20 julio, 2016
El miércoles se queda corto: Alexia
En Notas, Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. Por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Alexia, de Andrés Borghi.

En Notas, Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. La realidad es que no hace falta tanto tiempo para ver qué historias tienen para contar realizadores de todo el mundo y por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Alexia, de Andrés Borghi.
Las redes sociales son un elemento que hace tan solo diez años atrás no imaginábamos tener tan incrustado en nuestra vida. No sólo estábamos lejos de vislumbrar la idea de algo así, simplemente no entraba en nuestro lenguaje. Sin embargo hoy es difícil imaginar un día entero sin llevar a cabo una actividad que no esté intermediada por nuestra conexión con otra persona a través de Facebook, Whatsapp o Twitter. Paradójicamente, pocas piezas audiovisuales tratan el tema de manera orgánica y atractiva.
Franco se comporta de una manera extraña y su novia lo sabe. Mira la pantalla de su computadora de manera grave y concentrada. El muro de Alexia, su ex pareja, está lleno de saludos. Es su cumpleaños, sin embargo todos los posteos expresan lamento y dolor. Alexia pasó a mejor vida y fue decisión suya. Franco lo lamenta. Alexia también y se lo hace saber.
Andrés Borghi, el director del cortometraje, es un fanático del cine de género desde hace muchos años y se nota. El realizador de 34 años tiene mucha experiencia y con casi diez producciones a cuestas logra manejar los tiempos y guiños del terror de manera eficaz. En ocho minutos nos muestra la relación del protagonista a través de las redes sociales con su novia muerta, generando sobresaltos, a veces exagerados pero no por ello menos escalofriantes. Sucede que el género de terror, cuando es utilizado con respeto, evoca a la tradición de Sam Raimi y Peter Jackson antes que a la de cualquier porno-terror que tanto ha bastardeado el género en los últimos tiempos.
El único ambiente que vemos en todo el corto es el escritorio de Franco, y sin embargo su universo está incluído a la perfección. Melina (una genial Paula Carruega), su novia, aparece en las burbujas de conversación del chat. Su diálogo es fluido y orgánico, verosímil para cualquiera que chatee habitualmente. Este no es un dato menor, todos los diálogos de la obra respetan los códigos habituales y nos acercan más a una historia tan simple como atractiva, acentuada por la soberbia fotografía a cargo de Julián Batistuta y el sonido tradicional de este tipo de historias comandado por el propio Borghi.
Cuando Melina decide ir a visitar al deprimido Franco, la historia de los tres personajes se cruzan y todo se vuelve más oscuro y ensordecedor. Un bizarro triángulo de amor de la era pos-social.
Iván Soler – @Vansoler
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