24 junio, 2016
Brexit histórico: el Reino Unido abandona la Unión Europea
La opción de dejar la entidad supranacional obtuvo el 51,9% de los votos en el referéndum. Tras los resultados, el primer ministro David Cameron anunció que presentará su renuncia en octubre.

En una elección histórica, los votantes del Reino Unido decidieron en un referéndum que el país abandone la Unión Europea. La opción Leave (“Irse”) obtuvo 17,4 millones de votos, un 51,9 por ciento, contra el 48,1 del Remain (“Quedarse”). Así, los británicos se convierten en los primeros en dejar de formar parte de la entidad supranacional conformada en 1993.
Una vez conocidos los resultados, el primer ministro conservador, David Cameron, que lideró la campaña por el Remain, anunció su renuncia para octubre. El referéndum había sido anunciado oficialmente en febrero de este año después de una renegociación de los términos de la afiliación del Reino Unido a la UE, y una promesa de su campaña en 2015.
A la derrota en una disputa que él mismo propuso, se une la división al interior de su propio partido. El ex alcalde de Londres Boris Johnson y el actual canciller, Michael Gove, fueron las caras principales de la campaña por el Leave.
“El país necesita otro liderazgo que lo guíe en el camino que ha elegido”, aseguró Cameron al anunciar su renuncia en la puerta de Downing Street 10, la sede del gobierno. La normativa británica permite que se intente formar un nuevo gobierno, sin necesidad de llamar a elecciones generales. De esta manera, el nombre de Johnson aparece con fuerza para hacerse cargo del lugar de Cameron, invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa y comenzar las negociaciones para la salida de la UE, que durarán dos años.
“Viernes negro”
La salida de la quinta economía del mundo de la mayor entidad supranacional del planeta, que además cuenta con el segundo mercado financiero más grande del mundo, no podía no tener consecuencias en ese plano. El Reino Unido exporta una tercera parte de sus servicios financieros a países de la Unión Europea, una operación que se verá afectada por el cambio en las reglas de juego.
La libra esterlina se devaluó más de un 10 por ciento respecto al dólar, alcanzando su nivel más bajo en 31 años. Las bolsas de todo el mundo sufrieron importantes caídas ante la pérdida de valor de las acciones de los bancos y empresas británicas.
Apenas conocida la noticia del Brexit, el Banco de Inglaterra anunció que ponía a disposición del mercado 250 mil millones de libras, para mantener la estabilidad. Su presidente, Mark Carney, intentó transmitir tranquilidad públicamente, pero nada fue suficiente para evitar una de las consecuencias a corto plazo más previsibles de la decisión.
Aunque se trata de un proceso a mediano plazo, cuyo resultado recién comenzará a verse en el largo plazo, diversas estimaciones apuntan a que el Producto Interno Bruto británico podría contraerse hasta un cinco por ciento, una recesión que el país no vive desde los años ’80.
Una posibilidad para frenar esa caida, propuesta por los tories a favor del Leave como Boris Johnson, es abandonar la UE pero permanecer en el Mercado Común Europeo. Es decir, dejar la unidad política pero mantener la económica. “Esa solución a medio camino sería el peor de los mundos posibles”, opinó el ex ministro de Economía griego Yanis Varoufakis.
Terremoto político
Las campañas a favor y en contra del Brexit se caracterizaron por su transversalidad. Las caras, tanto del Remain como del Leave, fueron los conservadores, sin embargo, todos los espacios políticos se vieron divididos por esta decisión.
El Partido Laborista, liderado ahora por el progresista Jeremy Corbyn, hizo campaña oficialmente por quedarse en la UE. Sin embargo, algunos diputados de su partido se pronunciaron públicamente en sentido contrario, y el propio Corbyn fue acusado de “poca actividad” en la campaña.
Menos de un año después de su llegada, ya se alzan voces al interior del laborismo que piden por la salida de su líder. Al igual que en el caso de los tories y Cameron, la idea de entregarle las posiciones principales a aquellos que estuvieron a favor del Brexit hace mella al interior del partido.
Donde no hubo divisiones fue en la tercera fuerza política del Reino Unido. El ultraderechista Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés), tuvo ayer su día de gloria, tras lograr el objetivo que propone su nombre. “Deshagámonos de la bandera, del himno (de la UE), de Bruselas y de todo lo que no funcionó. Que el 23 de junio sea recordado como nuestro Día de la Independencia”, afirmó su líder, Nigel Farage.
La UE se acomoda al golpe
La decisión de la mayor economía del continente de abandonar la unidad, al menos política, no podía pasar desapercibida para el resto de los líderes europeos. La mayoría de ellos se dedicaron a pedir calma, recordar que el proceso de salida del Reino Unido tomará al menos dos años, y disipar los temores de que este podría ser “el principio del fin” de la Unión Europea.
«No tiene sentido darle vueltas, hoy es un punto de inflexión para el proceso de integración europea», afirmó Angela Merkel. La canciller alemana pidió “calma” y aseguró que espera “unas relaciones estrechas y amistosas” entre la UE y el Reino Unido. El próximo lunes se reunirá con el primer ministro italiano, Matteo Renzi y el presidente francés, François Hollande, para planear los pasos a seguir.
Justamente Hollande se separó de su par alemana, al reclamar que la salida del Reino Unido sea “rápida”. Llamó a “evitar la contaminación del Brexit, que podría aumentar el riesgo de división”. Al margen de la mirada continental, el presidente francés teme que la decisión británica sea un espaldarazo para la ultraderecha en su país, también euroescéptica. La líder del Partido Nacional, Marine Le Pen, salió rápidamente a pedir “otro Brexit” para Francia.
El presidente de España, Mariano Rajoy, que disputará el próximo domingo unas elecciones en las que podría tener que abandonar el gobierno frente a una coalición de izquierda, se esforzó por asegurar a los ciudadanos británicos residentes en la península ibérica que su situación no sufrirá modificaciones, y lo mismo para los españoles residentes en la nación insular. “Mantienen sus derechos en los mismos términos”, afirmó. Según cifras de 2014, unos 300 mil británicos viven en España, mientras que se calcula que unos 180 mil españoles residen en el Reino Unido.
El Brexit es el primer gran golpe político para Europa desde el inicio de la crisis económica, en 2008. El proceso que se abre a partir de este momento, mientras el Reino Unido negocia su salida, tendrá consecuencias políticas y económicas. Por ahora, la preocupación es recibir el golpe, e intentar que no sea de knock out.
Nicolás Zyssholtz – @likasisol
Foto: AFP
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