17 julio, 2016
Osvaldo Bayer, sobre el film Awka Liwen: «Lo que contamos es toda la verdad»
La Cámara Nacional Civil decidió descartar la demanda de los nietos de José Alfredo Martínez de Hoz contra Osvaldo Bayer por la película Awka Liwen, en la que el historiador muestra que uno de los primeros patriarcas de la dinastía se apropió de 2,5 millones de hectáreas de territorios ancestrales de pueblos originarios luego de la llamada Conquista del Desierto.

La semana pasada la Cámara Nacional Civil desestimó la demanda que habían impulsado los nietos de José Alfredo Martínez de Hoz contra el historiador y escritor Osvaldo Bayer en 2011, luego del estreno de la película Awka Liwen. En el film, basado en una rigurosa investigación de Bayer, se muestra el genocidio del Estado argentino contra los pueblos originarios y la apropiación de sus territorios ancestrales luego de la llamada “Conquista del desierto”, de la que resultaron beneficiarias históricas familias terratenientes argentinas, entre ellas José Martínez de Hoz, el primer presidente de la Sociedad Rural Argentina.
Desde su estreno en diciembre de 2010, Awka Liwen (rebelde amanecer, en lengua mapuche) fue cosechando diversos galardones nacionales e internacionales hasta ser declarada de “Interés nacional”, auspiciada institucionalmente por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas e incorporada como material de estudio a diversos programas educativos del país.
La película, dirigida por Mariano Aiello y Kristina Hille, con guión de ambos más el propio Bayer, es el producto de una investigación de más de tres años sobre uno de los tantos cadáveres en el ropero de la argentinidad: el genocidio sufrido por los pueblos originarios y los más de cien años de crímenes, opresión y racismo en su contra, de la que la tristemente célebre “Campaña del desierto” impulsada por el presidente Roca es uno de los hitos más dramáticos.
La justa rabia de Awka Liwen no se limita señalar las responsabilidades del ejército masacrador del presidente Julio A. Roca sino que también apunta a descubrir los intereses político-económicos que motorizaron la carnicería. Por eso, además de denunciar el asesinato de más de 14 mil indígenas y utilización de un número similar como mano de obra esclava, se pone en evidencia el rol de los financistas civiles de la Campaña del desierto, con la Sociedad Rural Argentina (SRA) en primer lugar.
En los informes elaborados por la “comisión científica” del gobierno de Roca en 1881, un material reservado que puede permitirse dosis inhabituales de honestidad de clase, queda claro que: “Los esfuerzos que había que hacer para transformar estos campos en valiosos elementos de riqueza y de progreso no están fuera de proporción con las aspiraciones de una raza joven y emprendedora. Por otra parte, la superioridad intelectual, la actividad y la ilustración, son los mejores títulos para el dominio de las tierras nuevas. Precisamente, al amparo de estos principios, se han quitado éstas a la raza estéril que las ocupaba”. “A confesión de partes, relevo de pruebas”, cerraba Bayer en el film.
Entre los apellidos famosos que fueron apropiándose de los más de 30 millones de hectáreas de territorios ancestrales hay muchos que hoy suenan conocidos: Drysdale, Luro, Unzué, Cambaceres, Alvear, Leloir, Miguens y, en primer lugar, Martínez de Hoz. El bisabuelo de José Alfredo “Joe” Martínez de Hoz, ministro de Economía de Videla, fue el primer presidente de la SRA y se quedó con la mejor parte en el loteo: nada menos que 2.500.000 hectáreas, un territorio más grande que la república de El Salvador.
Pero a los nietos de «Joe» no les gustó que Awka Liwen sacara al sol sus trapos sucios de sangre indígena y decidieron iniciarle sendos juicios a Bayer, Aiello y al historiador Felipe Pigna, reclamando una indemnización millonaria y una retractación pública que ninguno estaba dispuesto a ofrecer.
Así transcurrieron más de cinco años de causa, cientos de fojas y miles de horas de una Justicia casi colapsada invertidas en una denuncia miserable contra uno de los personajes más incuestionables de nuestro país. Según Aiello, “el problema para nuestros acusadores fue que no es posible censurar la historia bien documentada, por lo que tuvieron una derrota que va a pasar a los manuales de derecho”. El director de Awka Liwen concluye una nota al respecto publicada en Página/12 afirmando: “¡Que triste que los nietos del ministro genocida no hayan realizado una profunda autocrítica del actuar de su abuelo y recontratatara abuelo, sino que sigan buscando atacar a la democracia que tanta sangre nos costó recuperar!”
Las juezas María Isabel Benavente, Mabel Alicia de los Santos y Elisa Díaz de Vivar citaron en su fallo denegatorio de la demanda de los Martínez de Hoz jurisprudencia de Raúl Zaffaroni que plantea que “la mera invocación de honor de la familia, en casos de parentesco más lejano que el de primer grado o de hermanos, no puede ser suficiente para acreditar el daño moral del deudo, porque de lo contrario nos hallaríamos frente a un verdadero desplazamiento de los ámbitos naturales de discusión: el revisionismo histórico pasaría a ser materia judiciable, con la consiguiente limitación a la libertad de investigación histórica”.
Ante la demanda, que además de una compensación económica pretendía que se modificaran o suprimieran partes de la película, el fallo sostiene que esa pretensión de los accionantes “implica el cercenamiento de derechos tutelados por nuestra Constitución Nacional y por la Convención Americana de Derechos Humanos”, particularmente en lo que hace a la libertad de prensa.
Aiello planteó: “En estos tiempos de tristeza por el enorme retroceso histórico político con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia, este fallo nos llena, a Osvaldo y a mi, de alegría y esperanza. No todo está perdido». «No es como dijo el entonces jefe de gobierno Macri que ‘en historia hay siempre que mirar hacia adelante’. En estos tiempos de mentiras institucionalizadas, debemos recordar que la lucha y el minucioso trabajo de investigación histórica están del lado de la verdad. Sin vueltas», dijo. Y sumó: «La verdad, al fin, siempre gana. Y eso deberían también tenerlo en cuenta los actuales responsables del cambio para atrás que está sufriendo nuestra nación”.
Por su parte, al ser informado acerca del fallo a su favor, Bayer sostuvo: “No podía ser de otra manera, tenían que darnos la razón porque nosotros contamos toda la verdad, sin ninguna duda. Los jueces no tenían otro camino que el de reconocer que lo único que hicimos fue relatar como fue el genocidio más grande de la historia argentina, que fue el que se cometió en contra de los pueblos originarios”.
Finalmente, el autor de La Patagonia rebelde, uno de los intelectuales más incuestionables de nuestro país, afirmó: “Lo único que puedo decir, simplemente, es que esto es lo que tenía que pasar, que nos dieran la razón porque lo que contamos es toda la verdad». «Lo único extraño era que los tataranietos del Martínez de Hoz que recibió las tierras de los pueblos originarios se sintieran injuriados por lo que decimos de su retatarabuelo y no por lo que hizo su abuelo, el ministro de Economía de la dictadura más feroz de la historia argentina”, aseguró Bayer.
Pedro Perucca – @PedroP71
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.