18 julio, 2016
El Poder Judicial desde la óptica de sus trabajadores: de la dictadura a Justicia 2020
Código de Radio* recibió en su programa a Pablo Abramovich, secretario general de la Asociación Judicial Bonaerense (AJB) y a Matías Fachal, Secretario de Capacitación de la Federación Judicial Argentina (FJA). En un nuevo aniversario de la Noche de las Corbatas, dialogaron sobre la administración de Justicia, el derecho, la abogacía y el Poder Judicial.

Código de Radio* recibió en su programa a Pablo Abramovich, secretario general de la Asociación Judicial Bonaerense (AJB) y a Matías Fachal, Secretario de Capacitación de la Federación Judicial Argentina (FJA). En un nuevo aniversario de la Noche de las Corbatas, dialogaron sobre la administración de justicia, el derecho, la abogacía y el Poder Judicial.
Abramovich sostuvo que la iniciativa política respecto a la recuperación de la memoria desde el gremio de judiciales es fundamental. En particular, porque los abogados víctimas de la Noche de las Corbatas eran defensores de trabajadores y su persecución estuvo ligada a su rol de abogados laboralistas.
El dirigente de la AJB explicó que el Poder Judicial de la Provincia no solo ha sido cómplice sino también partícipe de estos delitos durante el terrorismo de Estado. Que no se trata de solo de uno o dos jueces que no se animaron a dictar una medida o hacer lo que tenían que hacer, sino que la misma Suprema Corte de Justicia de la provincia bajaba línea, lo que se demuestra en que, por ejemplo en el año 1977, dictó una recomendación a jueces, fiscales y defensores de no pedir información a las fuerzas de seguridad sobre personas detenidas desaparecidas. Según entiende Abramovich el genocidio -por lo menos en la provincia de Buenos Aires- no podría haberse dado de esa forma sin la intervención activa del Poder Judicial.
«Es falso que no tenían otra opción», afirmó el sindicalista. «Un ejemplo es el que se dio con la desaparición del “Negro” Moreno de Olavarría, que defendía trabajadores de Loma Negra contra la explotación de los Fortabat. Hubo un juez, Juan Carlos Pagliere, que decidió investigar y empezó a recorrer comisarías y campos y dictar medidas, a pesar de las presiones del ejército», relató. «Es cierto que por ahí se jugaba la vida pero es falso que no había ninguna alternativa posible», reflexionó y contó que cuando ya había recibido una amenaza del Primer Cuerpo del ejército fue a pedir ayuda al presidente de la Corte y este le dijo que «se tenía que encerrar en su despacho porque la tarea de los jueces en ese contexto político era no investigar este tipo de delitos”.
La referida acordada recién fue derogada en el año 2006. Abramovich considera que pocas cosas han cambiado dentro del Poder Judicial tras la vuelta a la democracia: “Sigue siendo corporativo, sigue pensando de espadas a la ciudadanía y al pueblo y eso tiene que ver con la procedencia de los jueces». «Mientras sigamos teniendo un sistema de selección de jueces que está absolutamente cooptado por corporaciones, tanto por sistemas políticos, como de los abogados y los jueces, y tenemos universidades que siguen formando abogados para privilegiar a un sector de la sociedad, seguramente vamos a tener por muchos años el mismo Poder Judicial”, analizó.
«Si no se ataca el núcleo de cómo está integrado el Poder Judicial, en esta idea de poder contramayoritaria, seguramente va a tener más continuidades que rupturas”, agregó.
Por su parte, Matías Fachal analizó algunas cuestiones en torno al proyecto de reforma judicial “Justicia 2020”, que viene implementando el gobierno nacional. Explicó que, en sus orígenes, fue diseñado por Forest, una entidad de abogados fundada en Mar del Plata en el año 1976 y que justificó los crímenes más atroces de la dictadura. Además, indicó que Garavano -quien desde mediados de los noventa se encuentra en el Ministerio de Justicia- viene trabajado hace tiempo en la implementación de estos planes, está muy ligado a la embajada de los Estados Unidos y fue consultor del Banco Mundial.
Así, explicó que “este plan que ahora asume el gobierno es un refrito de otros enlatados que se vienen implementando hace años”, financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional, el Departamento de Estado de Estados Unidos, entre otros y que “lejos de los slogans que prometen un acceso más eficiente a la justicia, estos proyectos están planificados para maximizar ganancias de las grandes empresas, para que puedan seguir haciendo sus negocios y para la impunidad de crímenes organizados”.
Fachal lo entiende como una tercera avanzada del neoliberalismo, (la primera fue el período de la dictadura y la segunda durante los años 90) donde arremeten con el Poder Judicial. A su vez, realizó un paralelo con los casos de Brasil, Honduras y Ecuador en donde los golpes de Estado fueron llevados adelante de la mano de ese poder.
Agregó que “es cierto que las causas demoran una eternidad o no hay acceso a la justicia pero abrir más bocas de denuncias o abrir oficinas judiciales por los barrios tampoco dan esas respuestas porque lo que hacen es retirar al Estado de la búsqueda de la verdad, la resolución del conflicto y buscar que haya un acuerdo entre las partes y que sea una mera transacción comercial, donde un sector poderoso o un victimario se puede imponer a la otra parte porque no hay igualdad de condiciones”.
Desde su concepción, hablar de formas alternativas de resolución de conflicto no es posible en casos, por ejemplo, de violencia de género o relaciones laborales. Que ello concluye en revictimizaciones y acuerdos desfavorables a las partes más débiles. Las respuestas -a su modo de ver- hay que buscarlas en otro lado, en la democratización de la justicia, en involucrar a toda la ciudadanía en la selección de los magistrados y magistradas.
Ambos entrevistados destacaron cómo el lenguaje utilizado en este proyecto intenta camuflar realidades; conceptualizando el derecho a la justicia como un “servicio”, a quien trabaja como “operario” y a la ciudadanía como “usuarios”. Así, se presenta al Poder Judicial en términos empresariales y de producción.
Para Abramovich lo que más se oculta en la presentación de justicia 2020 es el debate respecto a qué tipo de justicia necesitamos en un país como el nuestro. Para él, -en el capitalismo dependiente del tercer mundo- el rol de la justicia desde una perspectiva emancipatoria debería ser intentar acotar esas desigualdades que se producen en el mercado y -en el marco de un estado republicano- poner un límite al avance sobre los derechos de la ciudadanía. “En nuestras sociedades de clases, la justicia que es imparcial, ciega, no sirve. La justicia debería tener un rol protectorio de los sectores más débiles”.
Lucía Banus – @luciabanus
*Código de Radio se emite los miércoles de 21 a 23hs en FM De la Azotea 88.7, Mar del Plata. También se retransmite por algunas emisoras comunitarias de la Red AMARC Argentina. Twitter: @codigoradiomdp
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