25 julio, 2016
Masacre de Múnich: un “lobo solitario” que disparó temores colectivos
Por Nicolás Zyssholtz. Desde el reciente ataque en Niza, los alemanes temían la posibilidad de sufrir un atentado en el mismo sentido. Cuando se conocieron los hechos de Bavaria, se presumió que se trataba de un hecho de esas características. Sin embargo, David Ali Sonboly asesinó a nueve personas en el marco de una venganza personal.

Por Nicolás Zyssholtz. David Ali Sonboly tenía 18 años. Había nacido en Múnich, en el seno de una familia iraní, hijo de un taxista y una empleada doméstica. Se crió allí, en el humilde barrio de Maxvorstadt, donde fue al colegio. Sufrió de acoso escolar durante años. Esta situación le generó un trastorno de ansiedad tan grave que debió ser internado en un hospital psiquiátrico.
El 21 de julio pasado, decidió vengarse de sus antiguos compañeros y se presentó en un Mc Donald’s del shopping Olympia, con una 9 milimétros y 300 balas en la mochila. Mató a nueve personas e hirió a más de 30, antes de escaparse caminando y suicidarse frente a la policía.
De esta manera, David disparó los peores temores de la sociedad alemana: un chico musulmán nacido en el país, que ataca al azar a un grupo de personas en su propia ciudad. Esa misma semana, un joven afgano había atacado con un hacha a turistas chinos en un tren, también en el Estado federado de Bavaria.
Las primeras teorías, mientras la situación todavía estaba en desarrollo, versaron en torno a la posibilidad de un ataque terrorista. Razones no faltaban: desde el 14 de julio, día de la masacre en Niza, Francia, las páginas de propaganda del Estado Islámico amenazaban con un hecho de características similares en suelo alemán.
Los peores temores
Hace más de una década que Alemania es claramente el centro político y económico de Europa. La crisis económica de 2008-09 marcó el pico del liderazgo de Angela Merkel, que hizo y deshizo a su antojo en los países más afectados por la recesión, como Grecia, España, Irlanda y Portugal.
Alemania también tiene un alto porcentaje de población musulmana: un 5 %, lo que representa más de 4 millones de personas. Son, en su mayoría, nacidos en el país, descendientes en amplio número de turcos que llegaron a trabajar a la antigua República Federal desde los años ’50 en adelante.
A esa población, tradicional especialmente en el sur y en el oeste, las regiones más ricas, se le sumó el gran flujo de refugiados que, desde 2014, viene ingresando al país proveniente del este en el marco de la crisis migratoria.
El alto impacto que tendría un ataque a gran escala en territorio germano podría ser aún mayor al que tuvieron los ataques ocurridos en París, en noviembre de 2015. Esa posibilidad pende sobre las cabezas de los gobernantes alemanes, y de la población en general.
No siempre es oro lo que reluce
Un joven musulmán, en una de las principales ciudades del país, ataca a tiros a civiles. Parecía que la posibilidad se convertía en hecho, pero no.
David Ali Sonboly estuvo, efectivamente, inspirado en masacres ocurridas en Europa. Pero no las de París, Bruselas o Niza, si no las de Winnenden y Utoya. En Winnenden, un pequeño suburbio de la ciudad de Stuttgart, Tim Kretschmer ingresó a la Escuela Albertville con una 9 mm y asesinó a 15 personas, antes de suicidarse. En Utoya, una isla noruega, Anders Behring Breivik ingresó a un campamento de la juventud del Partido Laborista y mató a 69 personas, mientras hacía detonar una bomba en el centro de Oslo que dejó un saldo de otras ocho víctimas.
A Sonboly, a fin de cuentas, lo atraía el concepto del “lobo solitario”, aquel que sin ataduras políticas ni religiosas perpetra un ataque de estas características. El 21 de julio, atrajo a algunos de sus antiguos compañeros al Mc Donald’s a través de un falso perfil de Facebook, y disparó.
Fue, efectivamente, un lobo solitario. Pero sus disparos abrieron la puerta a los miedos alemanes. Mientras se cierra este artículo, se conocen las noticias de un ataque a machetazos en la ciudad de Reutlingen, en Baden-Würtemberg, y una explosión en Ansbach, cerca de Núremberg, Bavaria.
David Ali Sonboly produjo una masacre por sus propios motivos, absolutamente personales. Pero, gracias a él, ya nadie piensa que Alemania está fuera de la línea de fuego.
@likasisol
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