Nacionales

12 julio, 2016

N. Galasso: «La declaración de la independencia tiene un sentido latinoamericano»

Con motivo del Bicentenario, Radio Sur entrevistó al historiador y ensayista Norberto Galasso para analizar tanto aspectos del pasado como de los festejos bajo la presidencia de Mauricio Macri. La visita del rey emérito de España, la oligarquía porteña, los principales debates de entonces y los desafíos de la actualidad.

Con motivo del Bicentenario de la firma del acta de la Independencia argentina, Quemar las Naves (Radio Sur) entrevistó al historiador y ensayista Norberto Galasso para analizar tanto aspectos del pasado como de los festejos bajo la presidencia de Mauricio Macri. La visita del rey emérito de España, la oligarquía porteña, los principales debates de entonces y los desafíos de la actualidad.

– ¿Qué piensa cuando ve que Mauricio Macri está en Tucumán, a 200 años de la Independencia, e invita al rey emérito Juan Carlos I de España?

– Evidentemente hay una gran contradicción, porque muchas de las batallas que dieron Belgrano y San Martín para firmar finalmente en 1816 la Declaración de la Independencia se hicieron contra los españoles de derecha, que son ahora los invitados para festejar.

Hay que distinguir que no eran todos de derecha, como no lo son en ningún país, siempre hay posiciones enfrentadas. Pero justamente los que trataban de impedir esa independencia eran los representantes de los mismos sectores sociales que representa el rey que hacía de invitado.

Es coherente con la orientación del gobierno de Macri, que pretende ahora hacernos mirar al Pacífico y sumarnos a los contratos de negociaciones bilaterales que forman parte del plan de Estados Unidos, junto con Chile, Colombia, Perú y México.

Es decir, la verdadera continuidad del 9 de julio de 1816 estaría dada por la política latinoamericanista que a partir del rechazo del ALCA hicieron Kirchner, el comandante Chávez y Lula y que se expresó después en la creación de Unasur y de la Celac, que no tienen nada que ver con la política que sostiene Macri.

Hablás de que la continuidad de ese proceso histórico de 1816 sería la política más latinoamericanista… Para tener una idea para quienes no tienen tan frescas las batallas de San Martín y de Belgrano, ¿cómo era el contexto en ese Tucumán de 1816?

En primer término, el Acta de la Declaración de Independencia dice que se declara la independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica. O sea que no se refiere solamente a la Argentina, que todavía no existía con esa denominación, sino que tiene un sentido latinoamericano.

Esto está expresado en que en el Congreso de Tucumán participan los pueblos altoperuanos, por ejemplo, representantes de los pueblos originarios de La Paz, de Chuquisaca. Además que en determinado momento se llega a plantear la posibilidad de que la nueva patria que se está gestando tenga por capital al Cuzco, con gran satisfacción de los representantes de los pueblos altoperuanos. Eso generó una gran molestia de los porteños, que se pronunciaron contra ese proyecto, especialmente Anchorena.

Cuando Belgrano propone que, dado que toda Europa ha vuelto a la monarquía, se establezca una monarquía constitucional (es decir, que el rey reina pero no gobierna) y que eso debería tomar como base las raíces incaicas. Eso llega a tal punto que el acta se publica en castellano, en aymara y en quechua.

Todo eso los pone muy mal a los hombres de Buenos Aires, que están entrelazando intereses con los británicos y no quieren de ninguna manera vincularse a las raíces históricas de Hispanoamérica. Esos van a ser los hombres clave de la oligarquía porteña.

– Esta diferencia de la que hablás con la oligarquía de Buenos Aires, ¿es la razón por la que se da que Tucumán es la sede de la firma del Acta de la Independencia o hay alguna otra razón?

