27 junio, 2016
Emma Goldman nacía un día como hoy de 1869
Calificada por J. Edgar Hoover como «una de las mujeres más peligrosas de América», Emma Goldman fue una anarquista lituana y judía que dedicó su vida a la revolución social y la emancipación de las mujeres.

Calificada por J. Edgar Hoover como «una de las mujeres más peligrosas de América», Emma Goldman fue una anarquista lituana y judía que dedicó su vida a la revolución social y la emancipación de las mujeres.
«Si no puedo bailar, no me interesa tu revolución», es una de las frases más celebres de Goldman, que resume mucho del desarrollo teórico y político feminista de todo el siglo 20 respecto del vínculo de las luchas de las mujeres y el cambio social general.
Vivió en Estados Unidos, donde trabajando como obrera textil conoció al anarquismo y a su compañero Alexander Berkman en la adolescencia. Activista y referente, fue encarcelada en 1893. En esa época instigaba públicamente a los obreros desocupados: «Pedid trabajo, si no os lo dan, pedid pan, y si no os dan ni pan ni trabajo, coged el pan».
En 1916 fue arrestada de nuevo por distribuir un panfleto sobre el derecho de las mujeres a elegir sobre la maternidad, el control de natalidad y la sexualidad femenina. Cada vez que daba una conferencia llevaba encima un libro, esperando que la policía la detuviera: «Jamás me faltará lectura para seguir pensando: el arma más importante de la mujer», decía.
Un año más tarde fue detenida junto a Berkman. En este caso, por conspirar contra la ley que obligaba al servicio militar en los Estados Unidos. En plena Primera Guerra Mundial, criticó públicamente el conflicto y lo consideró un acto del imperialismo. Dos años más tarde la deportaron a Rusia.
Residió en la Unión Soviética y junto con muchos otros anarquistas, fue parte del levantamiento de Kronstadt en 1921 contra el gobierno de Moscú. Más adelante, alejada definitivamente del modelo soviético, se alojó en Canadá desde donde apoyó al gobierno republicano durante la Guerra Civil española, en 1936.
Falleció en Toronto en 1940 y sus restos permanecen en Chicago, Estados Unidos.
Libertaria, feminista y revolucionaria, su nombre es una de las claves del pensamiento feminista radical. Decía, por ejemplo, que la libertad de la mujer «debe venir desde y a través de ella misma. Primero afirmándose a sí misma como una personalidad y no como una mercancía sexual. Segundo, rechazando el derecho de cualquiera sobre su cuerpo, rechazando tener hijos al menos que ella los quiera”.
También reclamaba, a principios del siglo XX, que “el derecho a vivir para sí misma, a amar a quienes a ella se le plazca, o tantos como a ella se le plazca”.
«A menos que tengamos una mujer libre, no podemos tener madres libres, y si ellas no son libres, no podemos esperar que la joven generación nos ayude en el logro de nuestro propósito, que es el establecimiento de una sociedad anarquista», opinaba Goldman.
Aquí, un documental sobre su vida y pensamiento, creado por Mel Bucklin en 2003.
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