencia de El Calafate. En el marco de la tranquilidad de los bosques patagónicos, la puesta en escena superó su anterior intervención televisiva. Estuvieron presentes Telesur, Nodal, Sputnik, Reuters, La Jornada y Al Jazeera. Cada periodista pudo realizar una pregunta.

La ex mandataria habló de la situación de América Latina y el mundo, la política cambiaria de su gobierno, el ajuste económico del actual gobierno, y también dedicó gran parte del tiempo a su situación judicial. Se extendió sobre su situación patrimonial y la de su familia, las causas en su contra por corrupción y se denominó víctima de una persecución judicial. “Ser peronista en este país nunca fue fácil. Y nunca fue gratis ser peronista”, dijo Cristina.

Sin embargo, no se refirió a su acción política o su rol dentro del peronismo. Y, aunque esta vez la entrevista se produjo en formato audiovisual, no fue transmitida por la pantalla de un canal de aire.

El poder de la (no) pregunta

Aunque es evidente que los estilos y las retóricas son distantes, todas estas entrevistas tienen características comunes: el aporte periodístico es magro; en algunos casos, inexistente.

Todas se realizaron en el marco del más absoluto acuerdo entre los entrevistados y entrevistadores, cerrando la posibilidad que las entrevistas cumplan con una función periodística más profunda.

En este sentido, la falta de repreguntas y las omisiones intencionales fueron evidentes. Macri no responde por la deficiente política económica de su gobierno, Cristina no se juega abiertamente a responder sobre su conducción, su liderazgo o las orientaciones de la etapa para la oposición.

Cuando las entrevistas son un recurso para disputar sobre la construcción de la imagen de los líderes políticos, no apuntan a una función informativa: ninguno de los intervinientes busca eso. Por lo tanto, refuerzan un discurso que se inscribe en una disputa mediática, pero que aleja a los medios de su rol de arena política, de incomodidad.

Adquieren, en todo caso, una tendencia propagandística en la que el periodismo es relegado a un segundo plano.

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