Nacionales

28 junio, 2016

Enrique Martínez: «Avizoro un escenario de conflicto permanente»

Entrevista a Enrique Martínez del Movimiento Evita en la que analizó los motivos de la decisión de los diputados de su organización de retirarse del bloque del FPV y el estado actual del movimiento popular.

Desde el programa Quemar las naves, de Radio Sur, dialogaron en exclusiva con el ingeniero Enrique Martínez, ex decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA en 1973/74, titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) entre 1986/88 y 2002/11. Actualmente coordina el Instituto para la Producción Popular (IPP) del Movimiento Evita.

Martínez ahondó en los motivos de la decisión de los diputados de su organización de retirarse del bloque del Frente para la Victoria y analizó el estado actual del movimiento popular. También caracterizó al gobierno de Mauricio Macri y sumó elementos para pensar cómo construir una oposición al mismo, que supere los límites del kirchnerismo.

-¿Cuáles son las razones por las que los seis diputados nacionales del Movimiento Evita decidieron abandonar el bloque del Frente para la Victoria (FPV)?

-El Movimiento Evita intenta ser un espacio abarcativo de aquellos con vocación de representar a los más humildes en los distintos planos: el pensamiento y la acción. En el caso de los que están en el primer plano de la vidriera política, que tienen cargos electivos, se enfrentan a esta traumática situación que se generó después de la derrota electoral donde aparece un gobierno que dice una cosa y hace otra. Y además oculta una serie de efectos graves de nacimiento que le impedirían a buena parte de los funcionarios ser tales, detrás de un ataque a mansalva al adversario derrotado. Buscando los puntos de corrupción que existían, agigantándolos y convirtiéndolos en el tema excluyente.

Eso exige un intenso debate que explique por qué se llegó a la situación de derrota, por qué el FPV en el gobierno tenía una corrupción importante, cómo se elimina la corrupción a futuro y cómo se confronta con un gobierno con las características que acabo de describir.

Evidentemente los compañeros no han encontrado un debate satisfactorio. Según entiendo, incluso han llegado a tener una conversación hace pocos días con la ex presidenta Cristina Fernández buscando una conducción más cotidiana, más comprometida con esta situación compleja. No la encontraron y en función de eso decidieron separarse.

Así que la ruptura del bloque no es la causa sino la consecuencia de la crisis. Y como tal hay que admitirla y actuar de cara al futuro tratando de reagruparse, pero sobre otras bases.

-¿Cómo se replica esta ruptura del bloque legislativo en otros planos de la política, fuera del Congreso?

-Hay una cantidad de gente que ha reaccionado poniendo énfasis en la supuesta ruptura de la unidad y considerando que el Movimiento Evita traiciona de esa forma un principio básico del peronismo que es la lealtad. Y otra gente que entiende que es el momento del debate. Si este no se formula con amplitud, hay que llevarlo adelante buscando homogeneidad para luego volver a la carga por la unidad.

Hay que concentrarse para sobrevivir y desconcentrarse de un modo importante de discusión general en el momento en que se tenga suficiente fortaleza con las ideas. Me parece que al Evita le ha pasado eso y debería pasarle a todo grupo honesto que está tratando de entender como el macrismo está destruyendo el país.

-El FPV venía sirviendo hasta ahora como orientación y como horizonte de construcción política. ¿Creen que esto ha cambiado? ¿Por dónde ven que se debería avanzar ahora?

-Acá hay un conflicto de origen (y esto lo digo yo que soy un viejo con más de 50 años de afiliación al peronismo). Nosotros siempre nos consideramos peronistas y a algunos que se autotitularon peronistas los descalificamos, como sucedió durante el menemismo.

El kirchnerismo es el primer espacio que, desde el peronismo, intenta superar al peronismo refundando una corriente política. Esa ha sido la tendencia de los últimos años. Y eso es original y traumático. No es gratuito ni fácil.

Me parece que lo que intenta el Movimiento Evita con esta acción  -y lo que seguramente van a tener que buscar otros compañeros- es repensar el peronismo sin rebautizarlo o refundarlo. Es que no hace falta refundarlo: los principios del peronismo siguen siendo los de 1946, aunque adaptados al siglo que estamos viviendo. Ese es el camino que hay que buscar en vez de generar confrontaciones y superaciones aparentes de una ideología que no ha sido superada. Simplemente hay que aplicarla.