– Las dos figuras que van a estar presionando para que se declare la independencia son especialmente San Martín y Belgrano. Y San Martín tenía una clara noción hispanoamericana para ese momento. Estaba muy influenciado por la cultura española -la de los liberales revolucionarios que hicieron la revolución española democrática de 1808-, porque la familia lo había llevado a España a los seis años y había vuelto a los 33. La Junta Central de Sevilla, por ejemplo, había hecho una declaración diciendo: “Nosotros somos liberales revolucionarios, no podemos ser opresores de otros pueblos, por lo tanto las tierras de América no deben ser más colonias sino que deben ser provincias de España con iguales derechos a los de Galicia, Aragón, Castilla, etc.”.

La influencia del interior es la que lleva a que el Congreso se haga en Tucumán y después la presión porteña logra que el Congreso se desplace a Buenos Aires y termine en 1919 en una lamentable Constitución unitaria y aristocratizante que, por ejemplo, para ser funcionario del gobierno exige tener determinado patrimonio. Prácticamente una oligarquía.

¿Qué sociedad era la de aquél momento? ¿Cómo podríamos caracterizarla?

– Tiene características muy distintas a las que los chicos de la escuela primaria han pensado siempre. Por ejemplo, todo el litoral no participa del Congreso de Tucumán. En 1815 Artigas, que había manifestado su posición independentista, hace un congreso conocido como el Congreso de Oriente, en Arroyo de la China, que es lo que hoy es Concepción del Uruguay, donde convoca a los pueblos del litoral de cara a la independencia.

Lo que pasa es que se han perdido las actas de ese congreso y además no hay ningún interés en recordarlo, porque Artigas plantea eso y además la distribución de tierras, la liberación de los esclavos y demás. El sur prácticamente estaba en manos de los mapuches, que a su vez se habían peleado con los tehuelches, pero en ese momento no había una influencia criolla. Y el noroeste, donde había una mayor población, que prácticamente se iniciaba en Córdoba hacia el Alto Perú, donde estaban los pueblos originarios y las llamadas republiquetas, donde estaba Juana Azurduy luchando contra la invasión que venía desde el Perú, dirigida por un español de derecha.

Es decir, las luchas que tuvo Güemes también en el norte contra este mismo sector no eran luchas contra España. España como nación prácticamente envía fuerzas militares recién a partir del 1814, cuando la revolución española se derrumba y vuelve la monarquía.

Hasta 1814 flameó la bandera española en el fuerte del gobierno de Buenos Aires y de todas las Provincias Unidas, porque la Revolución de Mayo fue democrática, en tanto reemplazó a un Virrey por una Junta popular, pero no declaró la independencia. Entonces hay que hacer una distinción, entre una revolución democrática, que se produjo también en Santiago de Chile, en Bogotá o en México y que en ningún caso declaró la independencia.

Ahora, cuando la revolución se derrumba se produce la necesidad de ser independientes y San Martín es el que más presiona porque está preparando su ejército para expandir la revolución con la bandera de lo que llamaba “El evangelio de los derechos del hombre”, es decir, las fórmulas de la Revolución Francesa: Libertad, igualdad, fraternindad.

– Te traigo otra vez al presente. Decías que era coherente la invitación del rey emérito de España porque estamos mirando hacia el Pacífico. Si uno pudiera traducir eso en términos regionales ¿hacia dónde mira América latina hoy?

– Para Macri gira hacia el Pacífico, bajo la égida de Estados Unidos. Es decir, el fracaso del ALCA lleva a Estados Unidos a inventar los acuerdos bilaterales con los países del Pacífico, a asegurarse el establecimiento de varias colonias en Colombia, a modificar profundamente la economía de México, que hoy prácticamente importa la mayor parte de los alimentos desde Estados Unidos… Es decir, la política del Fondo Monetario Internacional de reprimarizar a estos países, evitar la industrialización y evitar lo que querían Kirchner, Chávez y Lula, que era un Banco del Sur para sostenerse entre estos países latinoamericanos.

Se hablaba incluso de que la Unasur y la Celac son una expresión de la política sostenida por San Martín, Bolívar, Moreno y Monteagudo. Por todos los revolucionarios. Con todas las dificultades y las limitaciones se avanzó bastante en la última década. Pero ahora, lamentablemente, se ha producido un cambio y un atraso.

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