-Actualmente existe una confrontación de gran parte del Partido Justicialista con el kirchnerismo que, en algún punto, tiene conexión con el planteo que estás haciendo. ¿Considerás que esta decisión va a acercar al Movimiento Evita a ese sector?

-Jorge Taiana y Fernando “Chino” Navarro forman parte del Consejo de Unidad provisorio del Partido Justicialista. Seguramente dentro del PJ habrá numerosas contradicciones porque hay tendencias conservadoras y tendencias transformadoras. El único espacio que quedó afuera por propia voluntad fue, llamémosle, el núcleo kirchnerista duro. Eso marca una tendencia.

Una anécdota que vale la pena mencionar es que en las últimas elecciones de Río Cuarto se agruparon todas las fuerzas del peronismo para vencer a Macri, cosa que se logró, y la única fuerza que se autoexcluyó fue La Cámpora con una lista que salió novena. Esas estrategias tienen que ser evaluadas tanto electoralmente como ideológicamente. Porque tenemos que discutir de verdad quienes están dividiendo y quienes sumando.

Me parece que están dividiendo quienes hacen gala de una pureza extrema de un movimiento que no se refundó. En definitiva terminan hablando de una entelequia.

-Tras seis meses de Mauricio Macri en la presidencia se pudo ver que no fue para nada gradual en sus políticas: aumento de tarifas, transferencia masiva de ingresos a los sectores concentrados, cambios en la política exterior. ¿De qué forma se le puede hacer frente a un gobierno de estas características y qué peronismo se necesita en ese contexto?

-Creo que hay que evaluar al macrismo detenidamente. Pudo haber sido un movimiento que reivindique el monetarismo y cuestione la inflación asociándola al déficit fiscal, tratando de corregirlo. Eso era admisible ideológicamente, aunque no estuviéramos de acuerdo. Pero dijo que iba a hacer eso y comenzó por aumentar el déficit fiscal. Porque su objetivo no era ni reducir la inflación ni el déficit sino transferir la riqueza a un pequeño grupo. Así generó un desbarajuste que perjudica enormemente a las mayorías populares.

No podemos discutir cómo confrontar con ese espacio de la misma forma que si discutiéramos qué hacer con un ladrón que entró a robar a nuestra casa (que es lo que ha pasado), no podemos debatir si es más eficaz el cuchillo o el revólver con el que nos amenaza. Creo que tenemos que confrontar con estas medidas salvajes construyendo la verdadera alternativa. No simplemente resistiendo en términos de atenuar medidas que no son coherentes en términos de un monetarismo que podríamos llegar a respetar y confrontar con él. Pero esto es extracción lisa y llana, salvaje.

A eso se lo enfrenta peleando y definiendo que hay que hacer a cambio. Creo que nos falta conciencia de que no estamos frente a un programa conservador. Estamos frente a un programa expoliador, de transferencia de recursos instantánea como nunca se vio en la Argentina.

-A partir de este análisis ¿cómo ve el futuro próximo del país?

-Esta gente ha creído que se podía instalar la patria financiera complementada con una suerte de patria contratista secundaria de manera más o menos cómoda. Que era cuestión de que la gente se adaptara. Pero en realidad ha sido tan salvaje que avizoro un escenario de conflicto permanente.

No creo que tengan un proyecto atenuador o conciliador de esto. No van a ir a una mesa de negociación donde dentro de seis meses la mitad de le gente perjudicada se sienta un poco más tranquila. Insisto en la figura del ladrón. El ladrón no negocia con el tipo al que le va a robar.

Esa lógica perversa y sin posibilidad de margen de negociación está instalada. No habrá espacio político que pueda intermediar en el conflicto. Por eso, volviendo al principio, no se puede imaginar que el Evita se separa del bloque legislativo para actuar de intermediario en el conflicto. De ninguna manera. Se separa para tener las manos más libres para actuar en un conflicto que es inexorable.

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